Guaidó, el sobreviviente que lo ha "intentado todo" contra Maduro
Sus intentos de expulsar a Nicolás Maduro del poder le han sacado canas. Juan Guaidó, el joven ‘outsider’ que irrumpió en Venezuela para ser reconocido como presidente encargado por medio centenar de países, aspira a revitalizar su ofensiva desde el Parlamento tras haberlo «intentado todo».
El cabello negro del líder parlamentario de 36 años se llenó de canas en 12 meses de pugna con Maduro y su liderazgo sufre desgaste por no conseguir, como prometía, el «cese de la usurpación» en 2019.
La popularidad de este hombre alto y delgado, que llegó a 63%, cayó a 38,9% en diciembre según la encuestadora Datanálisis.
Ingeniero industrial, con voz grave, Guaidó insiste en la ruta hacia un «gobierno de transición» cuando el domingo buscará la reelección como presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), único poder en manos de la oposición.
Desde ese cargo, el 23 de enero del año pasado reclamó la presidencia interina del país frente a una multitud luego de que la mayoría opositora legislativa declarara «usurpador» a Maduro acusándole de reelegirse fraudulentamente.
«Juan está preparado, sin duda alguna, para asumir ese desafío», dijo la diputada Olivia Lozano, copartidaria en Voluntad Popular, organización fundada por su mentor, Leopoldo López.
– Hijo de la tragedia –
Guaidó se define como un «sobreviviente» de la ‘Tragedia de Vargas’, gigantescos deslaves que provocaron miles de muertos en 1999 en ese estado costero donde nació.
Era entonces un adolescente que vivía con su madre y sus tres hermanos menores, y el primer mandato del líder socialista Hugo Chávez, fallecido en 2013, apenas empezaba.
Su instinto de supervivencia se pone a prueba en 2020 con elecciones parlamentarias previstas, aún sin fecha, en las que Maduro augura una victoria. «El sector guaidocista (…) va a quedar aislado», comentó el mandatario en una entrevista.
Pero la parlamentaria opositora Delsa Solórzano confía en la capacidad de Guaidó para «manejarse en situaciones de crisis».
Antes de asumir la jefatura del Congreso hace un año, convirtiéndose en el diputado más joven en el cargo, Guaidó era prácticamente un desconocido. Nunca fue el hombre de los grandes discursos, pero debió ponerse a la cabeza de una oposición dividida, con dirigentes encarcelados, exiliados o inhabilitados.
Su promesa: acabar con 20 años de poder chavista y resolver, con políticas de apertura, la peor crisis económica en la historia moderna de Venezuela.
– Segunda oportunidad –
Guaidó tendrá «una segunda oportunidad», considera Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Si es reelegido deberá, apunta Alarcón, «ajustar la estrategia de una manera más realista» tras fallar su búsqueda de un quiebre entre Maduro y la Fuerza Armada.
Francisco Torrealba, jefe de la bancada oficialista, cree que «seguramente pase un año más sin pena ni gloria» dirigiendo el Parlamento, cuyas funciones fueron asumidas en la práctica por una Asamblea Constituyente 100% chavista.
Atacado con dureza por Maduro, quien lo llama «muchacho bobo», Guaidó aglutinó a miles de manifestantes en las calles a inicios de 2019, pero ha perdido poder de convocatoria.
Con Estados Unidos como principal aliado, intentó sin éxito el 23 de febrero pasar por las fronteras cargamentos de alimentos e insumos médicos para atender la crisis. Y el 30 de abril lideró la sublevación de un grupo de militares junto a López, quien se refugió en la residencia del embajador de España al fracasar el alzamiento.
Católico y padre de una niña de dos años con su esposa, Fabiana Rosales, Guaidó dice haberlo «intentado todo».
Incluso se sentó en una mesa con representantes de Maduro en un diálogo mediado por Noruega y cuestionado por la oposición más radical, que no prosperó.
Torrealba desestima su liderazgo, tildándolo de simple «ejecutor de órdenes» de López y Washington.
– Bajo amenaza –
Con 4,4 millones de seguidores en Instagram y 2,3 millones en Twitter, Guaidó usa profusamente las redes sociales en un entorno en el que la prensa denuncia censura.
Enfrenta a la vez acusaciones de corrupción, vinculación con la banda delictiva colombiana «Los Rastrojos» e intentos de golpes de Estado, con procesos penales que podrían acarrear penas de 30 años de cárcel. Ello incluye una restricción de salida del país, que violó en febrero.
Estados Unidos advierte que apresar a Guaidó sería el «último error» de Maduro.
«Él ha asumido que es el líder» de la oposición, dijo Solórzano, pero sacar a Maduro del palacio presidencial de Miraflores ha resultado no ser «tan sencillo».
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