#Exclusivo | Los pros y los contras del nuevo acuerdo comercial con Colombia
Tras señalar al gobierno de Venezuela de acoger a grupos paramilitares y la posterior implantación de un estado de excepción en varios municipios de Táchira, en 2015, el presidente Nicolás Maduro –en medio de una tormenta diplomática- cerró la frontera con Colombia.
La frontera. Se trata de una extensión de 2.200 metros, que serpentea entre ambas naciones, y cuyo flujo comercial solía ser muy beneficioso, de lado y lado. Luego de la victoria del izquierdista Gustavo Petro en las presidenciales de 2022, finalmente el 26 de septiembre pasado se reabrió.
Caída brutal
Los expertos aseguran que el reto es volver a dinamizar la balanza comercial a los niveles de hace 10 o 15 años. En 2008 el intercambio comercial entre Colombia y Venezuela remontó hasta los US$ 7.200 millones. El promedio era de US$ 2.300 millones por año.
Pero aquí toca bajar la cabeza: en 2021 esa cifra se colocó en apenas US$ 300 millones, la más baja de la historia reciente. El año pasado, tras la apertura parcial del paso fronterizo, repuntó hasta los US$ 800 millones.
Germán Umaña, ministro de Comercio de la hermana Nación, ha dicho que la meta es duplicar esa última cifra para este año. La Universidad Nacional de Colombia calibra que la apertura -el pasado 1 de enero- del Puente Internacional Atanasio Girardot (comúnmente conocido como “Tienditas”) puede aportar US$ 300 millones al intercambio binacional.
Grandes expectativas
La reapertura de la frontera ha generado grandes expectativas en ambas naciones, tras 7 años de hostilidades diplompaticas entre Caracas y Bogotá. “El intercambio y la cooperación entre nuestros pueblos reinician con buen pie”, expresó Maduro. La cosa quedó flotando en el aire como una nube de optimismo y desconfianza a la vez, pero esta semana pasada las noticias disiparon la bruma.
El 18 de febrero pasado, un comunicado de la Asociación Venezolana de Exportadores (AVEX), fijó posición sobre el Acuerdo de Alcance Parcial No. 28, firmado en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), entre la República Bolivariana de Venezuela y la República de Colombia.
El jueves 23 de febrero de los corrientes los presidentes de ambas naciones firmaron una modificación de dicho Acuerdo. Se busca –dice AVEX- mejorar las condiciones de acceso de productos venezolanos a Colombia, mediante eliminación o rebaja de aranceles de aduana, que pueden llegar hasta 35%.
Venezuela como proveedor sustituto
AVEX dice haber seguido los previos muy de cerca, y haber identificado más de 500 productos que importa Colombia de terceros países “que totalizan aproximadamente USD 7.000.000.000”, originarios esencialmente de EEUU, “en los cuales Venezuela puede ser un proveedor sustituto”, reza el texto citado.
“Con la modificación del AAP No. 28 disminuyen las asimetrías comerciales generadas por la aplicación de preferencias arancelarias que afectaban negativamente el aparato productivo venezolano”, se lee en el documento.
Pero tal parece que todo no está tan claro, y queda mucha tela que cortar, muchos hechos concretos que determinarán (o no) que Venezuela no sea la “huerfanita”, con una capacidad utilizada de su aparato productivo de apenas 38%, mientras Colombia es un “gigante” al lado nuestro, con 86% operativo de su capacidad en operación.
¿Mejor que lo que teníamos?
Luis Alberto Russián es presidente de la Junta Directiva de la Cámara Colombo Venezolana (Cavecol). Abogado de la UCAB, acumula más de 27 años de experiencia en Comercio Internacional en los sectores público y privado.
-¿Cuál es su posición frente al el Acuerdo de Alcance Parcial No. 28?
-Los términos de acceso de los productos nacionales a Colombia, y de allá hacia acá, son mejores con este acuerdo, con respecto a lo que teníamos.
-¿Por qué?
-Teníamos un acuerdo totalmente desigual, y en esta reforma se procura disminuir las desigualdades de los términos de intercambio. Lo que pasa es que no es lo óptimo, o no es lo que muchos sectores querían.
Relata que el Acuerdo original se negoció en un momento cuando Venezuela tenía una alta renta petrolera, “y compraba mucho” a Colombia. Y, además, en un momento en el que había comunicación entre los sectores público y privado.
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Ese Acuerdo –denuncia- se realizó de manera inconsulta con los sectores productivos del país. Entonces la mayoría del histórico de mercancía colombiana entraba con cero aranceles a Venezuela. Es decir, en los 90 había una zona de libre comercio de cero arancel para ambos países, expone el dirigente gremial.
¿Qué pasó? Russián cuenta que los productos colombianos no pagaban arancel para entrar en Venezuela, pero algunos productos venezolanos sensibles para la hermana República, sí eran gravados en las aduanas vecinas.
