#Exclusivo | Desalinización: ¿Milagro o falsa esperanza para la Isla de Margarita?
El suministro de agua potable en la Isla de Margarita depende de dos acueductos, el de Clavellinos y el de Turimiquire. Sin embargo, hoy en día el sistema de distribución de agua de la zona se ha convertido en un enemigo y, sin cambios para resolver la escasez, surgen las alternativas como la desalinización.
El agua es clave para la vida, es fundamental para el desarrollo socioeconómico, la generación de energía y producción de alimentos, la salud de los ecosistemas y prácticamente para la propia supervivencia humana.
Escasez, pero mucha escasez de agua
Actualmente resulta que la escasez de agua es un problema medioambiental que va en aumento. La falta de acceso a este vital recurso es cada vez más común para millones de personas en todo el mundo debido al aumento de la temperatura de la superficie y a los fenómenos del cambio climático.
Algunos países, como Chile, ya ven la crisis del agua como una realidad, una donde el agua es insuficiente para las necesidades básicas, señala un científico chileno.
Y es que según la Agencia Internacional de Energía, aproximadamente una cuarta parte de la población mundial no tiene acceso al agua y casi la mitad carece de servicios de saneamiento adecuados. Además, casi dos tercios de la población mundial sufre una grave escasez de agua durante al menos un mes al año, al tiempo que el cambio climático hará que los flujos de este recurso sean cada vez más erráticos.
Desde luego, no son buenas noticias, ya que el agua está estrechamente relacionada con la salud de nuestro planeta, dijo recientemente el presidente de ONU-Agua, Gilbert Houngbo.
Venezuela, a pesar de estar entre los 15 primeros países con mayores reservas de agua dulce del mundo, figura también como uno de los países con peor abastecimiento de agua potable. De hecho, un reciente informe de la ONG Cedice Libertad, alerta de que cerca del 80% de los venezolanos acumulan, al menos, 4 días sin agua corriente en sus hogares cada semana.
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Y hablando de los problemas de agua en Venezuela, no podemos pasar por alto los de una región en particular. Curiosamente, se trata de una isla y esa no es otra que el estado Nueva Esparta, conocido como la perla del Caribe.
La Isla de Margarita es una de las pocas islas del Mar Caribe que se alimenta de agua desde tierra firme. La distribución se logra mediante dos sistemas de tuberías submarinas y su problema de agua empieza justamente aquí, veamos las razones:
- El acueducto Turimiquire, conectado al embalse Santiago Mariño: Originalmente tenía un caudal de 3.500 litros por segundo, según el Ministerio para Ecosocialismo y Aguas. Sin embargo, en 2022 se informó que el sistema se encontraba al 17% de su capacidad, a unos 600 litros por segundo.
- El acueducto Clavellinos, conectado al embalse Rafael Vegas León: Este sistema alguna vez tuvo un caudal de 900 litros por segundo. Pero, para febrero de 2022, la entrada de agua fue de unos 600 litros por segundo, es decir, está al 77% de su capacidad.
Esto dejaría a Nueva Esparta con una entrada de agua de 1.200 litros por segundo.
¿Bastaría este caudal para la población neoespartana? No, no bastaría. Un análisis del sitio web Prodavinci dice que los 4.400 litros de agua por segundo (la suma de los dos sistemas hidráulicos a máxima capacidad) equivalen al beneficio de unos 490.000 habitantes.
Esto significa que este suministro habría sido suficiente para la población en 2011 cuando era de unos 491.000 habitantes. Hoy, sin embargo, la demanda de agua sería mayor, pues las estimaciones poblacionales indican que Nueva Esparta ya cuenta con unos 600.000 habitantes.
Tampoco parece posible que el sistema Turimiquire vuelva a alcanzar su mejor época en cuanto a caudal, pues Frank Velásquez, ex superintendente de Redes de Hidrológica del Caribe, recuerda que el acueducto es una obra de ingeniería de 1960, que fue construida durante el mandato del presidente Rómulo Betancourt y, debido a la falta de mantenimiento en dicho acueducto, se ha perdido su vida útil.
No obstante, a comienzos de este 2023, Hidrocaribe dijo que había culminado con éxito un mantenimiento mayor en dicho sistema. Pero Velásquez cree que esto es en vano, pues las correcciones no duran ni una semana.
De igual manera, tampoco se han realizado obras significativas desde entonces. La última idea para solucionar el problema de la escasez de agua de la isla fue el proyecto del acueducto Luisa Cáceres de Arismendi, con una longitud de 90 kilómetros, que debía ir en paralelo al sistema Clavellinos.
Este sistema de abastecimiento fue propuesto por el gobierno del presidente Hugo Chávez en 2004 y se esperaba que estuviera listo en 2010. Pero, a fecha de hoy, aún no se ha finalizado.
