El quinquenio perdido
En América Latina se denominó la década perdida a aquellos años de los ochenta en los cuales las economías experimentaron una mezcla nefasta de contracción, alta inflación o hiperinflación e incumplimiento del pago de la deuda externa y el consecuente cierre de los mercados financieros.
Solamente dos países escaparon a esa turbulencia: Chile y Colombia. El resto vio a sus ciudadanos empobrecerse y deteriorarse su calidad de vida. Pero los estragos causados por la década perdida nada tienen que ver con lo sucedido en Venezuela en el quinquenio que va desde 2014 a 2018, cinco largos años de destrucción y ruina de un país. No se conoce un caso en el mundo de un país que sin un conflicto bélico declarado haya sido sometido a la devastación como ha sido el caso de Venezuela en el lapso señalado.
El tamaño de la economía venezolana medido por el PIB en 2018 es al menos 40% menor que lo que fue en 2012, con lo cual el ingreso por habitante ha declinado a un ritmo superior a ese número. La economía sufre una hiperinflación que este año amenaza con pasar de 100.000%, lo que implica la destrucción del sistema de precios, el ahorro, los salarios y las pensiones.
Lo que fue la joya de la corona, Pdvsa, está en una situación calamitosa, al punto que al cierre de 2018 la producción petrolera puede caer a cerca de 1.000.000 de barriles diarios, significativamente menor que los 3.500.000 de 1998 cuando Chávez resultó electo presidente.
Los niveles de pobreza superan el 80% y el espíritu del venezolano está fracturado y la capacidad de emprendimiento destruida por un sistema burocrático que penaliza cualquier iniciativa individual de progreso.
¿Cómo sucedió esta debacle? Hay gente que dice que ello obedece a que Maduro es una persona torpe e ignorante que no sabe qué hacer con el país. Yo no creo esa versión. Algunos argumentan que el problema obedece a que el socialismo no se ha aplicado adecuadamente y lo que hace falta es más socialismo, socialismo del bueno, del que no se ha puesto en marcha ni se conoce en ninguna parte. Esa tesis carece de cualquier sentido.
Desde mi punto de vista, esta crisis la generó Hugo Chávez y explotó con Maduro. Todo el modelo que hoy tenemos es la hechura de Chávez, su obra y pensamiento. Él era una persona enemiga de la iniciativa privada y por tanto favorecía la propiedad estatal de los medios de producción y por ello se lanzó a una frenética campaña de expropiaciones de empresas que hoy en manos del Estado, todas están quebradas y minadas por la corrupción.
Fue Chávez quien estableció un control de cambio y de precios que acabó con los incentivos para producir y fomentó una fuga de capitales monumental. Fue Chávez también quien sustituyó la ley por su voluntad personal como referencia de la conducta del gobierno. Así, lo que sufrimos hoy los venezolanos, esta tragedia sin fin, no la originó Maduro. Este es más bien el continuador de lo que hizo y dejó de hacer Hugo Chávez.
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