Los gigantes tecnológicos estadounidenses enfrentan una mayor presión por parte de las autoridades, que amenazan con obligarlos a desprenderse de ciertos negocios. Pero en la bolsa siguen teniendo un excelente desempeño.
Las acciones de Apple, Facebook, Amazon y Alphabet (la empresa matriz de Google) han vuelto a alcanzar máximos históricos en las últimas semanas, impulsadas por beneficios récord del segundo trimestre.
Sus valores bursátiles superan cada uno el billón de dólares, y Apple incluso supera los dos billones. En un año, Alphabet ganó 80%, Facebook 40% y Apple 30%. Amazon se mantiene relativamente estable tras haber alcanzado máximos históricos en julio.
Microsoft, que también tiene un valor de mercado de más de dos billones de dólares, está por ahora fuera del radar de los reguladores.
Sin embargo, la administración del presidente Joe Biden ha adoptado una postura más agresiva con estas grandes firmas, nombrando a críticos de este sector en la agencia de autoridad de la competencia estadounidense (FTC).
En la dirección de la institución está desde junio la abogada Lisa Khan, una mujer de 32 años conocida por su hostilidad a los monopolios de las grandes plataformas tecnológicas.
– Divisiones «casi imposibles» –
Entre las quejas contra los gigantes se encuentran el dominio de Apple y Google en las aplicaciones para móviles, la falta de competencia en un mercado de la publicidad digital dominado por Facebook y Google, y las condiciones injustas para los vendedores independientes en Amazon.com.
Las demandas de la FTC por prácticas anticompetitivas también podrían obligar a Facebook a separarse de Instagram y WhatsApp.
Pero a pesar de las posturas de mano firme y los memorandos de entendimiento financieros en los litigios antimonopolio en Estados Unidos y Europa, el impulso de las grandes tecnológicas no se frena.
Al mismo tiempo, contaron con el apoyo involuntario del gobierno de China, que lanzó una fuerte ofensiva contra las mayores empresas del sector en el país.
Esto «ha sido tan fuerte que ha llevado a los inversores de la tecnología china a la estadounidense», observa Daniel Ives, analista de Wedbush Securities.
Tanto en el frente jurídico como en el legislativo, los expertos creen que cualquier acción de las autoridades podría tardar años en materializarse, y podría ser impugnada.
Dadas las controvertidas medidas legislativas necesarias para lograr dicha sanción, «las escisiones en estos grupos son casi imposibles», afirma Daniel Newman, analista de Futurum Research.
Sobre todo porque el Congreso está tan dividido, dijo Dan Ives.
«Mientras los inversores no vean un consenso sobre la normativa antimonopolio propuesta, verán esto como un riesgo moderado (para las empresas) y seguirán comprando acciones tecnológicas», dijo.
– Multas millonarias –
La solución más probable, según Daniel Newman, es la imposición de multas de miles de millones de dólares a estas empresas mientras se adaptan a los cambios normativos.
Tienen «más recursos y conocimientos del sector que los reguladores», añade.
Estas empresas también están muy expuestas a la regulación sobre la privacidad de los datos y la moderación de los contenidos, según Tracy Li, de la empresa de inversión Capital Group.
Sin embargo, «la preocupación por la privacidad o los contenidos puede reforzarlos en lugar de debilitarlos», ya que «estas empresas suelen contar con protocolos y más recursos para hacer frente a los problemas legales y de privacidad», argumenta en su blog.
Esta es una de las principales diferencias entre los reguladores y las grandes plataformas: éstas pueden innovar rápidamente, mientras que las instituciones sufren la lentitud inherente al papel de regulador.
Facebook, por ejemplo, ya se está preparando para un futuro que no estará dominado por las redes sociales, sino por el «metaverso», un «metauniverso» donde lo real y lo virtual se fusionarán gracias a las tecnologías de realidad virtual y aumentada.
Los cambios regulatorios podrían tener «un impacto significativo» en el grupo, señala el analista independiente Eric Seufert, «pero la gran escala de Facebook y la trayectoria de crecimiento de la publicidad digital lo hacen más llevadero».
«La mina de oro (…) está lejos de agotarse», añade.
En general, estas empresas aprovecharon su base para crecer aún más durante la pandemia, ofreciendo servicios innovadores a los consumidores cautivos.
«Se ha vuelto extremadamente difícil para los nuevos participantes abrirse paso», observa Newman. Para los inversores, esto significa que «nadie más puede crear valor tan rápidamente».