#Especial: La oferta cultural resiste con la rentabilidad como reto permanente
A pesar de las dificultades económicas, la actividad cultural permanece. Centros como Trasnocho y Cultural Chacao resisten con una oferta programática diversa y de calidad, pero también con la vista puesta en lo comercial.
El nivel de desarrollo de un país no sólo se mide por el PIB per cápita, o sus reservas monetarias. También puede ser un baremo la cantidad y calidad de espectáculos culturales que hay en la capital –y la provincia- cada fin de semana.
En los años 70, 80 y parte de los 90, Venezuela tuvo un gran potencial cultural.
Se organizaban eventos como el Festival Internacional de Teatro (FIT), un evento que llegó a traer al mismísimo Marcel Marceau, el genio de la mímica; o, por ejemplo, la mítica Compañía de Philippe Genty.
Venezuela es el país de Cruz Diez, Alejandro Otero, Jesús Soto, José Ignacio Cabrujas, Isaac Chocrón, Román Chalbaud, Diego Rísquez, Rafael Briceño, Aldemaro Romero, Rajatabla, GA80 y así la lista se haría infinita. Es mentira que Venezuela es puro petróleo, misses y teleculebrones.
Hoy en día, la actividad cultural ha mermado, es verdad. Pero no es menos cierto que hay un movimiento de escritores, teatreros, cineastas, artistas plásticos y otros creadores que constituyen una resistencia de excepción.
La gente quiere arte
Para tomar el pulso a las artes –sólo en Caracas- Banca y Negocios conversó con los directores de dos importantes Centros de Arte: Trasnocho Cultural y el Centro Cultural Chacao. Están pasando cosas, hay público, la gente no se quiere quedar en la ignorancia y la miseria.
José Pisano es –desde hace algo más de un tres años- director general de Trasnocho Cultural, y nos ofrece el relato de cómo marchan las cosas allí.
Al Trasnocho –cuenta- asisten mensualmente un promedio de 12.000 personas. El centro cuenta con cine, salas de teatro, y la Sala TAC, que es el espacio expositivo de artes plásticas.
“Luego, hay una serie de locales comerciales que hacen vida activa en Trasnocho, como la Librería El Buscón, la chocolatería Kakao, un espacio dedicado al queso de cabra, llamado Chivata Bristró, entre otros”, explica.
Lo anterior permite realizar presentaciones de libros, que se suelen hacer en la plaza central.
No tienen un estudio que defina el target. “Yo siempre lo he definido como adulto contemporáneo, pero desde mediados de 2021, cuando asumí la dirección general, nos hemos dedicado a crear eventos para público más joven. Entonces en Trasnocho hay franjas horarias donde varían las edades”, ofrece una aproximación.
– ¿En qué se basan para diseñar la programación?
– El elemento esencial es la calidad. En el caso del cine, lo alternativo, nos abrimos al cine de autor, de otros países. Las muestras por países son una columna vertebral. Allí están –entonces-, el Festival de Cine Francés, el Español –que está en su edición 28- Alemán, entre otros. La idea es mostrar las cintas que han sido premiadas, hacer los cine-foros, etcétera.
“En el caso del teatro, tenemos una sala de más de 300 butacas, y una plural de 106 sillas. A través del Comité de Programación de Teatro, recibimos proyectos, evaluamos, y aprobamos o no. Apoyamos el Festival de Jóvenes Directores, para profesionales menores de 35 años”, desliza una idea que genera optimismo.
“Cada dos años convocamos un concurso de dramaturgia. Acabamos de cerrar su quinta edición”.
Finalmente, la Sala Arte Contacto (TAC) que también tiene un comité de gente muy prestigiosa. Abren espacio a propuestas distintas, no solo en artes plásticas, sino en diseño y arquitectura. También la fotografía, la cerámica, en una sala de tamaño medio.
– ¿Cuál es el principal valor diferencial?
– Por un lado, estar ubicados en el Centro Comercial Paseo Las Mercedes, que tiene un amplio estacionamiento. Pero –sin duda- la calidad de nuestra programación y la continuidad de nuestra oferta. Tenemos productos para todos los bolsillos. Esa mezcla de aspectos, sumado a la calidad de nuestros espacios y de nuestro personal, que hacen su trabajo con la mayor pasión. Lo que queremos al final de día es que Trasnocho sea una experiencia motivadora.
