Reuters
Haití intenta mejorar distribución de ayuda tras paso de huracán, brote de cólera complica esfuerzos
Médicos extranjeros tratan de frenar un brote de cólera en la costa de Haití tras el paso de un huracán, pero el foco de atención en la enfermedad llevada al país por los cascos azules hace seis años ha ralentizado la entrega de ayuda para las víctimas de la tormenta.
El huracán Matthew atravesó la región suroeste de Haití la semana pasada, dejando al menos 1.000 muertos y 1,4 millones de personas en necesidad de ayuda, incluyendo cientos de miles que perdieron sus casas. También destrozó cultivos y desató un nuevo brote de cólera.
A lo largo del paisaje costero de aldeas prácticamente arrasadas, molestos residentes han bloqueado caminos con árboles y ramas para tratar de detener el avance de los camiones de alimentos y otro tipo de asistencia.
Los bloqueos de carreteras reflejan una ira que podría escalar rápidamente si las agencias de ayuda y el Gobierno no aceleran los esfuerzos de asistencia en el país más pobre de América.
«Las donaciones siguen pasando y no se detienen. Necesitamos alimento y refugio», dijo Jean Jacques, un pescador y agricultor de 30 años. A su alrededor, cerca de 50 personas se quejaban de que nadie los había ayudado.
Naciones Unidas y organizaciones de ayuda humanitaria ahora están tratando de llegar a las áreas más afectadas por el huracán, en la operación de asistencia más grande en Haití desde el devastador terremoto de 2010.
Pero el enorme esfuerzo para controlar un nuevo brote de cólera desde el paso del huracán y las tensiones respecto a la entrega de alimentos son un recordatorio de la historia de la ayuda extranjera a Haití, que a veces ha hecho tanto daño como bien.
En octubre del 2010, las fuerzas de paz de Nepal introdujeron accidentalmente el cólera en Haití cuando su campamento vació aguas residuales infectadas en un río. A la fecha la enfermedad ha dejado más de 9.000 muertos.
«Ellos reconocen que son culpables y por eso tratan de ayudar», dijo la médico haitiana Marie Sophia Sanon, que dirige la unidad de cólera en Jeremie, la ciudad más grande cerca de la ruta del huracán y que quedó reducida en buena parte a escombros. Desde la semana pasada, ha salvado a 72 personas contagiadas con la enfermedad.
Por lo menos 9.500 millones de dólares de ayuda llegaron a Haití en los dos años después del terremoto del 2010, que según el Gobierno dejó más de 300.000 muertos. Sin embargo, muchos grupos de ayuda tienen prioridades que a menudo no concuerdan con las necesidades del país.
CÓLERA COMO PRIORIDAD
El exceso de ayuda alimentaria redujo los precios de los productos de los agricultores locales y disminuyó las ventas en las tiendas, lo que dañó a la economía e hizo más difícil que Haití volviera a ponerse de pie.
La Cruz Roja estadounidense, que recaudó 500 millones de dólares para asistencia después del terremoto, fue criticada por construir sólo seis viviendas, aunque dijo que ayudó con las reparaciones de miles de casas de haitianos.
Esta vez, Haití y sus socios están resueltos a evitar esos errores, incluso aunque los primeros años del esfuerzo de asistencia parezcan caóticos.
«Si ellos no se coordinan, tendremos exactamente la misma situación que tuvimos después del terremoto, donde todos fueron a un solo lugar, donde todos prestaron el mismo tipo de ayuda», dijo a Reuters Mourad Wahba, coordinador de asistencia humanitaria de la ONU.
La Cruz Roja haitiana, que en 2010 se concentró en proveer refugio y alimentos a las comunidades como prioridad, dijo el martes que ahora su principal preocupación es el cólera. Dirigir los recursos a controlar el brote, sin embargo, implica que habrá menos capacidad para satisfacer las necesidades urgentes.
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