México exigió «garantías» para que su personal diplomático salga de Ecuador, tras el asalto policial a su embajada en Quito que culminó en la detención del exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, refugiado en la sede diplomática azteca y buscado por la justicia de su país.
El impactante operativo, sin antecedentes cercanos en el mundo, llevó al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador a romper de inmediato relaciones diplomáticas con Ecuador, por lo que calificó de «violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México».
Este sábado, la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana demandó «las garantías necesarias por parte de Ecuador para la salida del personal (diplomático) mexicano», según un comunicado.
Imágenes tomadas por la AFP la noche del viernes muestran a varios uniformados ecuatorianos armados y con un ariete frente a embajada mexicana en Quito.
Al menos uno de ellos escaló el enrejado que rodea el edificio para ingresar y detener a Glas, que enfrenta cargos de corrupción y a quien México concedió asilo el mismo viernes tras haberle dado refugio durante meses.
La embajada de México en Quito permanecía rodeada por policías este sábado a la mañana y la bandera del país había sido removida de su asta en el patio del edificio, constató un fotógrafo de la AFP.
La noche anterior, la canciller mexicana, Alicia Bárcena, dijo a medios que aguardaba una respuesta de las autoridades de Ecuador para enviar un avión y así poder evacuar a sus diplomáticos. «Estamos viendo cuál es la mejor forma de sacar a nuestro personal (…) es todo el personal con sus familias», afirmó.
El gobierno ecuatoriano no se ha pronunciado aún este sábado.
«Brutal»
Glas, vicepresidente del socialista Rafael Correa entre 2013 y 2017, tiene una orden de prisión preventiva por un presunto peculado en obras públicas contratadas luego del devastador terremoto en la costa ecuatoriana en 2016.
Este sábado el político de 54 años salió de la instalación judicial donde se encontraba retenido, en medio de un operativo de seguridad con varios vehículos blindados, constató un fotógrafo de la AFP.
Era llevado a una cárcel de máxima seguridad a Guayaquil, la segunda ciudad del país, según el gobierno.
México calificó el operativo como una «brutal irrupción» y denunció «violencia física» en contra del jefe de misión Roberto Canseco, quien fue sometido en el suelo por un uniformado, según imágenes de la televisión ecuatoriana. El diplomático se encuentra «bien» al igual que le resto de la delegación, indicó la canciller Bárcena.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, defendió la medida alegando que hubo un «abuso de las inmunidades y privilegios» concedidos a la misión diplomática.
«El gobierno nacional defiende la soberanía nacional, sin permitir que nadie tome injerencia en los asuntos internos del país», sostuvo la presidencia de Ecuador en una serie de mensajes divulgados en al red social X a la medianoche.
México anunció que presentará una denuncia contra Ecuador ante la Corte Internacional de Justicia. La convención de Viena garantiza la inviolabilidad del territorio de una embajada.
Escalada
La crisis diplomática inició el miércoles, cuando el presidente mexicano López Obrador planteó un paralelismo entre la violencia que marcó la campaña presidencial ecuatoriana de 2023, durante la cual fue asesinado el candidato Fernando Villavicencio, y la criminalidad que se registra en México de cara a las elecciones del 2 de junio.
Según el mandatario mexicano, el crimen de Villavicencio creó un «ambiente enrarecido de violencia» que, sumado a la «manipulación» por parte de algunos medios, provocó la caída en las encuestas de la candidata izquierdista Luisa González y el repunte de Noboa, quien resultó ganador.
Duro crítico del expresidente Correa (2007-2017), Villavicencio era conocido por sus denuncias sobre el fortalecimiento del narcotráfico a la sombra del poder.
El gobierno de Noboa consideró que esos comentarios «ofenden al Estado ecuatoriano», pues el país aún está de «luto» y expulsó a la embajadora mexicana Raquel Serur, quien aún no ha salido del país.
En respuesta, México concedió el viernes asilo político a Glas, quien permanecía refugiado en su sede diplomática de Quito desde diciembre, alegando una persecución política en su contra.
Ecuador calificó la decisión como «ilícita» y rodeó la embajada con policías en señal de «protesta». En la noche lanzó el operativo que resultó en la captura de exvicepresidente y la ruptura diplomática.
Reacciones regionales
Los gobiernos de Venezuela, Cuba, Bolivia y Honduras -todos de izquierda- condenaron este sábado el operativo de las fuerzas de seguridad ecuatorianas.
«Todo esto constituye una acción que ni en las más atroces dictaduras en la región, como la de Augusto Pinochet en Chile o Jorge Rafael Videla en Argentina, se hayan registrado», dijo la cancillería venezolana en un comunicado.
El expresidente Correa, exiliado en Bélgica desde 2017 y condenado en ausencia a ocho años de prisión por corrupción, dijo que Glas fue agredido durante su detención.
«Jorge tiene dificultades para caminar porque fue golpeado. Todo esto es una locura», escribió Correa en la red social X.
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