Informe Especial | ¿Está la cuarentena llegando a un punto límite?

La respuesta a la pregunta sobre cuándo habría una reapertura formal y progresiva de la economía venezolana es difícil de responder. La situación es objeto de análisis en el seno del gobierno y aparentemente existe un debate no sobre el mantenimiento de la cuarentena colectiva, sino acerca de cuáles sectores concretos podrían ser autorizados a reactivarse con severas medidas de prevención contra el coronavirus.

Las informaciones confiables obtenidas indican que es posible que comience una reapertura formal en julio del comercio y los servicios, mientras que el sector aeronáutico podría reanudar vuelos nacionales, con limitaciones de venta de boletos y circulación de pasajeros, en agosto.

Sin embargo, estos son escenarios.

Lo cierto es que el ejecutivo nacional tiene muchos incentivos para mantener la estrategia de confinamiento. En el plano político, la cuarentena desmoviliza la expresión de cualquier descontento y se ha probado que desactiva el accionar político de la oposición.

En lo económico, permite comprar tiempo valioso para paliar la crisis de suministro de combustibles que, según encuestas recientes, es el problema más agudo que registran los sectores económicos activos. Los gremios del sector agropecuario sostienen que solo 4% de los productores privados recibe un suministro limitado de diésel.

En algunos estados existen políticas de racionamiento que suponen el suministro de solo 9 litros de gasolina por vehículo autorizado, al tiempo que los costos del carburante en el mercado negro ya está en niveles de 4 dólares por litro –un valor completamente absurdo frente a los estándares internacionales- en estados del occidente del país.

El combustible se ha convertido en la sangre del sistema circulatorio de la economía infartada que subsiste en Venezuela durante la contingencia planteada por la pandemia de Covid-19. Por ahora, informaciones no del todo confirmadas apuntan que Irán estaría enviando cuatro tanqueros con 1,5 millones de productos, fundamentalmente diésel y diluyentes, con un porcentaje bajo de gasolina.

La opción de reactivar la producción, por ahora, sigue siendo una gran incógnita.

En nuestro nuevo Informe de Perspectivas para 2020-II hemos estimado una contracción del PIB venezolano de -17,6% para el año completo, ajustando el pronóstico a un escenario de relativa recuperación a partir del tercer trimestre; sin embargo, el impacto de 90 días de cuarentena –por ahora- sería sencillamente devastador sobre la economía.

Existen frentes de duda adicionales, que tienen que ver con dos factores concretos para las empresas: flujo de caja e inventarios.

En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados de esta semana consideramos las áreas medulares en las cuales las empresas deben enfocar sus estrategias de resistencia a una política de confinamiento masivo que ha sido prorrogada, no solo en respuesta a una necesidad sanitaria -obvia y que todos compartimos-, sino como un mecanismo de ganar tiempo ante la agudización de la crisis.

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