El FMI reportó que en el inicio del año la actividad se «desaceleró notablemente» en varias economías de la región debido a «factores idiosincrásicos» y el caso más dramático es el de Venezuela, donde ahora espera una contracción del 35% del PIB contra 25% que había estimado en abril.
«La profunda crisis humanitaria y la implosión económica en Venezuela siguen teniendo un impacto devastador, y se prevé que la economía se contraiga alrededor de 35% en 2019″, dijo la entidad, que no revisó el panorama para 2020. En su informe de abril el FMI había pronosticado una contracción de 10 puntos el próximo año.
Venezuela, sumida en una crisis política y humanitaria, sufre un debacle de su economía, que desde este año se ha agravado por las sanciones estadounidenses y apagones que paralizan el país.
Para toda la región el informe FMI espera un crecimiento de 0,6% (0,8 puntos porcentuales menos que en el informe de abril) y un repunte a 2,3% en 2020.
Este bache lastró las previsiones de crecimiento para 2019 en Brasil, con un recorte 1,3 puntos a 0,8% y en México, con una rebaja de 0,7 puntos, para una expansión del PIB proyectada en 0,9%.
Este empeoramiento del panorama de región se produce en un contexto de recorte de las previsiones para el crecimiento mundial, con una rebaja de 0,1 puntos para 2019 y 2020, para una expansión de 3,2% y 3,5%, respectivamente.
La corrección a la baja de las perspectivas para América Latina está en sintonía con un recorte de 0,3 y 0,1 puntos para las perspectivas de los mercados emergentes y en desarrollo para 2019 y 2020.
«La considerable revisión a la baja para 2019 refleja las rebajas de las calificaciones crediticias de Brasil (…) y México», indicó la entidad.
Con respecto a Brasil la entidad señaló que «el ánimo se ha deteriorado notablemente dada la persistente incertidumbre acerca de la aprobación de la reforma de las pensiones y otras reformas estructurales».
En su evaluación de México, el FMI dijo que la inversión sigue siendo débil y que el consumo privado se ha desacelerado, como resultado de la incertidumbre en torno a «políticas, el deterioro de la confianza y el aumento de los costos de endeudamiento».
– Pronósticos a la baja para Argentina y Chile –
Para Argentina, el FMI ajustó sus previsiones de crecimiento el lunes pasado en un informe detallado sobre el país, en el marco del crédito por más de 56.000 millones de dólares que tiene con la institución.
El pronóstico del crecimiento para 2019 fue ajustado a la baja con una contracción de 1,3% en 2019, frente a una proyección de un decrecimiento de 1,2% hecho en abril, en tanto que para 2020 el Fondo prevé una expansión de 1,1% frente a una proyección previa de 2,2%.
«La economía de Argentina se contrajo en el primer trimestre del año, aunque a un ritmo más lento que en 2018», destacó el FMI en referencia a la recesión que llevó al PIB de Argentina a contraerse 2,5% en 2018.
Las perspectivas para Chile también fueron revisadas a la baja, sin publicar un ajuste de las cifras, tras constatar que hubo «un desempeño económico más débil de lo esperado al comienzo del año». Sin embargo, la entidad prevé un repunte en 2020 «gracias a la adopción de políticas más acomodaticias».