El emprendedor y el mercado financiero

En diversidad de ocasiones las personas se preguntan cuál es el negocio que dará prosperidad económica a sus vidas. Buscan y piensan a qué actividad productiva dedicarse para obtener los resultados esperados.

Todos los seres humanos tenemos una huella que nos diferencia a unos de otros. Es exclusivo y personal de cada uno; es el talento para hacer las cosas. El talento no es colectivo; es individual. Descubrir lo que le agrada y puede hacer mejor que las otras personas es la clave. Aquello que puede hacer con facilidad y agrado es su talento específico. Por ello, lo primordial es descubrir nuestro talento para hacer las cosas, que serán nuestras ventajas comparativas y competitivas en el futuro. En segundo lugar, investigar si hay necesidad de ese bien o servicio de parte de las otras personas, es decir si hay mercado. En el momento que un talento hace la comunión con el mercado, en ese momento nace un negocio.

El emprendedor o emprendedora, es la persona que ha descubierto su talento personal, y esta presenciando el nacimiento de un negocio.

El crecimiento de ese negocio requiere de inversiones progresivas que pueden ser financiadas con recursos propios o con endeudamiento. En este punto, el mercado financiero a través de las instituciones bancarias especializadas pueden dar el apalancamiento y acompañamiento respectivo, para que ese crecimiento sea efectivo. Se debe tomar en cuenta que ese financiamiento está orientado al crecimiento de un negocio. Y el negocio se origina en el descubrimiento de un talento.

En definitiva, la secuencia lógica es primero descubrir nuestro talento, para con ello comenzar a hacer, y lo más probable es que en el trayecto nos toparemos con la prosperidad. En la mayoría de los casos, esta secuencia esta invertida: se piensa primero en los negocios que dan prosperidad, para comenzar a hacer, sin tomar en cuenta si se tiene el talento para ello. En este caso, la probabilidad más alta, es que ese negocio tenga corta vida.