La propuesta surgió en septiembre desde la Asamblea Nacional, en medio de una tensión por las licitaciones petroleras hechas por Guyana en áreas marítimas pendientes de delimitación.
El 3 de diciembre es la consulta, que expertos califican de «política» y puede terminar incluso debilitando la posición de Venezuela en la disputa, que se dirime en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
«Los intereses vitales, como la soberanía, la integridad territorial, generalmente no se consultan porque se corre el riesgo de que se vote en contra», explica a la AFP el exvicecanciller Alejandro Flemming.
Y en ese sentido, «un resultado adverso sería simplemente inconstitucional», advierte el abogado constitucionalista Juan Rafalli. «Es obligación del presidente de la República y los organismos de seguridad la defensa de la soberanía».
El Esequibo, un territorio de 160.000 kilómetros cuadrados rico en minerales y biodiversidad, es administrado por Guyana y reclamado por Venezuela desde hace más de un siglo.
Venezuela reivindica el Acuerdo de Ginebra, firmado en 1966 con Reino Unido antes de la independencia guyanesa, que establecía bases para una solución negociada y desconocía los límites fijados en un laudo anterior de 1899 suscrito en París, que defiende Georgetown.
La pugna fue reavivada en 2015, tras el hallazgo de yacimientos petroleros por parte de la estadounidense ExxonMobil, de la que Venezuela dice que Guyana es «lacaya».
Referendo sobre el Esequibo: las preguntas y sus implicaciones
El referendo consultivo, no vinculante, tiene cinco preguntas, que abarcan el apoyo y rechazo a ambos laudos, y consulta también sobre desconocer la jurisdicción de la CIJ, aunque el gobierno ya la reconoce.
El punto cinco se refiere a «la creación del estado Guayana Esequiba» y el desarrollo de «un plan acelerado para la atención integral a la población actual y futura de ese territorio que incluya (…) el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de identidad venezolana».
Hasta ahora esa región se identifica en el mapa como «zona en reclamación».
Georgetown tachó la pregunta de «perniciosa» en un comunicado. «La confiscación de un territorio de Guyana constituiría un crimen internacional de agresión» y llamó en comunicados a «resistir».
Mark Kirton, profesor de Relaciones Internacionales en Georgetown, destaca que ya antes vio escalar el conflicto, «pero esta vez fueron más allá. Están hablando de anexión».
Participación no puede ser menor a 75%: la legitimidad como problema
Además del punto clave de los «asuntos vitales», Flemming destaca la importancia de la participación en esta convocatoria, que está cargada de alto contenido político.
«Si la gente no vota o vota en contra sería muy delicado porque si bien es consultivo y no es obligatorio su cumplimiento, mandaría una señal muy negativa», dice el exdiplomático y profesor universitario.
«Una participación óptima tiene que ser 75% para que no quede la menor duda de que todo el pueblo, no una parte, no la mitad, está a favor de la reclamación del Esequibo».
Rafalli considera que el referendo es para «demostrar capacidad de movilización y despertar el nacionalismo» a un año de las elecciones presidenciales.
«Ellos insisten en que esto es Venezuela, pero es Guyana», dijo a la AFP hace un año Kimtse Kimo Castello, un peluquero en Port Kaituma, un pueblo del Esequibo, donde se habla inglés y la autoridad es guyanesa.
El estado que propone el referendo, que se traduce en tener un gobernador y leyes, implica la «posesión del territorio», señala Rafalli. «Ese estado Esequibo es adonde llegaremos el día que podamos tomar plenamente la soberanía venezolana en ese territorio que está en reclamación».
Una invasión parece descartada, aunque ambos países mantienen sus líneas de defensa.
«No podemos combatir a Venezuela», dice Kirton. «Somos un país pequeño, con recursos limitados, sin un gran Ejército (…), tenemos que trabajar en mantener el apoyo diplomático».
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