Estados Unidos activó en las Naciones Unidas un controvertido procedimiento con resultado incierto, para exigir el restablecimiento en un mes de las sanciones internacionales contra Irán, una medida rápidamente rechazada por sus aliados europeos.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, «notificó al Consejo de Seguridad» un «incumplimiento significativo por parte de Irán de sus compromisos», previstos por el texto que supuestamente impedía que Teherán adquiera la bomba atómica, según una carta de la que AFP obtuvo una copia.
La carta fue entregada personalmente por Pompeo al embajador de Indonesia Dian Triansyah Djani, quien preside el Consejo de Seguridad este mes.
Estados Unidos dice que precisa activar este mecanismo, llamado «snapback», reivindicando su estatuto de «participante» del acuerdo nuclear iraní de 2015.
La medida amplía el abismo que hay entre Estados Unidos y los demás miembros permanentes del Consejo de Seguridad sobre la política de Irán, que comenzó cuando el presidente Donald Trump se retiró en 2018 del acuerdo nuclear con Teherán.
«A pesar de los esfuerzos extensivos y la diplomacia exhaustiva» llevados a cabo por Francia, Reino Unido, Alemania por llevar a la República [Islámica] por el camino correcto, sus violaciones «persisten», afirmó Pompeo, estimando que «Estados Unidos no tiene ninguna otra opción» que activar el «snapback».
Este procedimiento, que nunca antes se había utilizado, surge después de que Estados Unidos sufriera la semana pasada una humillante derrota en el Consejo de Seguridad, al no reunir el apoyo para una resolución de ampliación del embargo de armas convencionales a Irán.
– «Es incompatible» –
El objetivo de este mecanismo es restaurar todas las sanciones internacionales contra Irán que fueron levantadas como parte del acuerdo nuclear de 2015 alcanzado con Teherán a cambio de que aceptara no desarrollar armas nucleares.
Sin embargo, Francia, Alemania y Reino Unido se opusieron a la iniciativa cuestionando el argumento de Estados Unidos de iniciar el «snapback» como «participante» del acuerdo sobre el programa nuclear iraní (Plan de Acción Integral Conjunto JCPoA). Sin embargo, «dejó de ser un participante en el JCPoA tras su retirada del acuerdo» en 2018, indicaron sus cancilleres este mismo jueves en un comunicado.
Francia, Alemania y Reino Unido no pueden «apoyar esta iniciativa, incompatible con nuestros actuales apoyos al JCPoA», añadieron.
Pompeo dijo poco después que Alemania, Francia y Reino Unido han «elegido alinearse con los ayatolás iraníes», a pesar de que representantes de esas naciones le han «dicho en privado que no quieren que se levante el embargo de armas» contra Irán.
La medida iniciada por Estados Unidos amenaza con debilitar ese acuerdo histórico, JCPoA, que Reino Unido, Francia y Alemania – junto con Rusia y China – están tratando de salvar.
Una resolución del Consejo de Seguridad que ratifica el acuerdo, negociado por el expresidente Barack Obama, establece que los estados participantes pueden reimponer unilateralmente las sanciones si Irán no cumple con el acuerdo en general.
El procedimiento «snapback» se supone que debe conducir al restablecimiento de las sanciones después de 30 días, sin posibilidad de que ningún miembro ejerza su derecho de veto, incluidos China y Rusia.
– «Un daño duradero» –
Los expertos afirman que esta medida podría sumir al Consejo de Seguridad en una crisis y levantar dudas sobre la legitimidad de sus resoluciones.
«No hay duda de que la Casa Blanca de Trump está usando el snapback como una desesperada última jugada para quemar la casa del JCPOA antes de las elecciones de Estados Unidos», dijo a AFP Ellie Geranmayeh, una experta en Irán del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
«Este movimiento dejará al Consejo de Seguridad de la ONU en un gran lío, con narrativas que compiten entre las potencias mundiales sobre si las sanciones de la ONU contra Irán deben ser reforzadas», dijo.
«Lo que hace es dejar un daño duradero al Consejo de Seguridad de la ONU y aísla aún más la posición de Estados Unidos sobre Irán».
Pompeo debía discutir la medida con el Secretario General de Naciones Unidas Antonio Guterres en la residencia del jefe de la ONU, e informar entonces a los medios de comunicación.