El Poder de la Oratoria, por Renny Yagosesky
Uno de los dones más trascendentes que tenemos los seres humanos es nuestra capacidad para hablar. Hemos sido dotados del poder de la palabra y con ella influimos en otros para lograr objetivos de beneficio común o para alcanzar metas personales. Sin embargo son pocos quienes logran comprender el alcance, los beneficios de desarrollar lo que podríamos denominar “El poder de la Oratoria”. No es por casualidad que tantos importantes líderes que ha conocido la humanidad tenían entre sus mejores atributos una oratoria destacada.
En términos básicos, se entiende por Oratoria, el conjunto de habilidades y actitudes que le permiten a una persona expresarse de manera elocuente y persuasiva, especialmente frente a grupos. Cualquier estudiante, vendedor, líder o docente, requiere potenciar estas capacidades si desea tener éxito. Y es que el dominio de la oratoria trae numerosos beneficios: nos permite vender mejor nuestras ideas, mejorar las relaciones y ganar el respeto y la cooperación de los demás.
Un buen orador debe saber manejar su voz y poder expresarse con claridad, sencillez, concisión, coherencia, fluidez, naturalidad, belleza e impacto. Hablar con claridad, significa tener las ideas claras antes de expresarlas. La sencillez se refiere al uso de un lenguaje comprensible para todos. La concisión tiene que ver con decir lo esencial, con pocas y precisas palabras. La coherencia se relaciona con mantener el hilo temático y no desviarse del tema principal.
En cuanto a la fluidez, quiere decir presentar las ideas de manera corrida, sin pausas largas o muletillas, que revelen inseguridad o escaso vocabulario. La naturalidad se relaciona con desplegar una expresión espontánea sin artificios, afectaciones, fingimientos o poses. La belleza o elegancia expresiva, se propone dotar la expresión de condimentos, de agregados como entonaciones, metáforas o adjetivos, que le den un cierto atractivo al discurso y produzcan en el oyente el deseo de escuchar más. Y el impacto, se refiere a lograr dejar huella en el público, destacar al punto de poder ser recordado luego de finalizar la exposición, ya sea por el tema, la imagen, los conocimientos, el vocabulario, el sentido del humor, la cultura, la versatilidad o la simpatía.
El talento, el conocimiento y la experiencia, son tres comodines muy valiosos en el arte de hablar en público. Aunque existen también aspectos psicológicos que deben considerarse: el buen orador debe querer serlo, confiar en sí mismo, saber usar la voz, disponer de un amplio vocabulario y saber relacionarse con el público.
A manera de resumen, diremos que hablar en público es un don de pocos, no porque no sea un potencial extendido, sino porque pocos se dedican a desarrollar esas potencialidades y tienen la paciencia para ver la semilla del esfuerzo germinar en el momento en que así corresponda.
Si desea aprender a expresarse adecuadamente en público, le recomiendo leer mi libro “El Poder de la Oratoria” en su nueva edición.
El Dr. Renny Yagosesky es Ph.D en Psicología, Conferencista y Escritor
Twitter e Instagram: @doctorrenny
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