-Pero ahora algunos productores criollos denuncian que para pasar la mercancía de Venezuela a Colombia hay una gran cantidad de requerimientos de todo tipo…
-Es verdad. Mientas estuvimos en la Comunidad Andina de Naciones (CAN) las normas técnicas, fitosanitarias, zoosanitarias, todo se armonizaba. Todo se negociaba entre Venezuela y Colombia, junto con los otros miembros de la CAN. Pero desde que salimos de la CAN, Venezuela no le consulta a Colombia, y viceversa. De modo que los criterios según los cuales se otorgan los permisos, los registros, etcétera, son distintos.
Con esta nueva reforma se crean –informa- unas mesas técnicas para determinar normas con criterios fitosanitarios y zoosanitarios adecuados
-Entonces, no está todo dicho, es perfectible…
-Claro que es perfectible. El Acuerdo no es perfecto, pero es mejor en cuanto a las condiciones de acceso que lo que teníamos.
“Todos los productos que Venezuela puede exportar a Colombia ahora sí gozan de preferencias arancelarias. Antes no”, deja en claro.
Revisión cada seis meses
Luego, Russián admite que las condiciones socioeconómicas de Venezuela son un peso en la balanza a favor de Colombia. Pero argumenta que para eso están las mesas técnicas, para hacer todos esos planteamientos; el Acuerdo está supuesto a revisarse cada 6 meses.
El experto pone un ejemplo: en harina de maíz precocido, Colombia produce con maíz genéticamente modificado en EEUU, lo cual hace más barato el producto colombiano que el venezolano. “Ahora, para que tenga preferencia arancelaria, al menos 50% del maíz debe ser colombiano”, pone los ojos sobre un aspecto positivo, aparentemente.
-¿Qué es lo mejor que tiene el acuerdo?
–La oferta exportable venezolana tiene garantizado arancel cero para entrar en Colombia. Y, por otra parte, por las condiciones de Venezuela, el vecino país aceptó que le pusieran aranceles en algunos productos.
Es importante resaltar que algunos productores venezolanos consultados pusieron sobre el tapete que producir papas y hortalizas en Colombia es mucho más barato, y podría pasar que los mismos comerciantes venezolanos compraran esos productos en el país vecino para colocarlos en los anaqueles de los mercados y supermercados locales.
Russián reconoce que eso es verdad. Cuando se le sugiere que corre la voz de que podrían convocarse a paros y manifestaciones, expresa:
“Eso puede pasar, porque estamos en un proceso de reacomodo de los mercados, hay distorsiones, venimos de muchos años de distanciamiento. Yo lo que recomendaría es que se haga presión, porque cada sector se conoce a sí mismo, y lo importante es generar espacios de diálogo, mesas de trabajo, y ver cómo se va ajustando”, redondea sus ideas.
Y añade: esto es como una primera corrección, pero –como dije- el Acuerdo está supuesto a revisarse cada seis meses. “Quizás los colombianos no están tan contentos, porque dada la situación de Venezuela, tendrán que pagar aranceles en algunos rubros”, remata.
Hasta ahora hemos abordado el tema por el flanco institucional. Pero, vayámonos llano adentro, a la sabana, a Los Andes. ¿Qué piensan de este Acuerdo los productores mismos? Esos que no tienen apoyo del Estado, ni crédito, ni financiamiento, sino que trabajan la tierra con su propio pulmón, sometidos –además- al peligroso acecho del ELN y la disidencia de las FARC.
¿Qué dicen los productores?
Alirio Méndez, es vicepresidente de Apropatáchira (Asociación de Productores de Papa del Táchira). Méndez ofrece una declaración desde los sembradíos, desde las vísceras del tema que nos ocupa.
“En esos acuerdos siempre ha salido desfavorecida la producción nacional”, pone la queja, de entrada.
Argumenta que la economía de Colombia es más grande que la venezolana. “Ellos tienen financiamiento, de los bancos, de las casas comerciales, no hacen las colas que hacemos nosotros para buscar gasolina y gasoil, por lo cual los costos de producción de ellos son mucho más bajos que los de nosotros. En el Acuerdo se exoneran nuevos impuestos y eso va a crear una competencia desleal”, habla sin medias tintas.
Sazona diciendo que buscan reunirse con el Ejecutivo para que “no sea tan grande la invasión de esos productos en Venezuela”.
-¿Qué acciones proponen ustedes?
-Pues, vamos a esperar que eso sea aprobado en Gaceta Oficial. Creo que tiene que pasar primero por la Asamblea Nacional (AN). Vamos a esperar que este acuerdo sea oficial y ahí tomaremos decisiones.
-Pero, ¿no tienen algunas ideas de lo que se podría hacer?
-No podemos hablar de paros, ni nada, todavía, porque primero tenemos que hablar con los organismos competentes.
