Europa en alerta: ¿Se acerca una nueva crisis del gas?
Un fantasma del pasado vuelve a acechar la Unión Europea. Con Europa agotando sus reservas de gas natural al ritmo más rápido en seis años y los precios aumentando, la sombra de una nueva crisis energética se cierne sobre el viejo continente ¿estará Europa preparada para afrontar una nueva crisis del gas?
El reciente aumento en los precios del gas ha revivido recuerdos desagradables entre los comerciantes de energía europeos y los Gobiernos, evocando la crisis que se desató tras la invasión rusa de Ucrania en 2022.
En aquel entonces, Europa se vio obligada a reducir su dependencia del gas ruso, lo que provocó un incremento drástico en los precios.
Esa situación no solo exacerbó una inflación ya elevada, sino que también generó preocupación por posibles apagones. Además, los altos costos del gas afectaron a las industrias intensivas en energía, resultando en cierres y pérdida de empleo.
A pesar de estos desafíos, Europa logró atravesar los últimos dos inviernos, en gran medida gracias a un clima más templado de lo anticipado, lo que permitió un consumo energético más bajo.
Sin embargo, según una publicación de OilPrice, el actual tiempo invernal y las bajas temperaturas han ido agotando las reservas de gas natural de Europa al ritmo más rápido de los últimos seis años, lo que ha provocado un nuevo aumento de los precios del gas natural.
En noviembre, los precios se dispararon, alcanzando casi 49 euros (51,6 dólares) por megavatio-hora (MWh) el 21 de noviembre, marcando el nivel más alto en más de un año, según el medio DW.
¿Son justificadas estas preocupaciones?
Según Petras Katinas, analista energético del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), «los precios han aumentado aproximadamente un 40% desde mediados de septiembre», lo que representa un incremento considerable.
La expectativa de un invierno más frío ha suscitado temores sobre el posible agotamiento de los inventarios, que hasta hace poco estaban completamente abastecidos, lo que podría desencadenar un ciclo de incremento en los precios.
No obstante, Katinas sostiene que el dominio de Rusia en el mercado europeo ha disminuido significativamente desde 2022 y considera exagerado referirse a la situación como una «crisis».
«No lo llamaría crisis, especialmente si comparamos lo sucedido en 2022 y 2023», afirma, añadiendo que la mayoría de los Estados miembros de la UE ya no dependen en gran medida del gas ruso.
En cuanto a la dependencia del gas ruso, este país ha perdido su estatus como proveedor clave para la UE. La proporción de gas ruso importado por gasoducto ha caído del 40% en 2021 a aproximadamente el 9% en 2023.
Sin embargo, datos recientes del CREA indican que el gas natural licuado (GNL) ruso sigue representando el 18% de las importaciones totales de gas de la UE, lo que supone un aumento cercano al 5 % desde 2023.
Por otro lado, la importación de gas por gasoducto parece estar llegando a su fin. Austria, uno de los últimos países europeos que aún recibía gas ruso por esta vía, ha dejado de hacerlo tras una disputa legal con Gazprom, la compañía estatal rusa. Aunque Eslovaquia y Hungría continúan recibiendo gas ruso por gasoducto, se prevé que estos acuerdos concluyan a finales de 2024.
El contrato quinquenal entre Gazprom y la empresa estatal ucraniana Naftogaz para el tránsito del gas ruso por Ucrania expirará a finales de este año, y Kiev ha declarado que no tiene intención de renovarlo.
Curiosamente, a pesar de los acontecimientos ocurridos en los últimos tres años, la UE sigue siendo el principal cliente de Rusia tanto para el gas por gasoducto como para el GNL. En octubre, la UE adquirió el 49% de todas las exportaciones rusas de GNL y el 40% de sus exportaciones por gasoducto.
¿Puede el GNL resolver este problema?
Desde que Rusia dejó de suministrar gas por gasoducto a Europa en 2022, el GNL ha ganado peso para ambas partes. Este año, el volumen de GNL ruso importado por el bloque europeo ha aumentado un 15%.
Para Ed Cox, responsable de GNL mundial del proveedor independiente de datos sobre materias primas ICIS, el GNL representa ahora el 34% de la cuota total de gas de Europa desde la invasión de 2022, el doble que antes. El cambio al GNL se traduce en que Europa es ahora más vulnerable a las presiones globales sobre los precios.
En declaraciones a DW, «Europa está más conectada que nunca a los fundamentos de un mercado global». Incluso después de que la demanda europea de gas haya caído alrededor de un 20% desde antes de la invasión rusa de Ucrania, debido a los altos precios, a un clima inesperadamente más cálido y a una mayor producción de energías renovables.
En opinión de Cox, en caso de un invierno frío y fin del acuerdo de tránsito con Ucrania, Europa aún podrá cubrir sus necesidades de gas con GNL. No obstante, correrá el riesgo de que los precios sigan subiendo para competir con la demanda asiática, ya que la oferta no aumentará drásticamente a corto plazo.
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