Entre Harris y Trump: Escenarios sobre la política de Estados Unidos hacia Venezuela
El analista internacional Sadio Garavini sostiene que el enfoque político de Estados Unidos sobre Venezuela será bipartidista, aunque con más incertidumbre si gana Trump.
El próximo 5 de noviembre, Estados Unidos celebra elecciones presidenciales. El republicano Donald Trump y la demócrata, Kamala Harris, se medirán en las urnas, en una contienda que significa mucho para Venezuela.
Si bien fue Barack Obama –un demócrata- quien impuso hace nueve años la primera “sanción” a Venezuela –aunque apenas era una advertencia-, cuando declaró a nuestro país un “thread”, en castellano, “amenaza”, para toda la región, sería Trump quien apretaría la tenaza.
El presidente Joe Biden flexibilizó un poco el esquema de sanciones, pero por los problemas derivados de los desacuerdos producidos por el cumplimiento del Acuerdo de Barbados, recogió las velas y endureció un poco las medidas, pero dejó una especie de puntos suspensivos, sobre los cuales la economía venezolana está parada en estos momentos.
El panorama político y económico del país está determinado por la polémica por el resultado de las elecciones del 28 de julio, certificado por el Tribunal Supremo de Justicia, pero que la oposición política, Estados Unidos, la Unión Europea y más de una docena de naciones latinoamericanas aún desconocen.
En todo caso, conviene preguntarse cuáles serían los cursos de acción si esta situación se mantiene sin solución viable y si, incluso, se imponga el “status quo” político vigente. Partiendo de esta premisa, ¿Cuáles serían los escenarios para Venezuela, según gane Harris o Trump en EEUU?
No habría mucha diferencia
Sadio Garavini es doctor en Ciencias políticas por la Universidad de Roma y PhD en Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela (UCV). En su carrera diplomática, hay que decir que fue viceministro y ministro encargado de Justicia de Venezuela y Embajador en Guyana, Guatemala y Suecia. También ha ejercido la docencia.
“Si partimos del supuesto de que Maduro permanece en el poder, después de lo que está pasando en Venezuela con el tema de las elecciones, no habría mucha diferencia. Venezuela es uno de los pocos casos donde Estados Unidos tiene una posición bipartidista”, rompe el hielo Garavini.
El diplomático calibra que si Maduro se queda en el poder, siendo desconocido por buena parte de los países de la comunidad internacional, empezando por EEUU, la diferencia entre una gestión Harris y una gestión Trump no sería mucha, “si bien tal vez Trump tendría una retórica más fuerte, dado el personaje”, asevera.
¿Quién se impondrá en las presidenciales de EEUU? Bueno, para Garavini la demócrata Harris ha venido recuperándose y es posible que gane “el voto popular”. Estima que todo dependerá del voto en estados como Pensilvania, Wisconsin, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Arizona y Georgia.
Trump, avanza el embajador, ganará seguro el voto latino de Florida. Pero no es lo mismo el voto latino en California o Nuevo México (básicamente votantes mexicanos), y el voto salvadoreño en otros estados.
En torno a las sanciones, “es muy probable que –con un Maduro desconocido por la comunidad internacional- la diferencia de las sanciones de Harris o Trump no sería muy clara, porque –como dije- hay una posición bipartidista”.
– ¿Cómo inciden los conflictos bélicos de Oriente Medio y Ucrania-Rusia en la posición de EEUU hacia Venezuela?
– Inciden en el sentido de que distraen la atención con respecto al caso de Venezuela. Si el conflicto en Gaza se calma, obviamente disminuiría la distracción de Oriente Medio, y Venezuela tendría más presencia en la agenda de Estados Unidos.
Y no son solo esos dos conflictos: Taiwan, el problema entre Filipinas y China. En pocas palabras, todo lo que distrae la atención de la política exterior, afecta en términos de disminuir la atención sobre el caso de Venezuela.
El mismo el caso de Ucrania: ¿Habrá negociaciones o no? Todo eso está por verse.
Todo lo anterior hace que Venezuela disminuya su alcance, pero el hemisferio occidental sigue siendo muy importante para Estados Unidos, y Venezuela, sea con Harris o Trump, seguirá siendo relevante. “Estamos en un momento de incertidumbre”, indica el diplomático.
Un reciente reporte del think tank Crisis Group colocó a Venezuela entre los cuatro riesgos de conflicto más graves del planeta, Sin embargo, en un informe más concreto señala que las ventanas de negociación se reducirán, pero no se cerrarían por completo por el potencial petrolero de Venezuela.
Este grupo sí establece un elemento diferencial entre la hipótesis de un triunfo de Kamala Harris o la de una victoria de Donald Trump, ya que considera que, aunque el republicano podría haber un enfoque más radical, también es posible un camino más pragmático.
Sin embargo, parece casi imposible, por ahora, que Estados Unidos y el resto de los países occidentales que no reconocen el resultado electoral de julio acepten negociar bajo la premisa de la conservación del status quo.
Unos y otros dieron un giro
Para poner la lupa de cerca sobre el tema petrolero, Banca y Negocios consultó los criterios de Francisco Monaldi, experto en la materia y profesor de la Universidad de Rice (Houston / EEUU).
