#Exclusivo Salud cardiovascular: estos son los altos costos de cuidar el corazón en Venezuela
En Venezuela, se estima que 10 millones de personas pueden padecer patologías cardiovasculares, mientras solo 3.000 cardiólogos ejercen actualmente en el país.
Tres de cada 10 muertes en Venezuela son ocasionadas por enfermedades cardiovasculares, según indicó la Sociedad Venezolana de Cardiología (SVC) en septiembre de 2023, a través de su portal web.
Carolina Moreno, una mujer de 48 años y cocinera de profesión, sobrevivió a un infarto durante la pandemia y ahora forma parte de las estadísticas de pacientes cardiovasculares en el país. La secuela del ataque al corazón que sufrió fue padecer insuficiencia cardiaca.
Por ello, necesita constantemente de medicinas, una dieta, nuevos hábitos en su vida y acudir a consultas regulares con un cardiólogo.
“Siempre digo que más que preocuparme, debo ocuparme. Pero no es fácil porque he necesitado disponer de un presupuesto para cubrir todo lo que necesito y a veces no me alcanza”, afirma.
Una consulta con un médico cardiólogo puede costar, dependiendo de la zona geográfica del país, entre 50 y 150 dólares, incluyendo un electrocardiograma, comenta el galeno Fernando Osorio.
Osorio apunta que en la práctica privada hay opciones menos costosas, que pueden bajar precios hasta en un 40%, pero que no será atención inmediata porque la lista de pacientes que desean acceder es larga.
Otros estudios, como la prueba de esfuerzo, tiene un costo, en Caracas y zona central del país, entre los 50 y 120 dólares, según la ubicación del consultorio, la capacidad técnica y análisis de resultados.
El precio de una prueba de holter de arritmia varía entre los 50 y 100 dólares, en función de la zona del país y el tipo de equipos disponibles.
En cuanto al área quirúrgica, el costo de la colocación de un marcapasos puede variar entre los 500 y los 4.500 dólares, dependiendo del tipo de equipos, es decir, si es especial, bicameral o unicameral.
El otro lado: lo que cuesta ser cardiólogo
El cardiólogo Igor Morr, expresidente de la Sociedad Venezolana de Hipertensión Arterial, investigador y académico, indica que estudios realizados recientemente en el país apuntan que existe una población de alto riesgo de padecimientos cardiovasculares que suman, en promedio, unos 10 millones de personas que podrían padecer patologías isquémicas.
“En Venezuela, hay un promedio de 32.000 muertos anualmente por patología cardiovascular. Es la primera causa de muerte en el país, seguida por el cáncer y en tercer lugar las muertes violentas. En el país existen aproximadamente 7 millones de hipertensos, pero la cantidad de cardiólogos que hay en el país no pasan de 3.000. No hay suficientes para atender la cantidad de pacientes”, indica.
Los especialistas que quedan, indica el investigador, tienen un escenario difícil para ejercer por cuenta propia en la práctica privada de salud. Los altos precios de adquisición de equipos y de instalar un consultorio en general, absorben cualquier presupuesto.
“Es un proceso muy cuesta arriba montar un consultorio de este tipo, es complicado”, explica Igor Morr, quien indica que un especialista en cardiología tiene dos modalidades para ejercer en el sector privado: estar asociado a una clínica mediante la adquisición de acciones o a través de convertirse en un “médico de cortesía”; es decir, que arriende un espacio en la clínica.
“Para poder trabajar y entrar en una institución privada tienes que pagar una acción, porque si no eres accionista no tienes el derecho al uso de la instalación. El precio de esa acción depende de la clínica y en algunos casos puede costar entre 100.000 y 200.000 dólares, aunque hay clínicas más baratas y otras más caras”, indica.
“También están los médicos de cortesía, quienes atienden a sus pacientes en clínicas, sin necesidad de ser accionista y paga porcentaje de honorarios, una especie de arrendamiento”, a estos profesionales la clínica los selecciona de acuerdo a sus conocimientos, trayectoria y capacidades.
“Ellos pagan un canon de arredramiento que puede ir entre los 500 y 1.000 dólares”, apunta el especialista.
Además, estos profesionales de la salud deben invertir en equipos y Morr mencionó algunos de ellos.
“Se requieren equipos de electrocardiografía, monitores de presión arterial, de oximetría, prueba de esfuerzo, equipo de radiología, monitores de 24 horas de arritmia, computadoras de análisis de marcapasos y la infraestructura básica del consultorio”, expresó el facultativo.
Todos estos equipos tienen precios que pueden llegar a 100.000 dólares, dependiendo de la calidad y el país donde se fabriquen, como ejemplo el caso de los electros, cuyo costo más elevado es está entre los 15 a 20.000 dólares los de mayor calidad, aunque pueden tener versiones fabricadas en China cuyo precio ronda los 3.000 dólares.
A esto se le debe sumar gastos operativos, como pago de electricidad, agua y otros servicios, así como también alquiler del local, sillas, escritorios, camillas. “Muchos profesionales optaron por irse del país y los que quedan tienen excelente calidad y se esmeran por atender la salud de los pacientes”, afirma.
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