El indicador de Warren Buffet muestra una burbuja en el mercado de acciones
A mediados de 2015, cuando trabajaba en una de las consultoras más reconocidas de la city como analista macroeconómico, un gráfico que me llegó en un newsletter a mi correo personal despertó mi interés sobremanera: era el “Warren Buffett indicator” o “Indicador de Warren Buffett”.
Resulta que este indicador –de ahora en más WBI- fue ideado por el famoso billonario para intentar determinar de manera elegante -y técnica – si efectivamente el mercado americano de acciones estaba caro.
La respuesta fue concreta: el mercado estaba algo burbujeante, pero todavía con recorrido por delante.
Hace unos días, más de 2 años después de aquel episodio, y tras leer varios artículos financieros de USA, decidí chequear en qué situación se encontraba este clásico indicador.
Te adelanto: las noticias no son muy alentadoras.
¿Qué es el Indicador de Warren Buffett?
El WBI es uno de los indicadores a los que más atención le presta el exitosísimo magnate norteamericano.
Este refleja la relación existente entre la capitalización del mercado de renta variable –o sea, el tamaño total del mercado de acciones-, y el producto interior bruto (PIB) de la economía a la que representan.
O sea, en criollo, este indicador compara el tamaño del mercado accionario (financiero) con el tamaño de la economía real (PIB) de un país o región particular.
El razonamiento detrás de esto consiste en la correcta intuición de que, más allá de las oscilaciones clásicas determinadas por los ciclos económicos, lo cierto es que, por motivos lógicos, no puede haber un divorcio sustancial entre lo que las acciones muestran y los resultados de la economía real.
¿Por qué? Porque el precio de las acciones está determinado por los resultados actuales y futuros esperados de las compañías, que, en última instancia, emergen de la economía real.
En la medida en que el tamaño del mercado de capitales crezca desproporcionadamente por sobre el tamaño de la economía real, lo lógico es pensar que efectivamente dicha suba de los activos financieros resultará insostenible.
El motivo de esto está atado a lo anterior: en caso de que ambas partes estén muy despegadas, en algún momento, o bien los resultados reales deberían acercarse a las expectativas del mercado, o bien las expectativas del mercado deberían ajustarse a los resultados reales, dándose una especie de reversión a la media o promedio histórico.
En este caso, la teoría va de la mano con la práctica. Siempre que estuvo muy bajo este indicador, subió; y siempre que estuvo muy alto, cayó.
Veamos los números históricos:
Este gráfico muestra la serie histórica del WBI desde 1950 hasta la fecha. De él podemos extraer dos conclusiones:
La primera: que las últimas dos grandes crisis financieras coinciden con previos puntos máximos (crisis punto com en 2000/1 y la crisis sub-prime en 2008/9). Ambas fueron seguidas por dos grandes desplomes, respectivamente;
La segunda: que hoy nos encontramos, a excepción de la crisis puntocom, en máximos históricos. Actualmente, el tamaño del sistema financiero americano equivale a 1,3 veces el tamaño de su economía. Un nivel históricamente alto.
De hecho, si quitamos la tendencia de la serie, lo que vemos es que los niveles actuales se ubican a casi 1 desvío y medio estándar sobre esta media, por encima de la última crisis, pero bastante por debajo de la crisis punto com.
En este gráfico se ve de manera más clara esta tendencia de “reversión a la media”. Siempre y sin excepción, cada vez que el índice tocó máximos locales, tarde o temprano volvió a caer por debajo de la media.
¿Por qué llega a “inflarse” el mercado de acciones?
El mercado de acciones puede inflarse, básicamente, por dos motivos.
En primer lugar, por expectativas sobre resultados futuros, que pueden convalidarse o no.
En segundo, como consecuencia de una política de dinero barato, que empuja a los inversores a tener un mayor “apetito por el riesgo”, convalidando precios de activos financieros mas “inflados”.
Ambos drivers no son excluyentes, sino que pueden combinarse.
Por ejemplo, la crisis puntocom se gestó por el motivo 1. Mucha gente se volcó al mercado de acciones techies pensando que dichas startups traerían resultados excepcionales. Pero se sobre-invirtió en acciones de este tipo, inflando el mercado en su totalidad. Luego, cuando resultó evidente el hecho de que las expectativas estaban sobredimensionadas, el mercado se desplomó repentinamente.
Por otro lado, la última gran crisis financiera –sub prime– tuvo origen en el exceso de oferta de dinero y créditos, que terminó por inflar, tanto el precio de los activos inmobiliarios como el de bonos y acciones.
¿Burbuja en gestación?
Como vimos anteriormente, el tamaño del sistema financiero americano está en un nivel históricamente alto.
A este punto se llegó con el 2do bull market más largo de la historia (101 meses), sólo por detrás del que se gestó entre 1990 y 2000 (117 meses), superando incluso al que derivó en el crash del ’29.
Esta tendencia bullish está enteramente apalancada sobre tasas de interés en mínimos históricos.
Como ya describimos, las tasas de interés bajas despiertan un mayor apetito por el riesgo, inflando tanto el precio de los bonos, como de las acciones.
Lo cierto es que todo parece indicar que estamos parados sobre una burbuja de magnitud histórica.
¿Cómo actuar?
Que estemos parados sobre una burbuja no implica que mañana vaya a explotar.
Por ello, la pregunta del millón no es si se está en niveles burbujeantes o no, sino más bien: ¿cuándo va a tener lugar la corrección?
Para responder a esta pregunta, en mi opinión, hay que prestarle seria atención a la dinámica de las tasas. Basándonos en la historia, lo cierto es que todavía habría recorrido por delante. Particularmente, habrá recorrido mientras la FED se mantenga dovish, o sea, mientras continúen las tasas híper bajas.
Recordemos que la última crisis financiera se desató cuando, en un contexto donde había un sobrestock de préstamos hipotecarios a tasa variable, la morosidad se disparó en gran medida cuando las tasas subieron abruptamente (2005-2007).
Por eso no es casualidad que, esta vez, la FED esté por demás cautelosa a la hora de corregir la borrachera monetaria. Nadie quiere repetir esa parte de la historia.
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