Según Monaldi, tanto la administración demócrata como republicana, dieron un giro en su política con respecto a Venezuela, por una combinación de factores: el primero, es que se pensó que política de máxima presión de la gestión Trump y las sanciones radicales “no habían tenido el efecto deseado y, más bien, hasta cierto punto habían tenido efectos indeseables, porque atribuyeron a las sanciones en parte la inmigración de venezolanos, por la crisis económica”.
El también director del Programa de Latinoamérica del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice, dice que la invasión rusa a Ucrania los hizo pensar en las sanciones más en general, “de hecho trataron de negociar con los iraníes un nuevo acuerdo nuclear, pero no llegaron a nada. Tener sancionados a Irán y Venezuela a la vez era problemático para los mercados energéticos internacionales”, desliza una reflexión.
Por otra parte, Monaldi dice que Europa había presionado en ese sentido.
“La gente a la que le importan los problemas derivados de la inmigración venezolana en el gigante del norte tenían interés en ver cómo mejorar la economía de Venezuela, y abrir un canal más directo con Maduro para tocar este tema”. Este es el conjunto de elementos que hizo que, tanto demócratas como republicanos, cambiaran la política de sanciones hacia Venezuela.
Consenso en endurecer las sanciones
La situación del polémico resultado electoral que beneficia al presidente Nicolás Maduro –expone Monaldi- “los pone en una situación complicada”. Hay varias razones: Trump ha acusado a los demócratas de que la política falló y que el Acuerdo de Barbados fue un fracaso.
Luego, el Congreso de Estados Unidos –de modo bipartidista- ha solicitado a Biden “que endurezca su presión sobre Venezuela”. Y, obviamente, los halcones en el partido republicano generan presiones en ese sentido.
Si bien la administración Biden ha dicho que no revocará licencias, también han dicho que eso podría ser revisado, de acuerdo con lo que ocurra en Venezuela.
“Estamos en un año electoral en EEUU, a pocos meses de las elecciones, con mucha polarización, y todo eso podría incidir en Venezuela”, advierte Monaldi.
Harris: sensible a la democratización
Consultado sobre una gestión de Kamala Harris, el experto petrolero Francisco Monaldi dice que el enfoque sería parecido al esquema actual, con algunas licencias limitadas y cierto diálogo con Maduro; es posible, sin embargo, que se vaya más allá si hay cambios en la democratización de Venezuela.
Sobre Trump piensa que recrudecerá la presión sobre Venezuela. Indica que su equipo para América Latina está constituido por «halcones» cubanoamericanos con una visión muy dura hacia Venezuela.
Pero tanto Bolton y Pompeo, que en su anterior administración fueron sus aliados, hoy son sus enemigos.
Tal vez, dice Monaldi, Trump podría tratar de negociar con Maduro. “La política de Trump no está definida del todo, y tanto en el caso de republicanos y demócratas, si la represión recrudece, puede haber cambios que van desde que restrinjan mucho más las sanciones, hasta que las retiren del todo”, dice, sin pelos en la lengua.
– ¿Qué tan halcones son los halcones republicanos, y “mano blanda” pueden ser los demócratas”?
– Estos no son los republicanos del pasado; esto es Trump. Por lo cual hay una diversidad mucho más grande de opciones, porque si bien hay gente como Marco Rubio, y el jefe de Trump en materia de América Latina, Carlos Trujillo, que es un cubanoamericano de la misma línea dura de los halcones, también sabemos que, en la época previa a la máxima presión, Trump quería hablar directamente con Maduro
«Trump pensaba que ambos podían negociar directamente. Va a depender de qué ala sea la preponderante. Al final, entre el pragmatismo transaccional o lo vía más tradicional, quien decide es Trump. Es muy temprano para saberlo», apunta Monaldi.
En el caso de Harris, es mucho más probable que la política sea continua; por ejemplo, si Biden no retira la licencia de Chevron, Harris no lo va a hacer.
Una suerte de cara o sello
Algunos modelos probabilísticos ponen a Kamala Harris un poco arriba, pero la verdad el escenario electoral está muy reñido. La verdad es una suerte de cara o sello.
Para las empresas que dependen de los permisos de operación de Washington, esto significa pendular entre que se cancelen todas las licencias y una estrategia de mayor pragmatismo pese a que Maduro se quede en el poder.
«¿Qué creo yo? Que habrá continuidad con ligeros ajustes. Dejar las licencias que ya están, que son Chevron, Repsol y Maurel & Prom, y no mucho más. Ese sería mi pronóstico o caso base», advierte Monaldi.
Finalmente, el experto petrolero se refiere a la producción de crudo de Venezuela.
“Si se mantiene ese caso base, la producción petrolera podría subir a un máximo de entre 1.1 y 1.5 millones de barriles diarios”. Si se cancela la licencia de Chevron no llegaríamos ni al millón de barriles.
Para que la producción pase de 1.150.000 millones de barriles por día como piso “se requiere una flexibilización importante de sanciones, y eso no lo veo en este momento”, remata el académico.
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