El "vía crucis" del crédito: hay empresas que necesitan préstamos para pagar nóminas
El «pulmón propio» sigue dominando la escena como fuente de financiamiento ante la falta de crédito, mientras el consumo se financia cada vez más por vías no bancarias.
La empresa privada venezolana se sigue financiando a propio pulmón, es decir, con sus propios capitales en la mayoría de los casos, debido a que la oferta de la banca pública y privada no es suficiente.
Aarón Olmos, economista y profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), explica que la razón es el altísimo encaje legal que impone el Banco Central de Venezuela (BCV) a la banca, el cual es el más alto del mundo, ya que se ubica en 73%.
Las inversiones o el consumo tienen una fuerte tenaza crediticia. “Antes uno tenía una empresa, pedía un crédito a algún banco por una suma de miles de bolívares, equivalentes a algunos miles de dólares, y compraba materia prima. Eso ya no es posible, al menos por ahora”, declara el vocero.
La Bolsa de Valores de Caracas
Olmos explica que las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Caracas (BVC), están haciendo emisiones indexadas al dólar, lo que les permite obtener dinero fresco para funcionar con alguna palanca financiera, pero que sigue siendo insuficiente.
El experto cita el caso de Ron Santa Teresa que hace poco hizo tres emisiones en dólares, o la empresa de productos cárnicos, Purolomo, que salió al mercado con una emisión de papeles comerciales por 500.000 dólares.
Olmos sostiene que la Bolsa de Valores de Caracas está haciendo un esfuerzo importante por atraer más inversionistas, pero el esfuerzo luce arduo y solo puede rendir beneficios en un plazo mediano o largo.
Empresas Polar ha comenzado –dice- a colocar sus productos en otros países, lo cual le permite acceder a mayores ingresos, que eventualmente sirven para apalancar la operación en Venezuela.
En cuanto al mercado de criptomonedas, enfocado en las empresas, funciona más como respaldo; no tiene mucha relevancia. “Si afirmo que empresas como Santa Teresa, Purolomo o Polar están comprando Bitcoin, mentiría”, deja en claro.
El financiamiento con capital extranjero depende de las alianzas gubernamentales de Venezuela con países como Rusia, Bielorusia, Irán, China, entre otros.
– ¿Cuáles son los sectores más afectados por la falta de financiamiento?
– Manufactura, Calzado, Textiles. No tanto Alimentos y Bebidas. Todos los productos que han sido sustituidos por la importación –como la manufactura- se han visto afectados por la escasez de crédito.
La apreciación del tipo de cambio está haciendo que los productos manufactureros importados resulten relativamente menos costosos que los nacionales en el mercado nacional y la pérdida de competitividad que genera este factor incide en una menor oferta de créditos hacia la industria.
El consumo dolarizado no tiene quién lo financie
El crédito al consumo es la cartera más afectada por la escasez y, en opinión de Aarón Olmos, debe realizarse una regulación que permite un financiamiento bimonetario, tanto en bolívares como exclusivamente en dólares.
Las tarjetas de crédito digitales recientemente emitidas por el Banco de Venezuela (BDV), lo que tienen de interesante es que permiten hacer operaciones en divisas; la gente quiere poder comprar afuera, explica el experto.
La limitación por parte del gobierno en el acceso a divisas es lo que se llama un “corralito”. Pero en Venezuela no es el caso, hasta ahora. Las divisas, en principio, están para todos, y la cantidad de dólares disponibles en el mercado depende de las emisiones que hace el BCV, indica.
“Recientemente, el BCV colocó 68 millones de dólares, y la mañana siguiente, prácticamente no quedaba nada”, echa de menos.
El bolívar sigue sin tener el poder que tenía antes, no nos estamos conectando con el bolívar como el gobierno quiere, porque perdió su naturaleza de reserva de valor.
