Con futuras negociaciones difíciles a la vista, la guerra en Ucrania corre el riesgo de fragilizar la unidad de la Unión Europea, en un momento en que el eje franco-alemán, considerado clave, da muestras de debilidad.
La situación actual es propicia a «nuevos desequilibrios», analiza para AFP Jean-Dominique Giuliani, presidente del laboratorio de ideas Fundación Robert Schuman.
Europa del oeste, corazón histórico del proyecto europeo, reaccionó con sorpresa a la invasión rusa de Ucrania, lo que le valió vivas críticas de los países de Europa del este, como Polonia o los Estados bálticos.
«Es cierto que los países del este de Europa ganaron algo de peso desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, después de haber advertido durante años a sus socios del peligro que suponía Rusia. Pero estas preocupaciones siempre fueron malinterpretadas por Europa Occidental, especialmente por los alemanes y los franceses», subraya Giuliani.
Las declaraciones del presidente francés Emmanuel Macron este domingo alimentaron aún más la percepción en las capitales del Este de una Europa occidental cegada. Según el líder galo, el «poder ruso se alimentó del rencor y la humillación causados por el desmembramiento del imperio soviético».
«Hay una arrogancia de parte de los polacos y de los bálticos, que están convencidos de que han tenido razón contra todos los demás. Pero decir que hay una autoridad moral de estos países en este momento no es cierto, la autoridad moral es el liderazgo, no es tener la razón», opina una fuente diplomática francesa bajo condición de anonimato.
El bloque europeo, sin embargo, se enfrenta a un problema: uno de sus ejes, el dúo franco-alemán, parece estancado.
Las diferencias entre ambos países respecto a las políticas energéticas o los proyectos conjuntos de armamento son tales que tuvieron que aplazar hasta enero una reunión prevista para el miércoles.
El sábado, se anuló otra reunión parlamentaria prevista entre Francia, Alemania y Polonia.
– Sin centro de gravedad –
La pareja franco-alemana vivió «momentos difíciles. En general, ambos países tratan de encontrar un compromiso, precisamente porque originalmente no se llevan bien. Pero tenemos claramente un periodo de crisis y la relación franco-alemana parece más tensa que nunca», explica a AFP Sylvie Bermann, exembajadora de Francia en China, Reino Unido y Rusia.
A esta tensa relación se suma el hecho de que tampoco parece que vayan a funcionar mucho mejor otros ejes, sobre todo desde la dimisión en Italia del europeísta Mario Draghi, que dio paso a un gobierno liderado por la ultraderechista Giorgia Meloni.
De manera general, «la UE carece de un centro claro de gravedad, entre otros por el fracaso del eje franco-italiano. Hoy tenemos un gobierno de extrema derecha en Italia, que probablemente no quiere cooperar con Francia por el bien de la UE», subraya una ministra de la UE que no quiere ser identificada.
En cuanto a Alemania, «está en serias dificultades, lo que le obliga a centrarse en sus problemas internos», agrega esta ministra. Admite sin embargo que «Olaf Scholz no es tan débil como dicen algunos. Vale más que eso, pero aún no lo demostró».
De cualquier modo, Varsovia «no reemplazará a Berlín, París o Roma», incluso si «gana peso», analiza.
– Cansancio –
La guerra en Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia provocaron una oleada de subidas de los precios del petróleo, gas y electricidad.
Además, la economía europea depende de las importaciones de hidrocarburos y sufre como nadie las interrupciones de suministro de gas impuestas por Rusia en reacción a las sanciones europeas.
Una situación que afecta sobre todo a Alemania, que antes de la guerra en Ucrania, dependía en más de un 55% de las entregas de gas ruso.
Ante este complejo panorama, Europa tarda en reaccionar y tiene dificultades para encontrar soluciones comunes. Francia, por ejemplo, apuesta por la energía nuclear y Alemania por el carbón. Y en Europa central, algunos países están históricamente vinculados a los hidrocarburos rusos.
Tras intensas negociaciones, los dirigentes de la Unión Europea acordaron la madrugada del viernes avanzar hacia una respuesta común a la crisis energética.
Pero aún quedan muchos puntos por decidir y las negociaciones de las próximas semanas prometen ser difíciles.
«Lo que vemos cada vez más es un cansancio y una posible erosión progresiva del consenso» en Europa, señala a AFP Stefano Braghiroli, profesor e investigador en el centro estonio de ciencias políticas Johann Skytt de la Universidad de Tartu.