#Exclusivo | Tomás Páez: hay contabilizados 7 millones de migrantes, porque la xenofobia comienza en Venezuela
En los últimos 8 años, la economía venezolana se redujo en 80%. Desde fines de 2017 el país entró en un proceso virulento de hiperinflación. A la par, una dolarización transaccional. Según la encuesta ENCOVI 2021, 95% del país vive en la pobreza, y 76.6% en la pobreza extrema.
Como es natural, algunos han aguantado la crisis. Pero otros, han metido tres trapos en una maleta y han salido caminando por el Puente «Simón Bolívar», en la frontera con Colombia. La diáspora. La dolorosa diáspora. Ya no es la clásica foto con el mural de Carlos Cruz Diez de quienes emigraban en avión.
Ese cliché quedó atrás. Ahora los venezolanos que deciden buscar una mejor vida en el exterior deben atravesar toda Centroamérica hasta cruzar el río Bravo para entrar en EEUU. Esto plantando cara, por ejemplo, a la peligrosa selva panameña.
Tomás Páez es doctor en sociología por la Universidad de Londres, y Coordinador del Proyecto Global en el Observatorio de la Diáspora Venezolana. Banca y Negocios conversó en exclusiva con el experto para revisar este complejo fenómeno, que según Inés Quintero, presidenta de la Academia Nacional de la Historia, no tiene nada que se le compare en toda historia venezolana.
– Más de lo que se dice –
El Observatorio de la Diáspora tiene contabilizados a 7 millones de venezolanos fuera del país. Están esperando producir un informe correspondiente al primer cuatrimestre, en abril, y actualizar esa cifra. “Debe haber un poco más”, precisa.
La diáspora es un fenómeno complejo –explica Páez- donde hay de todo: emprendedores, empresarios, petroleros, redes de ingenieros, médicos, etcétera. El experto puntualiza que hay 900.000 solicitudes de asilo. Es un fenómeno plural que no se puede reducir a frases pequeñas y simples.
Venezuela tiene hoy la población de 1960. En ese momento –echa la cinta atrás- teníamos varias universidades, Fedecámaras, empresarios, pobreza, desarrollos industriales, grandes inversiones.
Dice que sucede lo mismo con la diáspora. Hay de todo. “Tenemos mapeadas casi 1.000 organizaciones diaspóricas en el mundo, porque la gente no migra a países, sino a ciudades, localidades, a comunidades, etcétera. La precisión en el dato es importante para hacer políticas públicas. Cuánto más preciso mejor, y eso es lo que estamos haciendo con la estrategia de gobernanza y con la Red Global de la Diáspora de Venezuela”, expone.
Dos tercios de los venezolanos que se fueron están en América Latina y el resto esparcido por el mundo. Son 90 países y más de 400 ciudades.
¿El tema de las remesas? “Es complicado. Los estudios de Manuel Orozco y Asdrúbal Oliveros son muy buenos. No es fácil medir la evolución de las remesas. Algunos estados, como Zulia y Táchira, aportan mucho a la migración. No es fácil saber de dónde ha salido la gente; sin embargo”.
– Los montos de las remesas –
Oliveros habla de entre 4.000 y 4.500 millones de dólares anuales. Manuel Orozco habla de aproximadamente 6.000 millones de dólares. “Quizás sea un poco más, porque no se contabilizan teléfonos que se envían, compresores de neveras, pagos de clubes, condominios residenciales, y viajes que se pagan a los familiares. Hay mil cosas que hacen compleja esta medición”.
“Ese es uno de los temas que uno reclama. Ninguno de los candidatos en las regionales, e incluso los partidos políticos en Venezuela, tenían noción de cuánta gente había salido de sus estados. Y esto es importante, porque tiene un impacto –no solo en lo financiero- en los niños y adolescentes dejados atrás, y estamos hablando de 1.200.000 menores. El cambio poblacional, la incidencia en educación y salud, etcétera”, pone los datos sobre el mapa político del país.
¿Cómo está caracterizada la diáspora? “Bueno… saber quién pasa coleto en Perú, o es mesero en Madrid, es difícil; pero estas personas perciben ingresos que no recibe un ejecutivo en Venezuela. Eso es lo que les permite enviar remesas, y como el trabajo no denigra, ahí está el esfuerzo de la diáspora venezolana por producir”, relata Tomás Páez.
“Nosotros venimos haciendo un trabajo con la Red Global de la Diáspora Venezolana, junto con todas las organizaciones activas con la migración venezolana en sus distintos segmentos. Los hemos sentado, hemos facilitado el hecho de que se encuentren en esa red global. Pero la targetización está por construirse”, cuenta Páez.
Pero, el experto precisa que el Estado venezolano tiene esa data y no la libera. “Ahí comienza el primer acto de xenofobia y desprecio hacia los venezolanos. Porque tienen los datos de los consulados, de la gente que ha salido por los puertos, aeropuertos, y puntos de control fronterizo. Tienen los datos de los pensionados y jubilados, de la gente que solicita pasaporte, etcétera”, lanza un sablazo verbal dilatado.
El gobierno “tiene el registro electoral y puede hacer el análisis de esas 7 millones de personas, de las cuales 5 millones son votantes potenciales, pero que no han logrado actualizar su estatus”, redondea.
– El tema de la xenofobia –
Páez expresa que la Red está preparando conferencias sobre el tema migratorio, “porque el fenómeno de la xenofobia está muy mal encarado en general. Por ejemplo, la prostitución no se produce fuera de la frontera, sino dentro. La gente se tiene que prostituir dentro de Venezuela. Tengo la historia de una estudiante que pidió no ser juzgada por lo que iba a hacer, porque tenía dos niños”.
Páez vuelve sobre el asunto de la pobreza, los sueldos y salarios, y cita el caso de los profesores universitarios, además de otros profesionales y técnicos. Las lanchas que salen para Trinidad tienen ese factor detonante, opina el académico.
La verdadera crisis no es la migratoria, sino la que tiene Venezuela. Cuando el PIB cae 80%. Si un país tiene casi 400.000 muertos acumulados en más de 20 años, sin guerra, la cosa es preocupante. La crisis no es la de la diáspora, sino la del país. No hay país socialista que no haya generado diáspora, informa Páez.
En México, dice, han emigrado unos 11 millones de ciudadanos, pero no es el 11% de la población; pero Cuba tiene 20% de la población fuera, y de Venezuela se ha ido un quinto de la población.
“La xenofobia se origina en Venezuela. Hay suficientes antecedentes. ¿Por qué tenemos un gobierno xenófobo? Porque ha dicho ante otras naciones que la diáspora no existe, que eso es un invento del imperialismo. Lo dijo Diosdado Cabello, y antes lo había dicho José Vicente Rangel. El hecho de que Venezuela no haya producido información epidemiológica, que el BCV no suministre información sistemática que permita a las empresas ver por dónde van los tiros. Y asimismo cuando se niega que 7 millones de personas se han ido, eso es xenofobia pura y dura”, golpea con fuerza el sociólogo.
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