Pedir prestado para pagar nómina
La nómina es uno de los gastos más altos que tiene una empresa, y está alrededor de 75% del presupuesto de las compañías que operan en Venezuela, dice el economista Aarón Olmos.
«Una cadena comercial paga el salario mínimo y da una compensación en divisas. El dinero que generan las empresas –mucho o poco- se va en pagar nómina, compromisos de rigor con el gobierno, y reponer mercancía. La nómina sale del flujo de caja; pero hay empresas pidiendo préstamos para pagar nómina, y cancelan ese crédito con lo que producen la semana siguiente. Eso es un muy mal signo», advierte el economista.
“Empresas de autopartes, caucheras y ferreterías, por ejemplo, son áreas muy afectadas: están enfrentando bajo flujo de efectivo, y tienen problemas para pagar nómina”.
«Para el gobierno, el encaje legal se ha convertido en una herramienta para controlar las reglas del crédito; el venezolano no puede consumir más de lo que genera al mes. Pero si una persona tiene una tarjeta de crédito podría disfrutar de un margen mayor. El gobierno no tendría por qué mantener el encaje en 73%”, subraya.
El experto cita, entonces, la insurgencia en el mercado de empresas de apalancamiento financiero como Cashea.
“Esta es una empresa de capital de riesgo. Cashea garantiza al retail el pago de las cuotas, pero si el comprador falla, tiene que pagar el monto adeudado más un interés. Han surgido una gran cantidad de empresas que están implantando este sistema de comprar ahora y pagar después”, explica Olmos.
Aarón Olmos también dice que se han puesto de moda los llamados “San” que son formas parabancarias de obtener dinero. Un grupo de personas se pone de acuerdo y coloca -al mes, cada una-, un monto previamente acordado. “Y a cada uno le toca el total en un mes”.
Dos vertientes
Por su parte, el economista Luis Crespo es experto en este tema y es profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
– ¿Cómo se están financiando las empresas privadas hoy en Venezuela?
– Hay dos vertientes: una se apalanca en los créditos indexados que otorga la banca, pero eso tiene poca capacidad o alcance. Y otra vertiente, como la agroindustria, que ha accedido a crédito en la banca pública y privada. De resto, los privados se financian a propio pulmón.
¿Los sectores más afectados? Crespo dice que la construcción está prácticamente desaparecida, el sector químico, la manufactura, entre otros. También el sector automotriz y de ensamblaje de vehículos.
Los menos afectados son alimentos y agroindustria, que han sido más favorecidos, con apalancamiento propio y financiamiento público y privado.
“El crédito al consumo es muy limitado. ¿Qué significa hoy la cartera de crédito de la banca? Puede estar en alrededor de 1.600 millones de dólares, o sea, el 2 o 3% del PIB. La banca fue muy afectada por la hiperinflación y el encaje legal impuesto por el BCV”, establece de modo contundente.
Dice que la cartera de crédito puede equivaler apenas a la de una región de un país pequeño como Bolivia o Perú. Así de grave es la cosa.
“La banca puede decidir prestar toda la cartera de crédito y eso no es nada”, denuncia el académico. Los bancos en Venezuela han hecho grandes esfuerzos por seguir operando, apoyados en tecnología y digitalización, dice, en descargo de los banqueros.
Ante la ausencia de crédito hay un llamado de atención a la banca, y es la aparición de empresas como Cashea, y luego otras que buscar alternativas de financiamiento directo.
“En octubre de 2022 corrió la voz de que se iban a aprobar los créditos en dólares y se generó una pugna entre la Sudeban y el BCV; allí incide la parte política”.
– ¿Cuál sería la solución?
Volver a la institucionalidad. No se puede hablar de un encaje ideal. Pero lo deseable es que el encaje legal garantice el funcionamiento normal de la economía.
Venezuela –dice Crespo- necesita retomar la senda de la prosperidad. “En lo económico la crisis ha incidido incluso de manera muy relevante en la emocionalidad del venezolano”, concluye.
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