Huracán Irma golpea a economía cubana ya sumergida en problemas
La economía cubana, carente de liquidez, estaba en aprietos por el recorte de la ayuda de Venezuela, menores exportaciones y un aparentemente estancado programa de reformas de mercado. Luego llegó Irma.
La tormenta, la más poderosa que ha azotado a la isla caribeña en más de 80 años, devastó el fin de semana la infraestructura, causó el colapso de la red eléctrica y dañó algunos cultivos e instalaciones turísticas clave en la costa norte del país.
El costo de la reconstrucción, así como las posibles pérdidas de ingresos en sectores como el turismo y la agricultura -que han contrarrestado parte de la debilidad de la economía-, son un duro golpe para Cuba, que está batallando por pagar a los acreedores y proveedores.
“La probabilidad de que la economía siga en recesión es ahora mucho mayor”, dijo el economista Pavel Vidal, exfuncionario del Banco Central de Cuba y actualmente profesor de la Universidad Javeriana de Cali, en Colombia.
“Con el impacto en las instalaciones en sitios claves y en la infraestructura del país, el turismo perderá dinamismo”, agregó.
Un auge del turismo en los últimos años impulsado por las relaciones con Occidente ha ayudado a mantener una economía. Cuba aún enfrenta un embargo comercial estadounidense de 57 años y sufre de una fuerte caída en los envíos de petróleo subsidiado de su aliado Venezuela.
Un incremento del 23 por ciento en la llegada de turistas extranjeros a Cuba ayudó a un crecimiento de la economía de un 1,1 por ciento en el primer semestres del año, luego de que cayó en recesión en 2016, según datos oficiales.
Sin embargo, el panorama para la segunda mitad del 2017 se ha opacado.
Primero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que endurecería las restricciones a los viajes de estadounidenses a la isla. Luego el Gobierno cubano informó que no entregaría nuevas licencias para el sector privado hasta que haya “perfeccionado” su funcionamiento.
Ahora vino Irma, que arrasó la costa norte desde este a oeste con vientos máximos sostenidos de 253 kilómetros por hora. El huracán golpeó polos turísticos populares entre visitantes canadienses y europeos, aunque dejó casi intacta el área de las instalaciones en la playa de Varadero.
Los destinos turísticos de los cayos del norte de Cuba, una zona paradisíaca donde se encuentra la cuarta parte de los hoteles de cuatro y cinco estrellas del país, quedaron llenos de árboles y postes eléctricos caídos, animales muertos y muebles destruidos, según reportan medios estatales.
Irma derrumbó también gran parte del aeropuerto, ubicado en la zona central del país y que recibe a más de 485.000 pasajeros al año.
El presidente Raúl Castro prometió el lunes que la infraestructura turística se recuperará antes del comienzo de la temporada alta a fines del año, durante el invierno boreal.
“Siempre y cuando tengas la cocina y el restaurante principal, así como las habitaciones listas, normalmente puedes acoger a los huéspedes”, dijo Eric Peyre, representante de la hotelera francesa Accor, que dirige el hotel cubano Pullman en Cayo Coco, en la central provincia de Ciego de Ávila.
Peyre dijo que los daños por Irma serían cubiertos por el seguro y que espera que el 90 por ciento de lo que el hotel necesita estará en su sitio a mediados de diciembre. “La cancha de tenis y cosas así pueden venir después”, sostuvo.
HURACÁN DESPUÉS DE LA SEQUÍA
En tanto, los daños al sector agrícola pesarán sobre las finanzas estatales y reducirán el suministro de alimentos en el corto plazo, incluso si los embalses más llenos son ventajosos a largo plazo luego de una dura sequía.
Unas 300.000 hectáreas de caña de azúcar fueron afectadas en diferentes grados, dijo Azcuba, el monopolio estatal del azúcar.
El 40 por ciento de los ingenios del país resultaron dañados, al igual que otras áreas de la industria, que sigue siendo una de las más importantes en término de empleos y de ingresos por exportaciones.
Aunque Cuba se apresuró en cosechar lo que pudo antes de la llegada de Irma, otros cultivos como el plátano y el arroz también habrían sido afectados, dijo Laura Melo, representante en Cuba del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.
“Algunas de estas áreas estaban ya seriamente afectadas por la sequía”, señaló Melo.
Cuba también tendrá que reparar decenas de miles de casas, así como carreteras, puentes, edificios públicos y la red eléctrica y telefónica.
El director técnico de la Unión Eléctrica de Cuba, Lázaro Guerra, dijo que la mayoría de las termoeléctricas situadas en la costa norte habían colapsado totalmente sus sistemas. La recuperación sería “compleja y gradual”, agregó.
“Si este año el déficit presupuestario se estimaba en alrededor del 12 por ciento, eso sin duda habrá aumentado con estas enormes pérdidas”, señaló el economista cubano Omar Everleny.
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