Otro tema aparte son los efectos de la sequía en toda la región oriental, que en los últimos años, por ejemplo, ha generado la disminución del nivel del agua del embalse Clavellinos, en el estado Sucre. Aquí una solución podría pasar por la realización de campañas de sensibilización que permitan reducir en un porcentaje el consumo de agua de la región, pero ésta no es en absoluto la principal solución al problema.
Además, hay que sumar a ello la hidrografía de la Isla de Margarita, la cual no presenta ríos dignos de mención, ya que carecen de curso y volumen de agua.
Entonces ¿Qué soluciones ha ofrecido el Gobierno para resolver esta crisis? Pues bien, en los últimos años ha realizado importantes inversiones en tecnología y estrategias para hacer frente a este déficit. Sin embargo, en la mayoría de los casos esas erogaciones has sido inútiles.
Desalinización ¿realmente es una solución?
Algunas de estas inversiones se han destinado a la instalación de plantas desalinizadoras. La desalinización, no es otra cosa que un proceso que consiste en filtrar el contenido de sales y bacterias del agua del océano para producir agua potable hasta el grifo.
Estas fuentes no convencionales pero bien probadas pueden generar un suministro de agua fiable y de alta calidad, y ahora están reconocidas por las Naciones Unidas para compensar la escasez de agua.
De esa manera, en 2018, el gobierno invirtió 46 millones de dólares para la inauguración de la planta desalinizadora «Boca de Pozo». En ese entonces, Orlando Ávila Guerra, quién en aquel momento era diputado por Nueva Esparta a la Asamblea Nacional, comentaba que se trataba de la tercera planta desalinizadora más grande de América Latina, pues tenía la capacidad para producir 110 litros de agua dulce por segundo y beneficiar hasta 97.000 habitantes.
Tras su instalación, se ha comprobado que el funcionamiento de la planta desalinizadora se encuentra limitado al 20% de su capacidad.
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En la actualidad, según estimaciones efectuadas por un informe elaborado por la Comisión de Aguas del Colegio de Ingenieros de Nueva Esparta, la tan demandada planta apenas supera los 20 litros de agua dulce por segundo.
La desalinización sí es un milagro para muchos países
Pero ¿cómo es que hay millones de personas que sí se abastecen efectivamente de agua mediante la desalinización? Así es, según la Asociación Internacional de Desalinización, más de 300 millones de personas en todo el mundo ya reciben agua de plantas desalinizadoras.
Entre los principales países consumidores de agua desalinizada se encuentran, por ejemplo: Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Bahrein, que son responsables del 70% de la capacidad mundial de desalinización.
En el Norte de África se encuentran también los ejemplos de Libia y Argelia, que ocupan una posición de liderazgo al utilizar cerca del 6% de la capacidad mundial de desalinización. Estados Unidos, por su parte, también figura entre los países que más agua desalinizada consumen, sobre todo en California y partes de Florida.
No obstante, el ejemplo más claro para Venezuela está en España. Específicamente en las Islas Canarias. Primero porque se trata de un clima semiárido, parecido al de Nueva Esparta y segundo porque se trata de un conjunto de islas.
En este lugar, según la emisora de radio «La Diez Capital», la desalinización ha desempeñado un papel muy importante en la escasez de recursos hídrico, ya que las Islas Canarias, con una población total de 2,207 millones para 2019, depende al 100% de la desalinización para obtener una fuente viable de agua potable, gracias a la existencia de 300 plantas desalinizadoras a lo largo del archipiélago.
Las Islas Baleares, en España, también son otro ejemplo de mención. Desde hace años, las Islas Baleares destacan la importancia de preservar y conservar los recursos hídricos del archipiélago. Y resulta idónea valorarla ya que su economía depende en gran medida del sector turístico, igual que nuestra querida Isla de Margarita.
De hecho, el archipiélago cuenta con un proyecto bien interesante que va más relacionado a la gestión eficiente del agua. La región participa en un proyecto europeo denominado “LIFE WAT’SAVEREUSE” y su objetivo principal es paliar el problema medioambiental de la escasez de agua y las sequías mediante la realización de campañas de sensibilización que permitan reducir como mínimo un 10% el consumo global de agua de los turistas durante su estancia en hoteles; promover y sensibilizar a la industria turística para el ahorro y la reutilización del agua; así como reducir el consumo global de agua dulce en un 30%, entre otros.
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Pero, volviendo al tema de la desalinización ¿Por qué no podría ser una opción a gran escala en Nueva Esparta como sí lo es en Canarias? ¿Por qué las desalinizadoras existentes no están al 100% de su capacidad?
Según expertos en la materia, podría ser porque las plantas desalinizadoras son de por sí muy costosas de explotar y requieren enormes cantidades de energía. Así por ejemplo, el costo de convertir el agua del océano en potable alcanza los 0,80 céntimos/m3, casi tres veces el coste del agua natural, esto de acuerdo a los datos de la Asociación Internacional de Desalinización.
