El dueño y jefe de Twitter, Elon Musk, está buscando un nuevo CEO para la compañía, pero el escogido tendrá que permanecer a la sombra del millonario, quien considera que la plataforma se salvó de una ruina segura gracias a su liderazgo.
Tras días de un silencio inusual al respecto, Musk dijo el martes finalmente que respetará la encuesta que publicó en Twitter en la que preguntaba a los usuarios si preferían o no su continuidad como CEO.
El resultado, que Musk anticipó que acataría, fue de 57% de votos a favor de que el magnate se retirara del cargo.
«El asunto no es encontrar un CEO, sino encontrar uno que pueda mantener viva Twitter«, escribió Musk.
Apartarse de la operación diaria de Twitter le permitirá a Musk, quien pagó 44.000 millones de dólares por su red social favorita, rebajar las críticas sobre su negligencia en otras de sus compañías, especialmente el fabricante de autos eléctricos Tesla, que ha visto desplomar el precio de sus acciones desde que el multimillonario tomara las riendas de la red social.
Musk ha dado pistas sobre qué tipo de líder está buscando, y ha dejado claro que su trabajo en la plataforma se limitará al área de software e ingeniería de servidores una vez encuentre a «alguien suficientemente tonto» para asumir su puesto.
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Los últimos acontecimientos hacen dudar a los expertos sobre qué tan dispuesto está Musk a ceder el poder, especialmente dada su costumbre de dejarse llevar por sus caprichos.
«Obviamente Musk tiene opiniones muy fuertes sobre cómo debería funcionar Twitter, así que cualquier CEO tendría problemas para implementar su propia visión», considera Ann Lipton, profesora de derecho de la Universidad Tulane.
«Puedo imaginar a los usuarios de Twitter quejándose directamente a Musk -en la misma red- y luego a su CEO operando con la mirada vigilante de Musk sobre su hombro», añade.
Las ocho semanas en las que Musk oficialmente ha sido dueño de Twitter han estado marcadas por el caos, despidos masivos, el regreso de cuentas suspendidas y la suspensión de periodistas críticos con el multimillonario sudafricano.
La adquisición por parte de Musk también ha coincidido con el surgimiento de tuits racistas y de odio, el aumento de la vigilancia por parte de los reguladores y la huida de los grandes anunciantes, quienes aportan los mayores ingresos de Twitter.
Las sucesivas salidas en falso, incluyendo el fallido relanzamiento del servicio por suscripción de Twitter Blue, serán un desafío para quien quiera que sea el próximo CEO.
«Está buscando un clon de sí mismo y es exactamente lo que no necesita», dice Jeffrey Sonnenfeld, profesor de Escuela de Gerencia en Yale.
Muks «no ha destruido completamente Twitter pero está caminando por la cornisa», advirte.
‘A Musk le gusta el dolor’
Entre los posibles sucesores de Musk, por ahora, están muchos miembros de su círculo de confianza.
Medios estadounidenses apuntaron a Jason Calacanis, un inversor y podcaster, y a David Sacks, antiguo ejecutivo de PayPal.
Ambos son acérrimos defensores de Musk y han hecho parte del equipo de asesores en la adquisición de Twitter, como también de su decisión de despedir a la mitad de los 7.500 empleados.
El ex director ejecutivo de T-Mobile John Legere, un especialista en cambio corporativo, ofreció sus servicios antes de la compra, pero el multimillonario tuiteó que no estaba interesado.
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Otros analistas apuntan a la exjefe de Facebook Sheryl Sandberg o a la antigua directiva de Yahoo Marissa Mayer, quienes algunos creen podrían aceptar fácilmente entrar en la impredecible órbita de Musk.
Cuando Musk fue visto en Doha, en la final de la Copa del Mundo de fútbol, junto a Jared Kushner, rápidamente los comentarios en Twitter especularon con la posibilidad de que el exconsejero y yerno del expresidente Donald Trump está entre los candidatos.
En un intercambio en Twitter, el podcaster e investigador de Inteligancia Artificial Lex Fridman ofreció hacerse cargo sin remuneración, a lo que Musk respondó con frialdad: «Te debe gustar mucho el dolor (…) una trampa: tienes que invertir los ahorros de tu vida en Twitter y ha estado en rumbo directo a la quiebra desde mayo. ¿Todavía quieres el trabajo?».
Desde que escribió ese tuit, Musk dice que el trabajo doloroso en Twitter ya se hizo y que su intervención e impresionante recorte de gastos salvó la compañía.
Analistas advierten no obstante que se le estaba agotando el tiempo y que necesita a alguien a cargo rápidamente para traer de vuelta a los anunciantes.
«Destrozó la confianza y la gente no comercializará en un sitio del cual creen que tiene problemas de seguridad y reputación», dijo Sonnenfield.
«La valoración de Twitter disminuye rápidamente. Es un activo altamente perecedero».
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