¿Es posible un mundo sin petróleo? Noruega anticipa lo que ocurrirá en el resto del mundo
¿El pico del petróleo es una realidad posible o una ilusión? La experiencia noruega en el campo de las renovables y los vehículos eléctricos puede servirnos de guía para responder esto.
El mundo se encuentra en un momento crucial en la lucha contra el cambio climático, por lo que desde hace un par de años se ha venido escuchando que el fin del petróleo es una parte inevitable de este proceso.
Pero ¿realmente es así? más que hablar sobre el final del oro negro, lo que se ha pronosticado en múltiples ocasiones es la llegada de un pico de consumo, que no es otra cosa que el momento en el que la demanda de petróleo alcanzará su nivel máximo para, a continuación, estabilizarse y comenzar a disminuir rápidamente.
Muestra de ello es el escenario base de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que establece que en 2030 será el año «mágico» en el que se producirá este hito.
De acuerdo con este escenario, todos los gobiernos cumplen en su totalidad sus compromisos energéticos y climáticos, lo que permite prever que la demanda mundial de petróleo alcanzará su punto máximo en 2030.
Pero… Podría tratarse de un crudo espejismo. La firma de inversión Goehring & Rozencwajg hizo recordar en un artículo para el Economista que 2019 se llegó a pensar como el año del pico del petróleo.
No podríamos estar más equivocados. Lo que realmente ha sucedido es que la demanda ha seguido aumentando. Y de hecho, en pleno 2024 se espera que esta demanda alcance los 103 millones de barriles diarios, 2,3 millones más que en 2019.
Y para los próximos años, aunque las renovables sean la opción tecnológica dominante en materia de nueva capacidad, tienen algo en su contra: el crecimiento demográfico y el «enriquecimiento» de los países en desarrollo, que pondrán en jaque las numerosas proyecciones que apuntan a la pronta llegada del «peak oil».
Es más, hay modelos que ponen en duda la fecha en que el mundo empezará a consumir menos petróleo, a pesar de las previsiones optimistas de varias organizaciones.
Por ejemplo, el equipo de investigación del banco italiano Unicredit publicó recientemente un pronóstico abrumador: la demanda de petróleo seguirá aumentando hasta 2050.
Noruega nos da una pista del futuro
Entonces, ¿el pico del petróleo es una realidad posible o una ilusión? La experiencia noruega en el campo de las renovables y los vehículos eléctricos puede servirnos de guía para responder esto.
Si bien el país nórdico ha dependido del petróleo durante décadas, en los últimos años ha estado estableciendo agrevisas políticas para una transición hacia una economía verde, que han servido para inspirar a otros países.
Pero desde la firma de inversión Goehring & Rozencwajg nos enseñan unos datos no tan esperanzadores: el consumo de crudo y combustibles en Noruega no ha sufrido una caída excesivamente drástica.
Todavía hay más. Noruega ha formado parte de una genuina historia de éxito en el terreno de los vehículos eléctricos.
La incursión de este segmento en el mercado automovilístico del país le ha valido la distinción para que en 2023 los vehículos eléctricos representaran el 82% de todas las ventas de vehículos nuevos en Noruega.
Tanto ha sido el furor que hoy en día la cuota del mercado para este tipo de automóviles es del 20%, lo que hace que sea todo un ejemplo a seguir.
Sin embargo, el caso noruego es más bien un espejismo, es decir, parece algo magnífico, pero que en realidad no lo es tanto o ni siquiera existe.
Es más, los vehículos eléctricos prácticamente no han logrado reducir el consumo de petróleo ni el de combustible, como confirma Bloomberg.
Además, se trata de algo casi inimitable, ya que Noruega tiene una situación privilegiada que le ha permitido aplicar políticas utópicas respecto a otros países desarrollados del mundo.
En primer lugar, según revela los especialistas de G&R, el Gobierno noruego ofrece a los consumidores enormes subsidios para comprar un vehículo eléctrico. Los vehículos nuevos están exentos de varios impuestos costosos y del 25% de IVA.
En promedio, un automóvil nuevo de gasolina tiene que pagar unos 27.000 dólares en diversos impuestos; un vehículo eléctrico equivalente no pagaría nada.
Asimismo, Noruega exonera a los vehículos eléctricos de cualquier peaje en carreteras o transbordadores, y les permite utilizar vías de autobuses, les ofrece estacionamiento y recarga gratuita en zonas municipales, y les garantiza «derechos de recarga» en edificios y conjuntos residenciales.
El espejismo noruego
Y como mencionamos anteiormente, los vehículos eléctricos en Noruega no han afectado como se pensaba a la demanda de combustibles fósiles ni a las emisiones de carbono.
Aunque la demanda de petróleo y las emisiones de dióxido de carbono han caído un 15% desde 2010, la mayor parte de este descenso no está relacionado con las ventas de vehículos eléctricos.
Durante este periodo, la demanda total de productos petrolíferos se redujo en sólo 34.000 barriles diarios, y la gasolina y el diésel representaron sólo el 10% de la caída.
La mayor parte del descenso se debió a la demanda del sector de la calefacción, iluminación y productos petroquímicos.
El futuro sostenible es más complicado de lo que parece. A pesar de que el 20% de los vehículos que circulan por las carreteras son eléctricos, la demanda noruega de gasolina y diésel sólo disminuyó un 4%. ¿Cómo es posible?
De acuerdo con los expertos, los noruegos son reacios a abandonar sus vehículos de gasolina, incluso después de comprar un vehículo eléctrico.
«Estimamos que dos tercios de los hogares noruegos que utilizan vehículos eléctricos poseen al menos un vehículo con motor de combustión interna», añaden.
Entre 2010 y 2022, Noruega sumó 550.000 vehículos eléctricos, pero el número de vehículos de gasolina en circulación, en lugar de disminuir, aumentó en 32.630 unidades.
«Mientras que la población creció un 11%, el número total de automóviles particulares aumentó un 25%. Cuando un hogar con vehículo eléctrico prefiere evitar el peaje de una autopista o un transbordador, tener acceso a aparcamiento o recarga gratuitos o evitar los atascos utilizando los corredores de los autobuses, utilizan su vehículo eléctrico».
«Cuando visitan su casa en la montaña, utilizan su automóvil de gasolina o diésel», comentan los economistas de la empresa G&R.
El análisis concluye señalando que Noruega debería advertir de las consecuencias imprevistas de la adopción a gran escala de vehículos eléctricos, sobre todo cuando los consumidores compran un vehículo eléctrico sin librarse de sus automóviles de gasolina.
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