La cultura –lamenta- nunca ha sido rentable. Trasnocho no cuenta con apoyos públicos, y muy pocos privados. “Estamos buscando generar recursos a través de alianzas”, acota.
Es difícil para el gerente precisar qué es lo que más consume el público, pero dice que tal vez el cine sea el protagonista, con el teatro pisándole los talones.
Un oasis en el desierto
En su butaca, Juan Carlos Duque es presidente del Centro Cultural Chacao. Enciende los reflectores: “el número no es siempre igual, pero (dependiendo de los espectáculos) recibimos más de 20.000 personas al mes”, asevera.
Y sazona: Esto incluye –dice- la gente que “viene a las obras, a ver las exposiciones en nuestra galería, ‘La Caja’, o los que vienen a talleres de formación, eventos corporativos, institucionales, y hasta los que asisten sólo a tomarse o comer algo en nuestros cafés”, alude a un remanso de paz que tiene –por fortuna- la capital.
“Nuestro target o nicho principal son mujeres, entre treinta y sesenta y cinco años”, dispara certero. “Son en su mayoría mujeres de clase media y media alta, con un buen nivel adquisitivo medio o alto, que invierte parte de su dinero en sano entretenimiento y ama la cultura”.
– ¿En qué se basan para diseñar la oferta?
– El Centro Cultural tiene como regla el dar cabida a todos, intentar satisfacer a todos los gustos, y la oferta la dividimos entre el teatro cultural, de autor y hasta experimental, y espectáculos más comerciales, que nos permitan cubrir los gastos de la sede y la institución.
Las propuestas se reciben por varias vías, una de las más usadas es el correo electrónico, también se reciben propuestas de productores que se acercan personalmente, o que lo hacen vía telefónica, y algunos son llamados por el mismo presidente o alguno de los programadores.
“Nuestro valor va ligado a la oferta de espectáculos, y que somos el único ente cultural que acompaña al productor durante todo el proceso. También nos diferenciamos en el manejo de la promoción y redes sociales. Le ofrecemos al productor un plan de entrevistas en medios, una rueda de prensa, y la creación (totalmente gratis) de contenidos para sus redes sociales”, revela un dato de mucho interés.
El Centro Cultural –afirma Duque- también se diferencia en que visitarlo, más allá de “ir al teatro” significa vivir una experiencia.
Ofrecen, aparte de las obras, una galería de arte, dos cafés, varias salas de espectáculos y talleres de formación, así como bazares de diseño, música en vivo, conciertos, y presentaciones de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chacao, “que tiene su sede en nuestras instalaciones”.
– ¿Es rentable el negocio del arte en Venezuela?
– Venezuela es un país que tradicionalmente ha desarrollado sus artes, un pueblo curioso, y ávido de conocer nuevas expresiones artísticas, y con una gran oferta de creadores, pero también muy exigente como público.
«Si se ofrecen espectáculos de calidad, y promocionándolos bien, con campañas creativas y novedosas de promoción y de marketing, se puede lograr atraer público a los eventos, y hacer rentable la cultura en nuestro país», apunta Duque.
Es un trabajo –subraya-de “hormiguitas”, con mucha dedicación y constancia, “se puede lograr que sea rentable el negocio del arte en Venezuela”.
Echar mano de la astucia
La estrategia que aplica el Centro Cultural Chacao para captar público es esta: Promoción por redes sociales, promoción en prensa, vallas publicitarias, mensajería de texto y de correos electrónicos, el boca a boca, y por supuesto ofrecer una programación de calidad y dar un buen servicio, tanto a productores como al público que los visita.
Sin dudas las comedias son lo que más consume el público de este centro de arte.
“Son los espectáculos más vendidos, y según entrevistas y sondeos que hemos realizado a nuestro público, lo que más busca es desconectar de la realidad, olvidar (al menos por una hora) la crisis del país, y todos los problemas generados por esa circunstancia, como por otros problemas de índole personal”, deja caer el telón.
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