Informe Especial | El virus del encaje legal es cada vez más peligroso para la banca
Los indicadores generales de la banca venezolana muestran una situación financiera adecuada, en términos de capitalización, solvencia patrimonial, calidad de la cartera de crédito y rentabilidad; no obstante, aparecen factores de preocupación como resultado de políticas, de todos conocidas, que tienden a deteriorar los estados financieros del sistema y comprometen el funcionamiento de algunas instituciones.
Sin duda, la imposibilidad de otorgar créditos en función de conseguir un nivel de intermediación adecuada, está comprometiendo al sistema en términos financieros. A pesar que los ingresos por servicios han permitido que las entidades consigan mantener sus balances en positivo, la prolongada restricción del crédito y los costos de cobertura del encaje causan severos inconvenientes.
La Asociación Bancaria de Venezuela ha advertido clara y responsablemente sobre la urgencia de modificar la estrategia de encaje legal, porque el actual nivel de 85% -de lejos, el más elevado de América Latina- ya no solo significa un torniquete para la liquidez del sistema, que acumula muchos meses con saldos negativos en la cuenta de reservas excedentes, sino que puede afectar la solvencia de algunas entidades.
La posición inflexible que hasta ahora ha mostrado la dirección del Banco Central de Venezuela no se justifica, pues al indexar el valor de los créditos al tipo de cambio oficial hace que solicitar préstamos para comprar divisas no sea una actividad rentable, y esta era la única justificación para subir el encaje a niveles impensables.
Es necesario no solo reformar la estrategia de encaje legal, sino tomar otras medidas para dinamizar el crédito (tanto en bolívares como en dólares) y no solamente para que la banca pueda hacerse realmente sostenible en unas condiciones adecuadas, sino para que la economía toda cuente con financiamiento suficiente y oportuno para recuperarse.
Hay temas puntuales que es necesario revisar, como la inclusión de las captaciones por servicios de gestión de nómina en el cálculo del encaje legal, puesto que se trata de depósitos a la vista cuya circulación es tan rápida que la banca no puede rentabilizar, más allá de cobrar una comisión por servicios.
Es pertinente que se establezca una nueva política de tasas de interés, para algunas actividades, que resultan hoy tan negativas frente a la hiperinflación que desestimulan gravemente el crecimiento de carteras tan necesarias como las de consumo, vehículos e hipotecarias.
Lo cierto es que los controles han terminado por no proteger a nadie y perjudicar a todos en el mercado financiero.
En concreto, la banca enfrenta múltiples presiones, ya que no solo ha tenido que dejar de focalizarse en su negocio medular de intermediación financiera, sino que debe cumplir un rol altamente relevante en la transformación digital de los medios de pago, un proceso costoso que acarrea importantes inversiones, cuya rentabilidad no es suficiente, pero que consideramos necesario en términos de conseguir competitividad de cara al futuro.
Desde la Asamblea Nacional surgió la propuesta de canjear la cartera de títulos públicos en poder de la banca por liquidez, bajo un esquema regulado que permita otorgar préstamos a actividades productivas prioritarias. La propuesta, teóricamente, puede parecer sensata, pero el elevado nivel de concentración de la cartera de inversiones del sistema, hace que las entidades beneficiadas fuesen muy pocas.
Hay que señalar que la banca de capital privado sigue comprometida con la intermediación. En junio, concentró 74% del total de la cartera de créditos, lo que hace todavía más inexplicable el mantenimiento del actual régimen de encaje legal.
Otro tema que complica el funcionamiento del sistema es la estrategia de intervención cambiaria del Banco Central de Venezuela, que compromete las posiciones en bolívares del sistema para incrementar la oferta de divisas en el mercado. Esta es otra fuente de restricción de liquidez a la banca, ya que sus posiciones en dólares quedan ancladas, dado que no pueden intermediarse.
Es importante que el sistema bancario pueda gestionar con más libertad sus posiciones en divisas y mantener un equilibrio sano entre sus saldos en moneda nacional y signos monetarios extranjeros, en función que la gestión del mercado cambiario no represente una carga adicional.
En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados de esta semana se vuelve a poner el acento en los problemas que afectan a la banca venezolana en este contexto de alta y persistente inflación con recesión económica, los cuales tienden a agravarse, por lo que se hacen urgentes decisiones que desentraben la intermediación financiera.
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