Dos enormes explosiones en el puerto de Beirut causaron al menos 73 muertos y 3.700 heridos, sembrando pánico en la capital libanesa en medio de escenas de devastación.
«Era como una bomba atómica. He visto de todo (en mi vida), pero nada semejante», declaró a la AFP Makruhie Yerganian, un profesor jubilado que vive desde hace más de 60 años frente al puerto.
El primer ministro Hasan Diab afirmó que las explosiones fueron causadas por la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en el puerto.
El amonio se utiliza en la composición de ciertos fertilizantes, pero también de explosivos.
El director general de Seguridad General, Abas Ibrahim, dijo antes que las explosiones en un almacén del puerto pueden haber sido causadas por «materiales explosivos confiscados hace años».
«Es inadmisible que un cargamento de nitrato de amonio, estimado en 2.750 toneladas, se halle desde hace seis años en un almacén, sin medidas preventivas. Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio sobre este tema», declaró el primer ministro en la reunión del Consejo Superior de Defensa, según declaraciones citadas por un portavoz en rueda de prensa.
Diab prometió que los responsables deberán «rendir cuentas» y pidió ayuda a los «países amigos».
– Hospitales saturados –
En torno a las 18H00 locales (15H00 GMT), se escuchó una primera explosión en Beirut, seguida de otra muy potente. Los edificios temblaron y los vidrios de las ventanas se rompieron a varios kilómetros a la redonda. La onda de choque se sintió en la isla de Chipre a unos 200 km de distancia.
Por la noche, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) afirmó que sus sensores registraron la explosión como un terremoto de 3,3 en la escala de Richter.
Según el último saldo provisional del ministerio de Salud, 73 personas murieron y 3.700 resultaron heridas. Los hospitales de la capital, confrontados además a la pandemia del nuevo coronavirus, están saturados.
La ONU afirmó que varios cascos azules resultaron gravemente heridos a bordo de un barco dañado por las explosiones. Miembros del personal de la embajada de Alemania también sufrieron heridas, según Berlín.
En las calles de Beirut, soldados evacuaron a habitantes aturdidos, algunos ensangrentados, con camisetas atadas alrededor de la cabeza para vendar las heridas.
En una de las entradas del puerto de Beirut, una veinteañera corre gritando el nombre de su hermano.
Varios coches, con los airbags inflados, y autobuses quedaron abandonados en medio de las carreteras. Hay viviendas cercanas al puerto destruidas o con destrozos cuantiosos.
– «Catástrofe» –
«En el interior (del puerto) es una catástrofe. Hay cadáveres en el suelo. Las ambulancias se llevan los cuerpos», dijo a la AFP un soldado en las inmediaciones. Un hombre llora mientras pregunta a un uniformado si sabe dónde está su hijo, que se encontraba en el puerto.
Varias horas después de la tragedia, los helicópteros seguían vertiendo agua para intentar apagar las llamas.
Las fuerzas de seguridad han acordonado el sector del puerto y sólo dejan pasar a los servicios de defensa civil, las ambulancias y los bomberos.
Las fotos publicadas en las redes sociales muestran daños en el interior de la terminal del aeropuerto de Beirut, situada a nueve kilómetros del lugar de las explosiones.
Un barco amarrado frente al puerto de Beirut se incendió, pero se desconoce si había pasajeros a bordo.
Después de la tragedia, el Consejo Superior de Defensa declaró a Beirut «ciudad siniestrada», y el presidente Michel Aoun lamentó «una gran catástrofe». El primer ministro Hasan Diab decretó para el miércoles un día de duelo nacional.
– Respaldo desde el extranjero –
Un testigo estimó que la explosión era «más fuerte que la del asesinato de Rafik Hariri».
El 14 de febrero de 2005, un espectacular atentado con una camioneta cargada de explosivos se produjo al paso del convoy de Rafik Hariri.
El primer ministro Hariri y otras 21 personas murieron, en tanto más de 200 resultaron heridas. La explosión causó llamas de varios metros de alto y rompió los vidrios de las ventanas de edificios en un radio de medio kilómetro.
La tragedia del martes se suma a la difícil situación de Líbano, que atraviesa su peor crisis económica en décadas, marcada por una depreciación monetaria inédita, hiperinflación, despidos masivos y drásticas restricciones bancarias, que alimentan manifestaciones desde hace meses.
En el extranjero se ha creado una ola de solidaridad. Francia ha anunciado el envío de un destacamento de seguridad civil y «varias toneladas de material sanitario» a Beirut, así como la llegada de médicos «cuanto antes».
Canadá, el Reino Unido (que cuenta con heridos entre su personal diplomático) y Estados Unidos también se han declarado dispuestos a ayudar al pueblo libanés.
Aunque técnicamente en guerra con Líbano, Israel ha ofrecido su «ayuda humanitaria y médica al gobierno libanés», en medio de nuevas tensiones entre los dos Estados vecinos.