#Exclusivo: La industria nacional del vestido ahogada entre importaciones e informalidad
Roberto Rimeris, presidente de la Cámara Venezolana de la Industria del Vestido (Cavediv), indicó que la industria sobrevive a riesgo de desaparecer.
Las redes sociales son una vitrina y la lista es larga. Hay una gran cantidad de emprendimientos en el área textil y sobre todo enfocada en la comercialización de prendas de vestir.
Sin embargo, para la Cámara Venezolana de la Industria del Vestido (Cavediv) esta área de la producción nacional apenas está sobreviviendo.
Carmen Agostino y su esposo forman parte de la lista de emprendedores que promocionan sus productos a través de las redes sociales. En la capital del país tiene una pequeña fábrica de uniformes para el sector salud. “Nada grande, solo tenemos pequeños y medianos pedidos pero que nos ayudan a tener ingresos”, comentó.
Empezaron a trabajar en la confección durante la pandemia. Carmen había trabajado en empresas similares en el sector formal y quedó desempleada.
A través de plataformas digitales comenzaron a darse a conocer y ahora es un negocio que involucra a toda la familia. Pero no ha sido sencillo avanzar y crecer.
El declive en la industria de la confección de prendas de vestir, que en dos décadas pasó de tener unas 400 industrias formales asociadas a la Cámara a contar apenas con 25 en la actualidad -una reducción de casi 94%- se acentuó cuando la crisis y la hiperinflación empezaron a azotar el país y esta, como el resto de las industrias venezolanas, entraron en una espiral de reducción significativa.
Ahora, la realidad que golpea al sector, explica Roberto Rimeris, presidente de la Cavediv, está condicionada por tres factores: la ropa importada que ha ganado terreno ante la producción nacional, las industrias informales y los emprendimientos que sobreviven a la crisis y los rastros de industrias formales que deben aplicar estrategias de supervivencia.
La importación fácil: un golpe fuerte
Las condiciones económicas en Venezuela, según indica Rimeris, abrió las posibilidades de importación fácil de prendas de vestir, un panorama que golpeó a la producción nacional de prendas y que en la actualidad parece una situación con la que deberán seguir lidiando.
“Tenemos una protección de la importación del casi 100% porque es más barato importar que fabricar aquí”, dice el vocero.
“La inflación local está más elevada que la devaluación, tenemos una inflación que ronda el 196% y una devaluación cuyo valor es la mitad de eso (…) y aunque dicen que hay inflación en dólares, eso no es cierto, lo que pasa es que ahora hay que pagar más dólares para cubrir los mismos bolívares, eso hace que importar sea más barato que comprar localmente y esto es una falla estructural de la economía que es muy fuerte”, explicó.
Rimeris añadió la importación tipo “puerta a puerta” y entre las ventajas que tiene es que es más económica, ya que no paga aranceles ni Impuesto al Valor Agregado (IVA), dado que se trata de una modalidad que la administración gubernamental permitió durante la pandemia para abastecer al país.
“Pero le hizo mucho daño a la producción local y esos bienes que venían con un dólar barato, venían en una condición de importación desleal para la economía en Venezuela”, resaltó.
Empresas y emprendimientos informales andan a ciegas
Los emprendimientos en el área de la confección y comercialización de prendas de vestir abundan y es una situación que, aunada a la instalación de industrias informales, ha sido analizada por Cavediv. Sin embargo, es muy impreciso el diagnóstico que pueda hacer el gremio.
Roberto Rimeris indicó que los análisis al respecto solo pueden ser cualitativos, ya que no hay herramientas estadísticas ni cifras al respecto.
Desde hace unos años, la merma en el sector ha incidido en la imposibilidad de invertir en censos para conocer a fondo la situación. “Tampoco hay cifras oficiales por parte del Instituto Nacional de Estadísticas o del Ministerio de Economía y Finanzas”, advirtió.
En ese sentido, manifestó que proliferan las fábricas informales que no pagan impuestos y que están asentadas en muchos mercados populares en el país, incluyendo Caracas. “También sabemos de los emprendimientos formales pero no los podemos cuantificar, entonces tenemos grandes pinceladas de lo que está sucediendo sin ponerle cifras, porque ni en Cavediv ni en ninguna otra Cámara tenemos la fortaleza de hacer un censo nacional que es costoso”, subrayó.
Fábricas formales: reinventarse o morir
En cuanto a las empresas formales, el gremialista destacó que muchas fábricas cerraron, pero otras pasaron al sector informal para evitar pagos de impuestos, sobre todo las más pequeñas.
Rimeris apuntó que la industria tradicional se ha reducido al mínimo en la última década y la supervivencia solo dependerá de a la estrategia que apliquen, productos que tengan a la venta y lo que puede diferenciarlo en cuanto a lo que llega por importación.
“Por ejemplo, quedan solo fábricas de franela y llegan franelas importadas baratas. ¿Cómo sobreviven? Haciendo pedidos corporativos, a políticos, diferenciándose de una franela con una calidad diferente”, dijo.
El panorama no es alentador a futuro ya que depende exclusivamente, según el vocero, de la mejora y posible crecimiento en la economía para este año y del contexto social y político que tenga el país.
“Llegamos a un punto de tanta amenaza a la industria de la confección, que cada empresa tendrá que buscar una forma de sobrevivir”, advirtió.
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