Expertos | Cuáles son las funciones del dinero y cómo impactan a la economía real

El dinero es un activo de características muy particulares y de aceptación general que utilizan los individuos para comprar bienes y servicios puestos a la venta por otras personas naturales o jurídicas en una economía.

El dinero hoy tiene distintas formas de presentación y su condición fundamental para facilitar el intercambio en los distintos mercados es el reconocimiento y respaldo que le da la institución gubernamental o privada que lo emite.

Por esto último, todo el dinero que circula actualmente en una economía relativamente estable es dinero fiduciario, lo que quiere decir que la gente tiene fe en que siempre la institución que lo emitió responderá por su valor.

Las funciones del dinero son principalmente las siguientes: sirve como medio de pago o cambio, también como unidad de cuenta y además como depósito de valor, las cuales, en conjunto, han contribuido a lo largo de la historia a incrementar la eficiencia en la toma de decisiones económicas y financieras por parte las familias y las empresas, y por tanto al logro de un mayor nivel de bienestar de los países donde residen.

Como medio de cambio o pago, el dinero superó ampliamente al trueque en esta función, al permitir que no fuese necesaria asignar valor a las necesidades simultáneas para realizar el intercambio de bienes y servicios.

Básicamente, esta función consiste en el uso del dinero para realizar cualquier tipo de transacción, facilitando así el intercambio de bienes, productos y servicios. Con ello se aceleró el comercio y el estímulo a la productividad y la producción, que junto con la acumulación de capital y los avances tecnológicos se convirtieron en los factores fundamentales, hoy día, para darle sostenibilidad en el tiempo al crecimiento y desarrollo de las naciones.

Como unidad de cuenta el dinero ha servido para la fijación de precios de los distintos productos que se comercializan en los mercados de bienes y servicios, pero también en otros ámbitos de intercambio muy particulares, como los son el mercado de trabajo, mercado financiero y de activos internacionales, específicamente divisas.

Así que, como unidad de cuenta el dinero es un factor común para fijar el valor de los precios de rubros como alimentos, ropa, medicinas, transporte, comunicaciones y diversiones, entre otros, pero también de salarios, sueldos, monto de intereses, descuentos y tipos de cambio.

De esta referencia básica para fijar precios se deriva también la importancia adicional de esta función para realizar presupuestos de gastos e ingresos y su control, así como también para construir sistemas de precios relativos que orientan las asignaciones y prioridades en el uso de los bienes.

Como bien se sabe, muchas veces tener dinero es concebido erróneamente como la única expresión de posesión de riqueza. Esta última se define exactamente como la tenencia, por parte de una persona o institución, de la suma de activos inmobiliarios y activos financieros, y dentro de estos últimos se incluyen activos financieros rentables y no rentables.

El dinero es un activo financieros no rentable que, además de ser el más líquido, sirve para que los inversionistas puedan acceder oportunamente y en el corto plazo a la compra de otros instrumentos que tengan rentabilidad.

Esta función del dinero que es la llamada depósito de valor, y demuestra que el dinero no se demanda sólo para cubrir transacciones de bienes y servicios, sino también para conformar portafolios de inversión conjuntamente con instrumentos y bienes que proporcionan ganancias por rentabilidad.

Para que todas las funciones del dinero se desarrollen adecuadamente y no compliquen la dinámica económica de un país se requieren dos condiciones básicas:

1.- Qué las autoridades gubernamentales, incluidos los bancos emisores cumplan con una adecuada y estricta programación de inyección de dinero en la economía.

2.- Que se propicie la mayor eficiencia posible en la canalización del ahorro mediante el sistema financiero monetario, es decir el bancario.

Si estas condiciones no se cumplen y, en cambio, se promueve un exceso de monetización de la economía (medido mediante la evolución del cociente liquidez monetaria entre producto interno bruto = M/PIB) y, simultáneamente, se aplican medidas de mayor represión financiera a la banca, terminarán por crear un cuadro desestabilizador de la economía, expresado en tasas de inflación muy elevadas y depreciaciones continuas de la moneda donde ningún tipo de dinero, sea metálico, papel, bancario o cuenta corriente, electrónico e incluso el anunciado digital podrán cumplir con las indispensables funciones ya comentadas.

Un escenario macroeconómico como éste estimula con rapidez un rechazo a la tenencia de la moneda nacional por la significativa reducción de su valor, expresado en una vertiginosa caída de su capacidad de compra, y por tanto imposibilita a la moneda mantener fijo su intercambio por bienes y servicios.

Por otra parte, fijar precios sostenibles en el muy corto plazo con un dinero que diariamente pierde valor se aproxima a una utopía. Igual resulta muy difícil en estas circunstancias mantener sistemas de control y seguimiento del dinero nacional administrado por instituciones y empresas, a objeto de calcular índices tan importantes como la rotación de inventarios, de caja y de cuentas por cobrar para aproximarse al indispensable ciclo operativo de la unidad empresarial.

Finalmente, el dinero como depósito de valor en un panorama de alzas indetenibles de precios pierde todo atractivo. Estos activos líquidos se desplazan con rapidez hacia monedas más estables u otros instrumentos de rentabilidad fija en el corto plazo.

* Ex-Investigador de Economía en la gerencia de Análisis Económico del BCV