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07/07/2018 12:41 PM
| Por Luis E. Fidhel Gonzáles *

El colaboracionismo como actitud política

El colaboracionismo como actitud política

El contenido del término “colaboracionismo” ha sido objeto de estudio por la ciencia política e historia como forma de “apaciguamiento” inclusive de negación de principios y valores de determinado actor político que se ve en la necesidad de asumir frente al adversario sus métodos y modales a pesar de considerarlos ilegales, injustos o perversos, siendo una actitud pragmática para procurar la sobrevivencia política con base en justificaciones altruistas invocadas para actuar de esta manera.

Por “apaciguamiento” se ha entendido modernamente para designar la “progresiva” claudicación de los sectores identificados con la “democracia liberal” frente a los retos que imponen los regímenes que las contravienen o amenazan como consecuencia de la perplejidad, la inconsistencia o la satisfacción de intereses inmediatos por quienes llevan las riendas de los sectores democráticos.

Se ha analizado a profundidad este comportamiento a raíz de invasión de la Alemania nacionalsocialista del norte a Francia y toma de París en junio de 1940, y posterior conformación del “Estado Francés” de Vichy surgido cuando el derrotado gobierno francés autoriza al Mariscal Philippe Petain – un anciano héroe de la Primera Guerra Mundial – con “plenos poderes gubernamentales” para suscribir un armisticio con el triunfante ejército alemán concretado el 22 de junio de 1940.

Se justificó para evitar mayores sufrimientos a Francia, estableciendo un gobierno francés al sur teniendo por asiento la ciudad de Vichy; comprometiéndose a “colaborar” con el régimen nacionalsocialista alemán que ocupaba el norte; comportándose o actuando prácticamente como “apéndices” o “extensiones” en esta parte del país manteniéndose una situación de paz y convivencia.

El gobierno de Vichy se vio presionado por Alemania a imponer las directrices nacionalsocialistas en este territorio inclusive combatir a la “resistencia francesa” que luchaba contra la ocupación alemana. Se comienza a repudiar el sistema republicano y democracia parlamentaria de la III República Francesa responsabilizándola de la derrota y decadencia acogiéndose las tesis nacionalsocialistas al respecto. Se estableció un régimen autocrático similar al alemán proclamándose a Petain “jefe del Estado francés”.
Por sugerencia del régimen nacionalsocialista se implementaron las leyes antisemitas vigentes en Alemania. El gobierno de Vichy aportó contingentes de judíos a los campos de concentración alemanes; se calcula que de 350.000 judíos que vivían en Francia para la época, 200.000 fueron deportados y no volvieron jamás.

Ante las necesidades bélicas del avance de la guerra, particularmente en el Mediterráneo y norte de África, como la resistencia soviética en Stalingrado, se incrementó la necesidad de Alemania de controlar militarmente los puertos del sur de Francia. El gobierno de Vichy siempre alegó estricto cumplimiento de los términos del armisticio de 1940, y sugerencias de régimen alemán. En noviembre de 1942, el gobierno de Vichy recibe una carta de Hitler que anuncia la ocupación de la costa mediterránea francesa por la Operación Anton.

El Mariscal Petain a través de un mensaje por la radio protesta la decisión de Hitler pero a la vez ordena que no se ponga resistencia al parecer una forma última de conciliación para mantener el armisticio. Alemania ocupa Estado francés de Vichy conquistando el estratégico puerto de Tolón en el Mediterráneo haciéndose al final de toda Francia.

Posible “colaboracionismo” en la actual política venezolana

Se ha sostenido que en Venezuela se observa una “actitud colaboracionista” por los actores políticos que participaron como candidatos presidenciales en las pasadas de elecciones del 20 de mayo; procurándose como denuncian algunos políticos particularmente de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) una “oposición oficialista” teniendo por objetivo dividir esa organización.

De esta forma ignora las demandas de los principales partidos políticos, lleva a elecciones a candidatos “no competitivos” o con disminuido potencial en este escenario y proporciona una legitimidad formal al “continuismo” en la presidencia de Nicolás Maduro.

La MUD había advertido en el mejor de los casos que estas candidaturas presidenciales asistían a un proceso electoral en el cual no establecían garantías y condiciones para que estas pudieran ser consideradas por “transparentes y justas” al fracasar las Negociaciones de Santo Domingo- República Dominicana sin llegarse a acuerdo sobre estas. 2017-2018.