La desalinización también tiene costes medioambientales. Además de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por la gran cantidad de energía necesaria para su funcionamiento, el proceso de la desalinización deja restos de salmuera, o agua salada concentrada, que pueden elevar la salinidad del agua de mar y dañar los sistemas marinos locales y la calidad del agua como consecuencia de ello. Por lo tanto, gestionar la salmuera será clave para que la desalinización sea viable en Nueva Esparta.
«la idea es que si conseguimos eliminar la sal del agua, todo se arreglará. Pero es una especie de canto de sirena que al final saldrá mal», dice Robert Glennon, profesor emérito de Leyes y estudioso de la política del agua en la Universidad de Arizona para CNBC. Sin embargo, también está de acuerdo en que la desalinización del océano tiene un tremendo atractivo.
Pero el caso de Venezuela es particular: por ejemplo, con respecto a la planta de Boca de Pozo, se dice que el tendido eléctrico está desfasado, lo que ha obligado a la planta a funcionar con grupos electrógenos, en otras palabras, con plantas de diésel. Esto sin mencionar que posiblemente no existan los recursos suficientes para realizar los mantenimientos respectivos, como ya ha sucedido con otras pequeñas plantas desalinizadoras de Nueva Esparta.
Tampoco se puede pasar por alto todo lo relacionado con los escándalos de corrupción que han surgido en Venezuela en las últimas semanas. Cuando todos los venezolanos creíamos que los ingresos del petróleo o del coque se utilizaban en beneficio de la población, nos encontramos con la cruda realidad, donde unos pocos han manejado de manera irregular las divisas del país, mientras que muchos venezolanos pasan horas sin agua y toda la infraestructura hídrica del país continúa en decadencia, sin prácticamente ningúna inversión significativa a la vista o mejoras en el servicio.
Con semejante desfalco, resulta imposible creer que se inyectará dinero para la reactivación de algunas plantas desalinizadoras o la instalación de otras nuevas.
Soluciones a los desafíos
El agua es un lujo en Venezuela ¿qué alternativas quedan? Con lo que se ha dicho hoy, parece que hay más problemas con la desalinización que ventajas. Sin embargo, si el problema de la desalinización es que es cara de operar, sí que hay iniciativas que ya están buscando una solución desde ese punto de vista.
Usar la energía de las olas
Una solución podrían ser las iniciativas de desalinización ecológicas. Por ejemplo, el año pasado los investigadores del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL, por sus siglas en inglés) desarrollaron un dispositivo de desalinización impulsado por la energía de las olas.
Este tipo de soluciones tiene una gran ventaja que ofrecer en Nueva Esparta, ya que con su uso, las comunidades podrían dejar de depender del diésel para alimentar las plantas eléctricas y de esa manera disminuir el costo de operación.
Usar el poder del viento para resolver la crisis del agua
Es bien conocido que la región insular posee un gran potencial para la generación de energía eólica. Sin embargo, todavía no hemos sido capaces de aprovechar los ingresos por concepto de petróleo para aprovechar la tecnología eólica a nuestro favor.
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El potencial eólico queda demostrado en un estudio de factibilidad realizado por la Universidad Católica Andrés Bello, que indica que la velocidad del viento supera en promedio los 5,19 m/s y en algunas zonas los 11,3 m/s. Ello permitiría, sin duda, el desarrollo sustentable de la región.
¿Y cómo solucionan los aerogeneradores el problema del agua? Tenemos como referencia una iniciativa llevada a cabo en Israel, donde una empresa desarrolló recientemente un aerogenerador de eje vertical que permite que la energía eólica alimente un sistema de desalinización por ósmosis inversa que es capaz de producir entre 500 y 1000 litros de agua desalinizada y eliminar aproximadamente el 93-98,5% de las sales.
Conclusión
La principal actividad económica de Nueva Esparta se centra, sin duda, en el turismo, que se ha establecido gracias a la hermosura insuperable de sus numerosas playas, su infraestructura hotelera y su clima tropical, de entre 27 °C y 28 °C, que se mantiene sin muchas variaciones durante todo el año. Pero este motor no podrá explotarse de mejor manera si continúa la escasez de agua.
Mucho menos se podrá explotar si continúa la corrupción en nuestro principal ingreso: el petróleo. Los expertos han sugerido que Venezuela debe aprovechar la última ventana del petróleo por la transición a las energías limpias para invertir dichos ingresos en la diversificación de la economía. Pero con lo acontecido en las últimas semanas, parece que la gran “bendición” de los recursos naturales no podrá de momento traducirse en beneficios para el país.
En la Isla de Margarita hay muchas cosas… Eso sí, poca agua. A lo largo del artículo hemos evidenciado que hay países que han apostado por la tecnología de la desalinización para su consumo de agua a pesar de ser cara. Por lo tanto, será mejor no pasarlo por alto ya que cada gota de agua dulce producida es valiosa para la población neoespartana.
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