El deterioro del panorama mundial y los movimientos de los bancos centrales apuntan a más turbulencias
Según Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, «podríamos ver otros episodios de volatilidad en los mercados, ya que se encuentran en un territorio un poco desconocido».
¿Estamos al borde de una crisis? La combinación de un panorama mundial cada vez más incierto y los movimientos de los bancos centrales está generando una tormenta perfecta en los mercados financieros.
De acuerdo con Reuters, los crecientes indicios de un crecimiento débil y los riesgos que se ciernen sobre el mercado de trabajo ensombrecieron la conferencia anual de Jackson Hole de la Reserva Federal de EE.UU., poniendo de relieve el cambio de trayectoria de la política monetaria a medida que los bancos centrales de EE.UU. y Europa se plantean recortar las tasas de interés.
Mientras la atención de los bancos centrales estadounidenses y europeos se desplaza de la alta inflación al debilitamiento de los mercados laborales, el Banco de Japón reafirmó su determinación de desligar su economía de décadas de apoyo monetario en medio de crecientes signos de crecimiento sostenido de los precios.
Tales divergencias, unidas a la persistente debilidad de China, la segunda economía del mundo, auguran tiempos turbulentos para la economía mundial y los mercados financieros.
¿Futuro lleno de turbulencia?
Los responsables políticos que se reunieron en el simposio económico anual ya tuvieron una muestra de lo que puede venir cuando los débiles datos de empleo de EE.UU. a principios de este mes avivaron los temores de recesión y desencadenaron una caída del mercado agravada por la sorpresiva subida de tasas del Banco de Japón en julio.
Hasta ahora, muchos analistas coinciden con las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que la economía mundial registrará un crecimiento modesto en los próximos años, a medida que Estados Unidos logre un aterrizaje suave, Europa recupere el crecimiento y China salga del estancamiento.
Pero estas previsiones tan optimistas descansan sobre un terreno inestable, ya que surgen dudas en tres puntos elementales:
– En las perspectivas de un aterrizaje suave en EE.UU.,
– Un crecimiento de la eurozona que no se recupera y
– Una China afectada por la debilidad del consumo.
Aunque los principales bancos centrales se inclinan por recortar las tasas de interés, aún es demasiado pronto para saber si estas medidas podrían considerarse una «normalización» de la política restrictiva o los primeros pasos para evitar que el crecimiento se tambalee aún más.
La incertidumbre podría dejar a las acciones y divisas mundiales expuestas a oscilaciones volátiles.
Según Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, «podríamos ver otros episodios de volatilidad en los mercados, ya que se encuentran en un territorio un poco desconocido», dado que los principales bancos centrales han entrado en un ciclo de relajación monetaria tras haber endurecido su política para hacer frente a un repunte de la inflación.
«Japón está en un ciclo ligeramente diferente. Los mercados tienen que averiguar qué significa todo esto, y los mercados reaccionan de forma exagerada. Por tanto, habrá más volatilidad».
Situación compleja para los bancos
En su esperado discurso, el presidente de la Fed, Jerome Powell, respaldó el viernes un inminente inicio de los recortes de las tasas de interés, declarando que un mayor enfriamiento del mercado laboral no sería bienvenido.
Fue un cambio significativo respecto a los comentarios de Powell cuando la inflación se disparó en 2021 y 2022, y afianzó la opinión de que la Fed estaba dando un giro respecto a una política que llevó su tasa de interés de referencia a un máximo de un cuarto de siglo y la mantuvo allí durante más de un año.
Un nuevo análisis presentado en Jackson Hole mostró que la economía estadounidense puede estar cerca de un punto de inflexión en el que una caída continuada de las ofertas de empleo se traducirá en un aumento más rápido del desempleo.
Por su parte, los responsables políticos del Banco Central Europeo convergen en una bajada de las tasas de interés en septiembre, en parte por la moderación de las presiones sobre los precios, pero también por el notable debilitamiento de las perspectivas de crecimiento.
La economía de la zona euro apenas creció el trimestre pasado, ya que Alemania, su mayor economía, se contrajo, el sector manufacturero sigue sumido en una profunda recesión y las exportaciones han flaqueado, debido en gran parte a la débil demanda de China.
«El reciente aumento de los riesgos de crecimiento negativo en la zona euro ha reforzado los argumentos a favor de un recorte de tasas en la próxima reunión de política monetaria del BCE en septiembre», dijo Olli Rehn, responsable de la fijación de tasas del BCE.
Incluso en Japón, los últimos datos de inflación mostraron una ralentización del crecimiento de los precios impulsado por la demanda que podría complicar las decisiones del Banco de Japón sobre más subidas de las tasas.
Aunque el consumo repuntó en el segundo trimestre, hay incertidumbre sobre si los salarios subirán lo suficiente para compensar a los hogares por el aumento del costo de la vida, dicen los analistas.
«La demanda interna es muy débil», afirma Sayuri Shirai, antiguo miembro del consejo del BOJ y ahora académico de la Universidad Keio de Tokio. «Desde una perspectiva económica, hay pocas razones para que el BOJ suba las tasas».
China contribuye al pesimismo
El país más poblado del mundo está al borde de la deflación y se enfrenta a una prolongada crisis inmobiliaria, un aumento de la deuda y una débil confianza de los consumidores y las empresas.
El crecimiento del segundo trimestre, menor de lo esperado, obligó al banco central chino a recortar por sorpresa las tasas de interés el mes pasado, y aumenta la posibilidad de una rebaja en las previsiones de crecimiento del FMI para el país.
«China es un actor importante en la economía mundial. Un crecimiento más débil en China tiene repercusiones en el resto del mundo», declaró Gourinchas, del FMI.
Nuevos indicios de ralentización del crecimiento en EE.UU. y China serían un mal presagio para los fabricantes de todo el mundo, que ya sufren la presión de una demanda tibia.
Las encuestas privadas mostraron que las fábricas tuvieron dificultades en julio en EE.UU., Europa y Asia, lo que aumenta el riesgo de una recuperación económica mundial poco vigorosa.
Para las economías emergentes ricas en recursos, como Brasil, la ralentización de China podría afectar a las exportaciones de metales y alimentos, pero contribuiría a aliviar la presión inflacionista gracias al abaratamiento de las importaciones.
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