Méndez es contundente: “Esos acuerdos de verdad deberían ser recíprocos, porque uno va a exportar de aquí a Colombia, y le ponen miles de ‘pericos’ (trabas) en las aduanas, y los organismos colombianos como el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), y no es posible exportar”, declara a rajatabla.
Aboga por que no sea un contrato leonino sino equilibrado.
“Lo primero será reunirnos con el gobernador Freddy Bernal, y luego en Caracas con el ministro o el Ejecutivo”.
-¿Ustedes no gozan de ninguna ventaja competitiva sobre los productores colombianos?
-En algunas temporadas tenemos sobreproducción. Pero tanto la papa como las hortalizas están a muy bajo precio, por la misma situación del país; esperamos que eso mejore con el incremento de salario que está anunciado. Traer productos colombianos va a poner a sufrir al productor venezolano, porque en estos momentos no hay demanda en Venezuela.
Producir a pérdidas
Informa que un saco de 6 kilogramos de papa se está vendiendo a US$ 30, por lo cual están yendo a pérdidas. Todo los fertilizantes vienen de Colombia, añade a la ecuación.
No han hecho contacto con los organismos colombianos. Lo que se recoge en el gremio es “preocupación”. También Colombia tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, el cual está inundando con leche al país neogranadino.
“Con una exoneración de impuestos y aranceles esos productos van a venir a Venezuela”, perjudicando a los productores locales, explica Alirio Méndez.
-En cuanto a la calidad, ¿cuál es la ventaja de la papa venezolana?
-Aquí tenemos una variedad canadiense y europea que se llama “granola”. Esa papa amarilla no se consigue en Colombia. Ellos producen papa negra.
Méndez dice que los productores neogranadinos están haciendo inversiones que el campesino venezolano no puede hacer. En lo referente al consumidor la papa colombiana se vendería más barata, dice.
Dentro de los linderos de su propia tierra, Gerson Pavón es el vicepresidente ejecutivo de Confepapa (Confederación Nacional de Productores y Comercializadores de Papa en Venezuela). Nos ofrece una visión extraída de su propia cosecha.
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La estocada final
Pavón es lapidario a las primeras de cambio. Para él, este Acuerdo de Alcance Parcial No. 28 es la “estocada final” al productor venezolano.
Insiste en los agricultores venezolanos producen con pulmón propio, y hacen un sacrificio por alimentar al consumidor nacional. Cuenta que si se van a traer papas importadas desde Colombia, para ellos es más favorable convertirse en comercializadores, porque no desperdician el campo, ni pagan obreros, entre otros factores. Así de rudo.
El dirigente cree que no debería permitirse este Acuerdo. “Hemos salido adelante pese a todos los obstáculos que nos impone la crisis del país; por eso no se explica que Maduro hable de fomentar la producción nacional y el emprendimiento”.
Pavón tiene una opinión contraria a la de Alirio Méndez, y cree que la papa colombiana será más costosa en los anaqueles para el consumidor final.
“Los aranceles no se los van a reducir cuando llegue al mercado de mayoristas y al consumidor final, entonces yo creo que es cosa de hacer una revisión. Es más, no una revisión. Sencillamente no aceptar que ese tipo de importaciones lleguen a Venezuela, porque además pueden perjudicar: no sabemos qué tipo de agroquímicos están usando los colombianos. Ya nosotros estamos sosteniendo reuniones”, se pone en guardia.
-Si vemos el vaso medio lleno, ¿Venezuela tiene algunos factores a favor?
-Los productores colombianos tiene el apoyo del Estado, y distintas fuentes de financiamiento. El productor venezolano sigue produciendo con sacrificio y por el amor que le tiene al campo.
-Es decir, ¿Venezuela no tiene ninguna ventaja competitiva?
-Tenemos cómo producir para poder exportar. No es que no tengamos cómo competir. Podemos competirle a Colombia en muchos rubros, el problema son las trabas que pone ese país en las aduanas, a través del ICA, por ejemplo.
Pelea de burro contra tigre
Pavón recuerda las múltiples reconversiones monetarias que hemos tenido, y las grandes dimensiones de la economía de Colombia. Piensa que lo ideal es que los productores criollos “no tengan esa competencia”.
Refiere que en estos momentos en Venezuela se está produciendo una enfermedad de la papa llamada “verruga”; y eso viene de Colombia, precisa el líder gremial.
En resumen, se siente un gran descontento en el campo, pero los entes institucionales parecen estar felices con la modificación hecha al Acuerdo de Alcance Parcial No. 28.
No hay que perder de vista que la frontera estuvo cerrada 7 años, y se instalaron mafias que seguirán operando. Lo deseable sería que sobre las mesas técnicas referidas por Russián se pongan todas las quejas y puntos de vista, de modo que el comercio bilateral, que tan provechoso nos fuera otrora, vuelva a ser un caudal de riqueza para estas dos naciones hermanas, sin que a nadie se le pudra su huacal, ni se le paren los tractores.
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