Exclusivo | Las plagas que azotan a Mérida generan pobreza, parálisis y desolación
Marcos Delgado, nuevo presidente de Fedecámaras Mérida, dijo en una entrevista exclusiva con Banca y Negocios, que asume nuevamente las riendas del gremio en la entidad andina en medio de una situación “inédita”, debido a la crisis que enfrenta el estado con “fatales” consecuencias.
La inseguridad, las limitaciones por la pandemia, el deterioro de los servicios públicos y la escasez de diésel sumado a otros factores impiden el crecimiento económico en el estado Mérida impulsado principalmente por el turismo y la educación.
– Mérida: un estado empobrecido –
El nuevo presidente de Fedecámaras Mérida señaló que los niveles de pobreza en la entidad son más profundos que los del resto del país debido a la lejanía de los centros de decisión y la incomunicación, básicamente por el estado deplorable de las carreteras y falta de vuelos, lo que afecta a los dos motores que mueven a la economía regional, que son el turismo y la educación.
“La Universidad de Los Andes (ULA) tenía más de 60.000 estudiantes. Ahora padece una severa crisis con una enorme deserción estudiantil y profesoral, lo que hace ver a Mérida como una ciudad desierta. Hemos perdido, solo en el Municipio Libertador, más de 150.000 personas que se han ido del país y el aspecto de nuestra capital es de una gran desolación”
– 7+7 = + Recesión –
El método 7+7 implementado por el Gobierno Nacional durante la pandemia resulta ineficiente, a juicio del líder gremial, porque produce distorsiones que debilitan el músculo financiero necesario para que las empresas puedan generar ingresos y cumplir con sus obligaciones.
“Cuando la pandemia se inició, en el mes de marzo del año pasado, hubo un cierre de 20% de las empresas. Algunas se han vuelto a reintegrar, pero con las limitaciones impuestas por el 7+7, junto con otros factores críticos, como la caída de la demanda, la actividad comercial opera en el orden del 50%. El otro 50% no está operativo por las regulaciones. En el caso del turismo, la paralización podemos decir que es casi del 100%. El sector educativo, que es vital para la región, presenta una paralización cercana al 95%”, detalló Delgado.
“En Mérida ya vamos a cumplir 10 años con racionamiento eléctrico, lo que también impide a las empresas activarse con estabilidad”, señala el presidente de Fedecámaras Mérida, Marcos Delgado.
El líder gremial explicó que la deficiencia del servicio eléctrico interrumpe los procesos de producción en la industria, causa daños permanentes en los equipos, además genera un costo adicional porque las empresas deben invertir en sistemas de protección y plantas eléctricas.
“Se tiene que pagar al personal sin trabajar, se pierden materias primas, ya que se prepara la cantidad que se va a usar y al interrumpir el proceso por falta de luz, en muchos casos hay que botar las mezclas de insumos que ya no se pueden usar y se origina un retraso cuando se tienen que reponer equipos que no se fabrican en el país”, explicó Delgado.
– Las mulas como medio de transporte –
La escasez de combustible se suma a las calamidades que atraviesa el estado Mérida, donde los productores se ven impedidos de trasladar la mercancía desde los campos hasta los centros de consumo por la falta de diésel.
“Tenemos seis años padeciendo de la escasez de combustible. Somos veteranos de esta crisis, se sufre demasiado por la falta del servicio”, precisó Delgado.
Aseguró además que el comercio de combustibles en Mérida está totalmente dolarizado.
En los limites con el estado Táchira y en la zonas bajas se consigue la gasolina colombiana a un precio más competitivo, lo que obliga a muchos merideños a manejar 100 kilómetros hasta la zonas cercanas a La Fría donde hay un comercio de combustibles masivo, abierto y tolerado por todas las autoridades que hasta permite traer gasolina extra para el regreso a Mérida.
“La gasolina en las zonas bajas se consigue en un promedio en 0,13 dólares por litro, cuando la gasolina que tenemos en la ciudad, que es escasa, está en el orden de 0,50 dólares. Se forman colas de hasta 4 o 5 días para echar gasolina. En los campos donde está la actividad agropecuaria, como Timotes, la gasolina se dispensa una vez al mes. Cada 20 días llega una góndola de gasolina que no alcanza para nada”, precisó.
Ante esta situación y para tratar de garantizar la distribución de la mercancía, los productores han tenido que recurrir a alternativas que no representan una solución completa, sino un paliativo para no perder toda la cosecha.
“Hemos vuelto a usar las mulas. Hacemos una cantidad de sacrificios para poner los alimentos en el mercado. Usamos carretas, el teleférico ha implementado un sistema para bajar los sacos de papas de la montaña, a través de algunas guayas que, con cierto ingenio, las bajan de un sitio a otro. También se usan carros particulares que no son eficientes, porque la cantidad de papa que cargan es muy limitada”, explica el dirigente gremial.
La informalidad se incrementó en todos los sectores económicos durante la pandemia debido a la paralización de actividades. En el caso del estado Mérida, este factor ha acabado con lo que debe ser la actividad disciplinada de las empresas y se refleja en la venta indiscriminada de productos colombianos que entran al país sin ningún tipo de control.
“No sabemos cuánto kilos de alimentos llegan, pero el estado Mérida está lleno de productos colombianos que, inclusive, se comercializan sin control sanitario y se venden a precios que compiten con los nuestros de forma desleal y generan pérdidas al productor nacional”, denunció Fedecámaras Mérida.
– Voracidad fiscal –
El nuevo presidente de Fedecámaras Mérida denunció que la Alcaldía de la capital merideña, basándose en acciones personales, ajustó los impuestos al valor del Petro, violando las ordenanzas previstas, por lo que han iniciado un proceso de discusión para lograr revertir esta situación, que no solo hace que las empresas tengan que pagar mucho más dinero por su actividad económica, sino que también impacta en los pagos del servicio de aseo urbano, lo que perjudica a la población.
“Una casa normal de clase media puede pagar alrededor de 150.000.000 de bolívares por impuesto municipal al año. Esa feroz presión tributaria hace a las empresas improductivas. No hay ganancia, estamos trabajando para el Estado”, denunció.
“El centralismo nos tiene agotados, nos encantaría manejar el teleférico de Mérida y nuestros aeropuertos, porque todo se decide en Caracas. Hasta para comprar un lápiz hay que pedir permiso al gobierno nacional. Esta situación ha traído un manejo irregular de los trámites en la Administración Pública, pues todo hay que pagarlo extra. Inclusive si quieres iniciar un proceso, alguna propina tendrás que dar”, señaló Marcos Delgado.
Para el titular de Fedecámaras en el estado andino, una prioridad es restablecer el intercambio comercial formal con Colombia y aprovechar el potencial de crecimiento que brinda una mayor integración con el país vecino.
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