El dólar hace sudar a las economías emergentes
La apreciación del dólar en las últimas semanas está impactando en las cuentas de las economías en desarrollo y replanteando el papel de una moneda que durante muchas décadas ha ocupado un lugar privilegiado en la escena mundial.
En abril pasado, el dólar tuvo un avance del 1,9 % respecto a una canasta de seis divisas, pero en los últimos treinta días la apreciación ha sido del 3,6 %, un avance que se ha notado especialmente en el efecto frente al dólar.
El euro cerró este lunes con un valor de 1,1929 dólares. Hace un mes, por cada euro se pagaban 1,2381 dólares, aunque en 2017 por estas fechas el valor se situaba en torno a los 1,10 dólares por cada divisa europea.
Parte del avance registrado en las últimas semanas se ha amortiguado en las fechas más recientes, mientras los mercados están a la espera de comprobar si la tendencia se va a mantener o el dólar recuperará el impulso que tenía a comienzos de este mes.
«Los ánimos han bajado», reconoció el analista de la firma Hantec Markets Richard Perry al describir los movimientos que ha tenido el dólar durante la semana pasada y el empuje alcista que ha tenido la moneda aprovechando la debilidad de otras monedas.
Pero la apreciación acumulada en las últimas semanas no deja de llamar la atención a los expertos y analistas, que, entre otras cosas, ven que los vaivenes en materia comercial de los que es responsable la Casa Blanca están generando distorsiones.
El presidente estadounidense, Donald Trump, está impulsando una renegociación del Tratado de Comercio en América del Norte (TLCAN), sacó a su país del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) y está revisando a fondo los compromisos comerciales con China.
Esas medidas, sin embargo, están debilitando el papel del dólar como principal moneda de referencia en el sistema financiero, y algunos bancos centrales están incrementando sus posiciones en otras divisas, perjudicando al dólar, según The Wall Street Journal.
De acuerdo con datos de la firma Exante Data, las proyecciones indican que los bancos centrales podrían cambiar entre 200.000 y 300.000 millones de dólares de sus reservas que ahora están en dólares en monedas como euros o el yuan chino.
Algo de eso comienza a verse ya: según el Fondo Monetario Internacional (FMI) a finales del año pasado los bancos centrales tenían el 63 % de sus reservas en dólares, el menor nivel en cuatro años, mientras que el euro subió un 20 % y el yen japonés un 4,9 %.
Parte de esta tendencia está ligada a una diversificación cada vez mayor del comercio, lo que hace que la denominación de las reservas tenga en cuenta cada día más los países con los que se tienen relaciones comerciales.
Aun así, para los expertos es difícil romper los patrones establecidos, ya que, según un estudio de la Universidad de Harvard, en 2015 el 40 % del intercambio comercial mundial se hacía utilizando el dólar como moneda.
«Un gran volumen de la facturación en el comercio internacional crea un aumento en la demanda de depósitos seguros de dólares, y por eso confiere un exorbitante privilegio sobre el dólar», sostienen los expertos de Harvard Gita Gopinath y Jeremy Stein.
Pero esa dependencia está creando distorsiones en mercados como el energético, en cuanto a sectores, y generando pesadillas en países de economías en desarrollo, como la Argentina, que comienzan a tener serios problemas financieros.
El petróleo de Texas, de referencia en Estados Unidos, llegó la semana pasada al nivel más alto desde finales de noviembre de 2014 por las tensiones en Oriente Medio y el anuncio de Trump de que se retirará del acuerdo sobre el programa nuclear iraní.
Con el barril en estos precios y la apreciación del dólar, la moneda utilizada para los intercambios energéticos, los países que tienen que recurrir a importaciones de petróleo necesitan cada día más moneda local para pagar sus facturas de crudo.
Pero esta apreciación también está impactado en países como Argentina, que utiliza el dólar para el 88 % de sus importaciones y que tiene denominada en esa moneda la suma de 98.000 millones de dólares en deuda pública y unos 68.000 millones en deuda privada.
En las últimas cuatro semanas, el dólar estadounidense se ha apreciado en un 24 % frente al peso argentino, un 34 % desde que comenzó 2018 y un 61 % desde hace un año.
Según indicó este lunes la agencia calificadora Moody’s, esta depreciación del peso elevará los costos de los deudores argentinos y afectará a la rentabilidad de los deudores cuyos ingresos son principalmente en pesos, «pero que enfrentan costos operativos en dólares estadounidenses».
Las angustias a las que se enfrenta el Gobierno de Mauricio Macri a recurrir la semana pasada ante el FMI y otras instituciones financieras para créditos de contingencia con el fin de conseguir algo de alivio contable.
«El reciente repunte del dólar ha dejado boquiabiertos a los mercados emergentes», sostiene una reciente nota a sus clientes del equipo de analistas de la firma Bank of America Merrill Lynch.
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