Informe Especial | Claves para entender el 2020
Cuando se acerca el fin de un complejo 2019, debemos prepararnos para enfrentar un 2020 que, según un creciente número de analistas, puede ser relativamente mejor en términos económicos que los 12 meses que van quedando atrás.
Sin embargo, Venezuela es un país profundamente incierto y volátil, por lo que hacer afirmaciones concluyentes sobre el futuro, así sea de corto plazo, puede resultar en una temeridad; sin embargo, existen tendencias que ya se prefiguran como determinantes de los escenarios macro y microeconómicos del año que está por llegar.
Entremos ahora es revisar cuáles pueden ser esas “certidumbres relativas” que determinarán el entorno en el que se moverán los negocios en 2020:
– “Estabilidad” conflictiva: Los escenarios apuntan a que hay una baja probabilidad de un cambio político en el próximo año; sin embargo, la estabilidad del status quo sigue amenazada por los efectos de la crisis y una consecuente conflictividad social, por ahora desarticulada y latente, pero que puede configurar un escenario complicado de manifestaciones, paros y eventos similares.
El más reciente estudio de la encuestadora Delphos apunta entre las tendencias más notables de la política venezolana la creciente radicalización de la base de oposición, que abarca 40% del electorado políticamente definido.
Además, esta “estabilidad” depende, en buena medida, de la capacidad represiva del gobierno de Nicolás Maduro, cuyo costo de aplicación puede ser enormemente elevado.
-Estancamiento internacional: El escenario internacional para la administración de Nicolás Maduro puede no mejorar sensiblemente, por lo que las probabilidades de que se levanten las sanciones estadounidenses en 2020 son casi nulas. Hay que recordar que las elecciones en Estados Unidos son en noviembre y, si el presidente Donald Trump, no es reelegido, en todo caso, la situación cambiaría en 2021; no obstante, hay síntomas de que Estados Unidos podría flexibilizar la dureza de sus penalizaciones en algunas áreas.
Por otra parte, difícilmente Europa y el resto de América Latina establezcan bloqueos radicales a la economía venezolana, por lo que el escenario más probable es un incremento de las sanciones a funcionarios y relacionados. El tema humanitario puede elevarse como prioridad por sobre el cambio político.
-“Lasser faire” cambiario y dolarización: No debe haber dudas de que la dolarización transaccional de facto de la economía seguirá. En nuestra firma pensamos, sin embargo, que habrá una expansión de las operaciones con Euros y otras monedas, aunque estimamos que por concepto de remesas al país lleguen unos 3.500 millones de dólares, que, junto con la entrada de capitales por repatriación y otras vías, permitirá una relativa expansión del consumo en alrededor del 20% de la población, aun cuando el nicho poblacional que maneja un mayor volumen de divisas no pasa de 10% en el país.
Una proyección razonable es que alrededor de 60% de las transacciones se realizarán en dólares u otras divisas. Es posible que se comiencen a percibir efectos sociales negativos cada vez más concretos por este fenómeno que obliguen al gobierno a generar barreras. Este uso creciente del dólar en nichos específicos de la población genera una visible y creciente desigualdad en cuanto a capacidad de consumo.
No parecen probables retrocesos, a través de medidas de control, en materia cambiaria y de precios, al menos, durante el primer semestre de 2020. Sin embargo, no hay que hacerse demasiadas ilusiones con la idea de una eventual desregulación formal de la economía, aunque es posible que surjan espacios de mayor apertura. Vemos la posibilidad de que el sector privado empiece a ocupar algunos espacios que estaban reservados al sector público, cuya posición financiera y de sanciones los obliga a abandonar.
-Crédito restringido: En nuestra opinión, el crédito bancario continuará restringido, aunque no es descartable que se flexibilicen las normas de encaje, con el fin de dinamizar en algo la producción interna. No parece probable que pase todo 2020 con las actuales normas de encaje legal, porque los efectos para la banca y el resto de la economía serían en extremo severos.
Como correlato de esta situación, actores del mercado de valores consideran que el año próximo se podría concretar el mayor número de emisiones de deuda en los últimos 20 años. 2019 cierra con un número cercano a las 100 emisiones y con la llegada de al menos 20 nuevos actores empresariales convertidos en emisores activos. Las dos grandes restricciones que tiene este mercado son los bajos rendimientos que ofrece a los inversionistas y una demanda limitada para los títulos.
En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados de esta semana revisamos algunas de los elementos claves que lucen medulares para formular un escenario relativamente claro para operar en un año 2020 que promete ser hiperinflacionario y recesivo, aunque no en las magnitudes de 2019, pero que puede traer cambios relevantes en el entorno que pueden significar desafíos y oportunidades para los negocios.
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