#Exclusivo | Patricia Monteferrante (IESA): La necesidad activa el emprendimiento pero el futuro luce incierto y complejo
El pasado 9 de febrero de 2022, Nicolás Maduro Moros llamó al sector financiero público y privado a facilitar los trámites para el financiamiento en apoyo a los emprendedores.
Maduro anunció la creación del Servicio Nacional de Emprendimiento de Venezuela, que tendrá como objetivo –dijo- la articulación de “todas las instituciones financieras, el fondo de financiamiento y todas las instituciones vinculadas, en aras de avanzar con pasos firmes hacia un rumbo eficiente y de mucha eficacia”.
En todos los centros comerciales del país, se creará la ventana digital «Emprender Juntos», para que todos los emprendedoras puedan realizar el respectivo registro para el fortalecimiento de este sector, “que forma parte de la Agenda Económica Bolivariana”, reza una gacetilla del Ministerio de Energía y Petróleo.
El 02 de marzo, en evento televisado por VTV y redes sociales, también lanzó el portal Vitrinavenezuela.com. Ese día anunció el lanzamiento de una cadena de delivery, para la cual se habían adquirido 30 motos. El viceministro de Comercio Nacional, Luis Villegas, dijo que “el portal Vitrinavenezuela.com sirve para mostrar estas 30 motos que se están sumando, para llevar los productos directo al comprador”.
Hace parte todo esto de un conjunto de medidas de corte liberal, que han puesto sobre la mesa la expresión “el capitalismo de Maduro”. Un despacho de la agencia Bloomberg destaca cómo tal cosa ha hecho que muchos migrantes regresen al país.
Pero el emprendimiento es un tema multifactorial y complejo. Luego de más de 20 años de políticas de restricciones de todo tipo, el gobierno comienza a lanzar estas señales.
Para revisar este tema en profundidad, Banca y Negocios conversó en exclusiva con la profesora Patricia Monteferrante, coordinadora del Centro de Emprendedores del IESA.
A juicio de la docente, «una manera de evaluar el emprendimiento en Venezuela es revisar el ecosistema emprendedor de nuestro país. Específicamente, un ecosistema emprendedor se refiere a una comunidad en la que diversos actores, que incluyen empresarios potenciales o existentes, capitalistas de riesgo, ángeles inversionistas y bancos, así como universidades y organismos del sector público, que son organizaciones que se relacionan entre sí, con el objetivo de promover el emprendimiento desde cada una de sus funciones o especialidades».
«En este sentido, el ecosistema emprendedor venezolano ha sido considerado como uno de los menos sofisticados de América Latina. Esta evaluación del ecosistema emprendedor se fundamenta en el Índice Global de Emprendimiento (GEI), que incluye tres dimensiones: actitudes hacia el emprendimiento, capacidades emprendedoras y aspiraciones».
Venezuela presenta las mejores perspectivas en lo que respecta a las actitudes hacia el emprendimiento: “el emprendimiento es bien visto en nuestro país”. Esto parece estar en concordancia con que, durante más de 15 años, un número creciente de actores del ecosistema promovieron el emprendimiento y además capacitaron y formaron a personas que estaban interesadas en esta actividad.
Sin embargo, la situación social, política y económica de Venezuela, el desmantelamiento de buena parte del entramado empresarial y la ausencia de políticas públicas relacionadas con el emprendimiento, debilitaron al ecosistema y, por ello, las iniciativas que lo integran son consideradas esfuerzos aislados y poco articuladas entre sí.
Considerando estos aspectos, las iniciativas como la Ley para el Fomento y Desarrollo de Nuevos Emprendimientos, la creación del Fondo Nacional de Emprendimiento, con un capital semilla de 46 millones de bolívares (aproximadamente 10 millones de dólares), la creación del Registro Nacional de Emprendimiento (RNE), así como, otras medidas que facilitan la concesión de créditos, deben ser considerados como un primer paso positivo, dado que el Estado se incorpora de manera activa en el ecosistema emprendedor venezolano.