El candidato de la coalición Avanza Progresista (AP)- MAS y una parcialidad de COPEI sostuvieron la tesis que las condiciones propuestas por el gobierno y rechazadas por la MUD eran lo suficientes para la realización del proceso electoral y manifestaron confianza en el Consejo Nacional Electoral (CNE) al inscribir su candidatura y fuera de la MUD.

Fue acordado por el oficialismo y AP que la observación internacional la realizaría la Organización de Naciones Unidas; representantes de ambos sectores incluido el candidato presidencial viajaron a la sede en Nueva York, aspecto negado por el mismo Secretario General Antonio Guterrez no siendo recibidos por este sino por un funcionario de menor jerarquía manifestando «El secretario general no puede enviar personal de Naciones Unidas a observar unas elecciones sin un mandato específico de la Asamblea General o del Consejo de Seguridad», dijo el portavoz Stéphane Dujarric.

La observación fue sustituida por países de dudosa vocación y tradición democrática, ajenos a la “democracia occidental” como la Rusia de Vladimir Putin o Turquía de Recep Tayyip Erdoğan.

La coalición AP-MAS-COPEI con base en la votación obtenida el 20 de mayo han anunciado que quieren construir una nueva referencia política: “la nueva oposición”. El dirigente de AP, Eduardo Semtei, informó que la nueva plataforma unitaria opositora, solo se entenderá con el Frente Amplio Venezuela Libre, pues a su juicio, la MUD es un organismo inexistente y sin poder de convocatoria.

El secretario general de AP, Luis Romero, indica que “funcionará bajo un esquema horizontal, democrático y con respeto a las diferencias, con base a la necesidad de construir una alternativa democrática frente al ejercicio del poder autoritario, antidemocrático y corrupto del presidente Maduro”.

El ex candidato Henri Falcón impugnó a las elecciones presidenciales ante el Tribunal Supremo de Justicia fundamentado en denuncias sobre irregularidades durante el proceso electoral particularmente sobre “casi 13 mil puntos rojos en los centros electorales” como manifestación de la compra de votos por el oficialismo e indicó que lo hubo también con el voto asistido.

Destaca entre las declaraciones de Falcón que “vistos los altos niveles de desconfianza y la mala fama del Consejo Nacional Electoral”, se exigió “la suscripción de un acuerdo de garantías electorales, donde no solamente los candidatos, sino también el propio ente rector electoral se comprometiera con un conjunto de normas” para que el proceso fuera transparente.

Aspecto que resulta increíble porque esas condiciones la había exigido la MUD en Santo Domingo y no fueron satisfechas por el gobierno lo que produjo la no participación el proceso electoral de mayo, inclusive el dirigente de AP, Enrique Ochoa Antich, había manifestado que «la oposición/MUD cometió un nuevo error al no firmar el acuerdo pues era más lo que se conseguía que lo que no, como un CNE más equilibrado, la misión de observación de la ONU y el sorteo de los miembros de mesa”.

La nueva Plataforma Unitaria propuesta por Falcón aleja la posibilidad de un consenso al “continuismo” del presidente Nicolás Maduro coincide con la MUD de calificar su gobierno de “dictadura” y la búsqueda de un cambio político. Pudiera probablemente configurarse “posiciones colaboracionistas” si bien invoca justificaciones altruistas que a la larga fortalece al adversario inclusive consciente o no realizan el trabajo político de este.

El presidente Maduro, según la opinión de analistas, estaría utilizando reuniones o “diálogos” con sectores no políticos por otro lado impulsa la agenda “colaboracionista” con candidatos y voceros que participaron en las elecciones de mayo para formalmente legitimar su “continuismo” ratificado con la juramentación realizada por la Asamblea Nacional Constituyente, acto con dudoso fundamento constitucional.

Las “posiciones colaboracionistas” universalmente están siempre condenadas al fracaso inclusive terminan tristemente recordadas por ser poco genuinas, oportunistas e inclusive temerarias, desplazadas o ignoradas por el “adversario” a pesar de sostener una actitud “apaciguadora” frente a este; como ocurrió con el Estado francés de Vichy. Las comparaciones o coincidencias con fines académicos podrían resultar no gratuitas en la actual realidad política venezolana.

* Abogado UCAB. Internacionalista UCV

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