#Emprendimiento "Cakao Criollo" un modelo de chocolatería saludable con cacao ancestral
Para Ronal Gallegos, fundador de «Cakao criollo», la garantía de un producto de calidad es que se trata de un modelo integrado que va desde el cultivo del cacao hasta la elaboración de los bombones.
El cacao en Venezuela es un cultivo histórico. Antes del petróleo fue uno de los activos sobre los cuales se sostenía una economía siempre vulnerable e incierta; pero, a pesar del cambio que significó el advenimiento del «oro negro», se ha mantenido como un producto de alto valor económico y esencial para la gastronomía del país.
«Cakao Criollo» es un emprendimiento surgido en el estado Portuguesa, en principio, como una opción de economía familiar.
El ingeniero e investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, Ronal Gallegos, junto con sus hijos y esposa, decidió apostar no solo por el cultivo del cacao, sino por una línea de chocolatería baja en azúcar y ambientalmente sostenible.
Bombones de diverso tipo, algunos rellenos con frutas de la región, producidos de manera prácticamente artesanal de principio a fin se han convertido en una marca en ascenso que busca ampliar sus fronteras.
«Cakao Criollo» está en el proceso de convertirse en una marca chocolatera que busca pasar a una nueva etapa, con una oferta variada y, en buena medida, original.
«El consumidor al que pretendemos llegar es una población adulta que viene creciendo con una conciencia de alimentación saludable y orgánica. Nuestros productos son bajos en azúcar y completamente naturales», dijo Gallegos, en entrevista con Banca y Negocios.
«Nuestro público objetivo se mantiene mucho en el tema deportivo, son personas que van regularmente al gimnasio, entrenan… tenemos una visión de generar productos saludables con sostenibilidad ambiental», insiste.
Cacao ancestral
Portuguesa no es una región que se reconozca por su gran producción de cacao, aunque este cultivo se ha propagado como una opción de diversificación para rubros más extendidos; sin embargo, en las zonas de Biscucuy, municipio Sucre, y Chabasquén, municipio Unda, se ha ido posicionando con fuerza.
«Uno de los objetivos de nuestra marca es resguardar la identidad genética del cacao criollo que se cultiva en la región de Portuguesa. En este sentido, desarrollamos una investigación que está identificando genéticamente un cacao criollo Candelario que es ancestral en la región», apunta el emprendedor.
De hecho, Gallegos está próximo a realizar la publicación del estudio para certificar esta variedad autóctona con una denominación de origen.
Un modelo desde la base
En buena medida, «Cakao Criollo» sigue siendo un emprendimiento familiar con una producción limitada, en resguardo de unos estándares de calidad que Ronal Gallegos desea mantener a toda costa.
Con fondos propios y algunas alianzas comerciales ha conseguido formar a sus hijos como maestros chocolateros, pero reconoce que necesita inversión para ganar más economía de escala.
«La maquinaria la hemos elaborado artesanalmente. Por ejemplo, el molino es un equipo casero que ahora opera con un motor eléctrico con correa. Hemos ido avanzando y pasamos a un tostador de tambor de acero inoxidable con motor. Usamos gas para el tostado y controlamos mucho el proceso. Sincronizamos la optimización de la calidad y, para eso, adquirimos también un refinador. Todo eso lo hemos hecho apalancados con las ventas y ahorros», cuenta el emprendedor.
La garantía de un producto de calidad es que se trata de un modelo integrado que va desde el cultivo del cacao hasta la elaboración de los bombones. La confección del chocolate y las recetas de los productos finales, así como su empaque han devenido en un arduo proceso de estudio y experimentación que aún no termina.
En buena medida, Ronal Gallegos, líder de la marca «Cakao Criollo» es un emprendedor venezolano propio de su tiempo. Sin muchos recursos, con dificultades logísticas, ha participado en ferias comerciales y ha promovido, en la escala académica, el interés por el cultivo en Portuguesa.
Su interés es penetrar en mercados más grandes. Caracas es su principal objetivo a futuro, pero está consciente de que debe prepararse para una dura competencia.
«En el corto plazo, nuestro objetivo es que nuestros productos sean reconocidos en los mercados regionales. Guanare, la capital de Portuguesa, es un sitio estratégico para nosotros, porque hay mucha cultura de consumo de chocolate. Estamos pensando en Barquisimeto, Valencia, Maracay. Nuestra diferencia es que queremos enseñar a la gente a consumir chocolate bajo en azúcar», apunta Gallegos.
Gallegos está buscando vías de apalancamiento financiero para incorporar tecnología a su proceso y poder duplicar o más que duplicar su capacidad de refinación que es, apunta, un factor crítico en el proceso.
Posiblemente, alguna alianza con alguna empresa privada o algún ente del Estado podría ser la vía para expandirse en el corto plazo. «Hasta ahora, de lo que vendemos invertimos en el proceso, concretamente en equipo, moldes, empaques… lo hacemos nosotros mismos, porque no tenemos más apalancamiento».
Eventos, ferias gastronómicas y encuentros han servido, por ahora, para dar a conocer este modelo de chocolatería fina de consumo saludable.
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