La delegación de la guerrilla ELN llegó a Caracas para continuar las negociaciones de paz con el gobierno de Colombia, sacudidas en los últimos días por un supuesto plan de asesinato del fiscal general, Francisco Barbosa.
La «delegación del ELN ya está en Caracas para iniciar el IV ciclo de la mesa de diálogos», dijo en la red social Twitter, ahora X, la guerrilla izquierdista que visitó el mausoleo del libertador Simón Bolívar para rendir un homenaje.
Los representantes del gobierno colombiano, por su parte, llegaron a la capital venezolana el sábado, según indicó el senador Iván Cepeda, miembro de la mesa de negociación que comenzó en noviembre del año pasado también en Venezuela.
No hay detales sobre negociación con el ELN
Las partes no ofrecieron detalles de la agenda a tratar en este nuevo ciclo, aunque Cepeda dijo en un vídeo difundido por su equipo de prensa que este «ciclo va a ser sin lugar a dudas un nuevo desarrollo, especialmente en los temas de participación y cese al fuego».
«Esperamos venir al país con nuevos acuerdos que desarrollen este importante proceso de paz», dijo en el vídeo antes de abordar el avión a Caracas.
En el último ciclo de negociación celebrado en La Habana las partes acordaron un cese al fuego bilateral por un período de 6 meses que entró en vigor el pasado 3 de agosto.
Ese mismo día el presidente de Colombia, Gustavo Petro, sostuvo un inédito encuentro en Bogotá con los jefes negociadores del ELN.
ELN niega amenazas contra fiscal general colombiano
Una semana después, las conversaciones se vieron empañadas por una denuncia de la Fiscalía sobre un supuesto plan de asesinato contra el jefe del Ministerio Público por parte de la guerrilla.
La delegación del ELN negó la denuncia y dijo que era un sabotaje al diálogo.
El gobierno colombiano pidió esclarecer la denuncia y el propio canciller Álvaro Leyva deslizó que podría tratarse de una conspiración contra las negociaciones.
Las Fuerzas Militares investigan seis posibles violaciones a la tregua por parte del ELN.
El ELN se convirtió en la organización izquierdista alzada en armas más longeva de América luego del desarme de la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), en 2017.
El presidente Petro también dialoga con disidentes de las FARC que no dejaron las armas o las retomaron y con otros grupos paramilitares y pandillas que siguen delinquiendo.
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