“Sin embargo, es fundamental y crítico que el Estado venezolano articule sus iniciativas con instituciones y organizaciones que han hecho vida históricamente en esta comunidad. Específicamente, a través de la coordinación de estos esfuerzos y la colaboración entre los actores del ecosistema emprendedor, el impacto de cualquier política de esta naturaleza será mayor y promoverá con mayor énfasis la reconstrucción del tejido empresarial del país y su economía.
– ¿Qué es emprendimiento? –
P: -Luego tenemos el “rebusque”. Personas que tienen un trabajo fijo, pero venden tortas, o prestan servicios de plomería, de taxi, por ejemplo. ¿Puede considerarse emprendimiento?, porque el emprendimiento necesita empresarialidad y, en consecuencia, ¿académicamente estos esfuerzos de supervivencia califican como emprendimientos?
-Antes de responder concretamente la pregunta, es importante realizar algunas conceptualizaciones. Los emprendimientos se pueden clasificar según su naturaleza, sean estos por oportunidad o por necesidad. Dentro de los emprendimientos por oportunidad están los emprendimientos por estilo de vida, los cuales, si bien no tienen un impacto en forma directa en el crecimiento económico, generan ambientes positivos de emprendimiento, que además traen consigo desarrollo y bienestar a largo plazo en la comunidad donde se desarrollan.
También dentro de los emprendimientos por oportunidad se encuentran los “emprendimientos dinámicos” que son impulsados por equipos emprendedores que identifican una oportunidad de negocio con alto potencial de crecimiento, a escala regional o global. Estos son los emprendimientos que contribuyen de manera significativa al desarrollo económico de los países y son además la principal fuente generadora de nuevo y mejor empleo.
En este sentido, buena parte del impacto de un buen ecosistema emprendedor debe caracterizarse por promover emprendimientos dinámicos.
Por otro lado, los emprendimientos motivados por necesidad son siempre objeto de una gran discusión por parte de los especialistas en este tema. Los detractores de estas iniciativas señalan que no contribuyen al crecimiento de una economía y que están relacionados con la pobreza. Sin embargo, otros académicos sugieren que podrían ser favorables cuando un país enfrenta elevadas tasas de desempleo.
Dada la situación de nuestro entramado empresarial, la mayor parte de los emprendimientos que se generan en Venezuela son por necesidad. Sin embargo, también es posible encontrar algunas iniciativas fundamentadas en la oportunidad que tienen potencial de convertirse en dinámicas (por ejemplo, Venemergencia y Asistensi, Yummi, Ridery, Gastro.No-mía), las cuales muestran que, incluso en medio de una profunda crisis, pueden surgir oportunidades para aquellos con las habilidades, motivaciones y capacidades adecuadas.
Estas iniciativas siguen siendo escasas en Venezuela. Sin embargo, y como sugieren Acs, Szerb, Lafuente y Márkus, en emprendimiento, la calidad importa más que la cantidad.
También es importante mencionar -señala Monteferrante- que el gran reto no solo es promover emprendimientos dinámicos, sino tratar de transformar parte de los emprendimientos por necesidad en emprendimientos de oportunidad asociados al estilo de vida, que en definitiva también tienen un pequeño impacto en el desarrollo y bienestar de la comunidad en el que se desarrollan.
«En consecuencia, hay que ayudar a estos emprendedores a dar el brinco, a través de formación que implique entender e internalizar su modelo de negocio, de manera que puedan acceder a recursos (financiamiento, asesorías, entre otros). En este ámbito, es imprescindible que todos los actores del ecosistema emprendedor colaboren y coordinen acciones (Estado, Sector Privado, Instituciones Educativas, Inversionistas, entre otros)», dice la coordinadora del Centro de Emprendedores del IESA.
– Las franquicias como opción –
«Según Profranquicias, entiendo que han llegado al país nuevas franquicias internacionales, en especial desde España, Estados Unidos, Colombia y México. En este sentido, la tendencia marcada es hacia las microfranquicias, es decir, aquellas que exigen un capital menor, que generalmente oscila entre los 2.000 y 8.000 dólares», sostiene Patricia Monteferrante en conversación con Banca y Negocios.
