El ELN, el último grupo guerrillero reconocido en Colombia, anunció este lunes un alto al fuego de 10 días con miras a las elecciones presidenciales del 29 de mayo, cuya intención de voto domina un opositor y antiguo rebelde favorable al diálogo con los alzados en armas.
«Decretamos un Cese el Fuego Unilateral a partir de las 0:00 horas del 25 de mayo hasta las 24:00 horas del 3 de junio, para que quienes deseen votar lo hagan en tranquilidad», señaló el Ejército de Liberación Nacional (ELN, izquierda guevarista) en un declaración difundida en portales de propaganda rebelde.
Siguiendo su tradición de no interferir en procesos electorales, la organización que comanda Antonio García señaló que mediante esta nueva tregua quiere «crear un nuevo momento político» antes de conocer al vencedor de las votaciones.
Si bien señaló que el alto al fuego «cubre a las Fuerzas Militares y de Policía del Gobierno», advirtió que se reserva «el derecho» de defenderse en caso de ataque.
Este lunes el ministro colombiano de Defensa, Diego Molano, desairó el anuncio del ELN añadiendo que ese movimiento pretende «posicionarse para futuros diálogos» con el próximo gobierno.
«Aquí la seguridad la da la fuerza pública», enfatizó Molano en un evento público.
Con un ejército de alrededor de 2.500 combatientes, el ELN abrió la puerta a nueva negociación tras el fracaso de los diálogos que mantuvo en Cuba con el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) y que rompió su sucesor, el derechista Iván Duque, tras un ataque con carro bomba contra una escuela de formación de oficiales de policía que dejó una veintena de muertos en 2019.
«Un Proceso de Paz con el ELN es la mejor oportunidad de abordar asuntos prioritarios para el país como son: la corrupción, los asesinatos de dirigentes sociales y el narcotráfico», sostuvo.
– La paz en campaña –
Al cabo de una intensa y polarizada campaña, los colombianos elegirán al sucesor de Duque, quien termina su mandato de cuatro años hundido en la desaprobación popular y sin opción, por mandato constitucional, de buscar la reelección.
Todas las encuestas dan como ganador al senador y exalcalde de Bogotá Gustavo Petro, un izquierdista de 62 años que combatió a las fuerzas estatales al lado del grupo M-19 antes de firmar la paz a inicios de los noventa. Sin embargo, no le alcanzarían los apoyos necesarios para evitar un balotaje -programado para el 19 de junio-.
Su más probable rival sería el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez, aspirante por una coalición de fuerzas de derecha.
Petro es partidario de «revivir el diálogo con el ELN», en armas desde hace seis décadas, a instancias inicialmente de Naciones Unidas.
Gutiérrez plantea por su parte un combate frontal y, al igual que el gobierno saliente, condiciona cualquier aproximación de paz al cese de las acciones violentas por parte de ese grupo, incluidos los ataques a las fuerza públicas.
El ELN surgió en la Guerra Fría, al calor de la Revolución cubana, y pese a los múltiples golpes que ha recibido a lo largo de todo este tiempo, sigue ejerciendo influencia en varias partes del territorio colombiano.
El mando rebelde aceptó negociar con el gobierno de Santos, Premio Nobel de Paz, de manera paralela a las negociaciones que condujeron al desarme, en 2017, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), hasta entonces la guerrilla más poderosa del continente.
Tras el fin de las conversaciones, reactivó su ofensiva en los últimos años. El gobierno de Duque ha denunciado que una parte de las tropas rebeldes se refugian en el lado venezolano de la frontera con la complicidad de autoridades del socialismo chavista.