#NotaEditorial | ¿Por qué hay optimismo en el sector industrial?
El 59% del sector industrial cree que la situación del país será mejor al cierre del segundo trimestre de 2024, y solo 9% predijo que será peor.
Los datos son incontrovertibles. La realidad es que la economía venezolana, y en particular la industria, sufrió un importante revés en el primer semestre y las expectativas de recuperación son mucho más modestas que a finales de enero, cuando ya se apreciaba un panorama complicado.
En la reciente Encuesta de Coyuntura Industrial de Conindustria hay un componente perceptual que conviene destacar. No se habla de un número concreto, de una expectativa mensurable, sino del clima de negocios, un concepto que puede englobar muchas estadísticas.
En resumen, cuando se preguntó a los industriales encuestados si la situación del país estaba mejor o peor que en el segundo trimestre del año anterior, 81% dijo que peor y un 2% adicional señaló que, incluso, es mucho peor.
Solo 14% dijo que la situación general del país era igual a la de 2022, mientras que un mínimo 3% dijo que estaba mejor y, por supuesto, ninguno de los encuestados refirió una percepción de mejoría notable.
Cuando esta pregunta se hizo en relación con el sector industrial, 57% de los entrevistados dijo que la situación actualmente es peor que la de hace un año y un 4% estableció que es “mucho peor”, mientras que, en el ámbito de sus propias empresas, los encuestados dijeron en una proporción de 55% que su situación es peor o “mucho peor”.
Cuando se indaga en las razones de estas percepciones aparecen afirmaciones recurrentes: hay baja demanda, elevada inflación, una insuficiente provisión de financiamiento, escasez de combustible, problemas de servicios públicos, demasiada carga impositiva, competencia desleal, regulaciones excesivas, ineficiencias administrativas que afectan a la actividad económica, poco estímulo a la exportación y a la entrada de inversión, e incluso un cierto miedo al desarrollo de un clima político conflictivo y más divisivo.
Este conjunto de factores se une a una crisis financiera muy grave en la administración del Estado, por lo que la acción pública como dinamizador de la economía ha perdido su histórico protagonismo, básicamente por la contracción de la producción y las exportaciones petroleras.
En buena medida, esta crisis financiera del Estado se resuelve con diálogo político y social para que Venezuela se reinserte en los mercados internacionales y así logre obtener el capital que necesita para crecer sostenidamente, sin la debilidad que actualmente muestra el desenvolvimiento de la actividad económica.
El sector privado no está viendo avances en este sentido y el impulso de la recuperación de los años 2021 y 2022 parece haberse terminado sin que se tomen medidas de fondo para reimpulsar la marcha.
Pero… el optimismo aparece en el sector industrial
Curiosamente, cuando a los industriales se les preguntó en la Encuesta de Coyuntura Industrial de Conindustria más reciente cómo ven el futuro de cara a los 12 meses, surgió un inusitado optimismo.
De hecho, 59% de los encuestados cree que la situación del país será mejor al cierre del segundo trimestre de 2024, y solo 9% predijo que será peor. Cuando se refieren al ámbito del sector manufacturero, el optimismo aumenta: 61% de los entrevistados cree que la industria estará mejor dentro de un año.
Y cuando se perfila la situación de las empresas, 68% de los encuestados cree que estarán mejor y apenas 6% considera que puede ser peor.
Habrá que preguntarse en qué se basa semejante optimismo. ¿Qué esperan los industriales que cambie? ¿Qué indicios existen sobre la adopción de medidas que realmente cambien el entorno para invertir?
Varios empresarios consultados hablan de la oportunidad que el sector privado lidere la recuperación. La orientación del diálogo va en el camino de que el Estado viabilice, facilite la actividad de las empresas.
Los empresarios, obligados por la crisis, han asumido una responsabilidad histórica.
Actualmente, la inmensa mayoría de las importaciones las hace el sector privado para producir en el país y el incremento de las exportaciones también se debe al esfuerzo enorme de un creciente número de empresarios que asumen riesgos para diversificar nuestra oferta exportable.
Esta es una poderosa razón para el optimismo, para ver un país mejor en los siguientes 12 meses, pero se necesitan ciertas reformas que coadyuven ese optimismo.
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* El autor es economista, director de Aristimuño Herrera & Asociados y Banca y Negocios.
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