También Profranquicias indicó que, en el último trimestre del 2021, aproximadamente el 65 % de las empresas no habían cerrado tiendas (algo que ocurrió de manera muy marcada en 2020), y además el 70 % había instrumentado nuevas tecnologías, sugiriendo cierta reactivación, a pesar de las dificultades económicas y las complicaciones asociadas a la pandemia.
P: -¿Cómo ve el IESA el tema del emprendimiento en Venezuela? Ustedes participaban en un índice global donde Venezuela siempre resultaba puntero. Especialmente en la época de oro de las franquicias, y del surgimiento de pequeñas empresas.
-El futuro del emprendimiento en Venezuela luce bastante incierto y complejo, considerando la situación política, social y económica del país, así como el poco articulado ecosistema emprendedor con el que contamos. Tal y como referí previamente, una gran proporción de los emprendimientos venezolanos, tanto formales como informales, han surgido como respuesta a la hostilidad del entorno, específicamente a la baja capacidad de la economía para generar empleos de calidad. Por ello, el emprendimiento en Venezuela se basa más en la necesidad que en la oportunidad, por lo que no necesariamente son considerados como un mecanismo que promueva el desarrollo económico a través del empleo, la innovación y el bienestar.
Y añade: «Sin embargo, a pesar de este contexto, no se puede perder de vista que Venezuela, si bien se encuentra mal posicionada en la mayoría de los componentes del índice GEI, se destaca en el tema de las actitudes emprendedoras. Por lo tanto, no sorprende encontrar casos de éxito que sugieran que existe un movimiento emprendedor cuyo enfoque son las oportunidades más que las necesidades. El Índice de Emprendimiento Global (GEI) recopila estadísticas de emprendimiento tomando como base el ecosistema emprendedor de 137 países, y es un indicador diferente al GEM».
«Con respecto al Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que es una iniciativa a escala mundial para la medición del emprendimiento y la identificación de los factores que, a escala institucional, cultural, normativo y de políticas públicas, determinan el nivel de actividad emprendedora, te comento que este año estaremos participando conjuntamente con la Universidad Católica Andrés Bello».
– Tres grandes obstáculos –
P: -¿Cuáles son los principales obstáculos de los emprendedores en Venezuela?
-En términos generales, Venezuela no muestra un ambiente propicio para hacer negocios. Tal y como lo sugiere el índice Doing Business del Banco Mundial, reseñado a mediados del año 2021. Según este índice, Venezuela era el primer país de la región, y el tercero en el mundo, con más riesgos para hacer negocios. Sin embargo, la dolarización de la economía abrió la posibilidad de hacer negocios con una moneda relativamente estable.
Por otra parte, contar con un Ecosistema emprendedor poco articulado también se convierte en un elemento crítico para el emprendimiento en Venezuela. En efecto, en muchas circunstancias existe una oferta de servicios que podrían ayudar a los emprendedores, pero éstos no pueden identificarla y por consiguiente acceder a ella.
«En definitiva, podría señalar que existen tres grandes obstáculos para los emprendedores: en primer lugar el financiamiento: esta ha sido una de las mayores debilidades en nuestro país, tomando en consideración la situación del sistema financiero y la ausencia de políticas públicas en esta materia. Sin embargo, esto también tiene que ver con la falta de conexión entre emprendedores e inversores o instituciones financieras, e incluso con la escasa identificación de asesores que puedan ayudar a los emprendedores a reducir sus problemas de financiamiento».
«Luego tenemos el problema de la Formación: esto implica la identificación de múltiples programas de formación que pueden ayudar al emprendedor a identificar metodologías para el desarrollo de clientes, estrategias de marketing, entre otros. También implica el acceso a mentores, que ayudan a los emprendedores en el viaje que están llevando a cabo».
«Y, por último, el Networking: identificación de espacios formales para que los emprendedores puedan tener acceso a socios potenciales, colaboradores, partners, asesores, mentores, e incluso puedan identificar las diferentes organizaciones que proveen servicios a este tipo de iniciativas».
P: -¿Qué ha pasado con la tasa de sobrevivencia, que siempre fue muy baja?
– El Global Entrepreneurship Monitor mostraba que para el año 2011, Venezuela exhibía cifras elevadas de actividad emprendedora, aproximadamente el 18,5% en lo que respecta a iniciativas tempranas. En este sentido, es posible presumir que esta cifra se mantenga o incluso sea un poco mayor, tomando en consideración que la situación del país trajo consigo el debilitamiento del sector productivo, impulsando la aparición tanto de emprendimientos por necesidad como por oportunidad. Sin embargo, la otra cara de la realidad muestra que la mayoría de estas iniciativas terminan convirtiéndose en pequeñas o microempresas con una limitada posibilidad de crecimiento y supervivencia.
«Tomando en consideración que una gran proporción de las iniciativas emprendedoras acometidas en los últimos años hacen foco en la necesidad, es muy poco probable que la tasa de supervivencia haya mejorado de manera significativa Estamos hablando de una tasa de sobrevivencia baja inferior a cinco años», sostiene Monteferrante.
Pero también es importante no perder de vista que los emprendedores venezolanos tienden a ser proactivos, curiosos, asumen riesgos y además son capaces de gestionar pocos recursos de manera muy eficiente. Nuestros emprendedores venezolanos son resilientes, porque han tenido que adaptarse y reaccionar ante un entorno hostil, incluso mucho antes de la pandemia.
P: -¿Las medidas anunciadas por el gobierno de Maduro –exoneraciones de impuestos, créditos y facilidades de registro- son suficientes?
-Se trata de un primer paso, aún hay mucho camino por recorrer. El sector público tiene un rol importante dentro del ecosistema emprendedor venezolano, así como, los actores que han hecho vida dentro del ecosistema y los nuevos que se han estado incorporando en los últimos dos años. Las políticas públicas que apunten a fortalecer el emprendimiento en Venezuela, no pueden estar aisladas del resto de las iniciativas que promueven los actores del ecosistema (Inversionistas, Universidades, proveedores de servicios, entre otros), dado que estos pueden ayudar en la identificación de las necesidades y las demandas del movimiento emprendedor.
P: – ¿Tiene sentido emprender en este entorno de riesgo? ¿Cuáles áreas de negocio tienen menos riesgo o más probabilidades de éxito?
Sin lugar a dudas, si consideramos las dificultades que presenta Venezuela para hacer negocios, que incluye temas como la politización de la economía, inseguridad jurídica y en general un ambiente incierto, podríamos pensar que emprender en este escenario es realmente poco probable.
Sin embargo, la otra cara de la realidad es que en Venezuela es necesario reconstruir el entramado empresarial, y por ello existen múltiples oportunidades para hacer negocios en diferentes sectores. Es un tema de rentabilidad versus riesgo. Por otra parte, ciertos cambios y flexibilizaciones en el discurso político, aunado a la dolarización de la economía, también deja entrever que ciertos cambios pudieran estar gestándose.
Finalmente, también es importante comprender que la asunción de riesgo es un elemento fundamental asociado al emprendimiento. Específicamente, el favorecer nuevas ideas, procesos o situaciones renovadoras (innovación), la anticipación y respuesta a futuras situaciones del mercado (proactividad), así como, la toma de decisiones y cursos de acción sin conocimiento cierto de los posibles resultados, son elementos inherentes a la propia noción de emprendimiento.
Por ello, el emprendedor debe ser capaz de identificar y gestionar los riesgos, puesto que esto le permite comprender las diferentes amenazas que pueden afectar sus objetivos, estrategias y planes, y así anticiparse a ellas, evaluarlas, tratar de reducirlas, monitorearlas y, en algunas circunstancias, convertirlas en oportunidades, concluye la profesora Patricia Monteferrante.
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