Informe Especial | La clave para sobrevivir es gestionar una mayor incertidumbre
En las últimas semanas se ha visto un aumento preocupante de los reportes de caída de la capacidad utilizada en diferentes sectores de la economía. El más reciente indica que menos del 30% del sector químico dejó de operar en el primer semestre del año.
Lo cierto es que estamos entrando en un panorama económico más incierto en el que los retos, sobre todo financieros, de las empresas se hacen más graves, en medio de un posible escenario de deterioro de las condiciones del entorno y con más empresas en situación de tener que decidir en qué términos seguir adelante o si, simplemente, cierran. La fuerte contracción económica tiende a atenuarse en el corto plazo.
En esta situación, consideramos que las empresas deben seguir privilegiando la protección de su flujo caja, actualmente amenazado por diversos factores, pero hay dos en particular que son especialmente dañinos: la caída de la demanda y la cada vez más asfixiante presión tributaria. Ningún otro país de América Latina obliga a los agentes económicos a pagar impuestos a diario, y establece tributaciones locales tan dispersas como elevadas.
Por otra parte, estamos observando importantes niveles de descalce entre la dinámica de los gastos y la de facturación, sobre todo en áreas tan sensibles como la adquisición de materias primas, cuyos proveedores exigen pagos inmediatos, pero las cadenas de comercialización no se someten a la misma presión.
En un entorno más incierto y ante la caída del precio del dólar paralelo que, por cierto, de ninguna manera es un fenómeno sostenible, un consejo fundamental es adelantar la compra de insumos y materia prima con la finalidad de aprovechar los actuales términos de intercambio, especialmente el tipo de cambio.
Las condiciones presentes del entorno económico en Venezuela invitan a tomar decisiones cada vez más proactivas. El timing tiene una relevancia suprema, ya que dejar pasar una decisión estratégica por una semana o un día puede ser similar a un periodo de meses en años anteriores, en los cuales el entorno no pasaba por un ciclo tan negativo como el actual.
La evolución del mercado cambiario es, quizás, un buen termómetro para medir el grado de incertidumbre y volatilidad en el que se está moviendo esta economía. El cambio oficial, por ejemplo, se devaluó 96% en agosto y ahora, en lo que va de septiembre, lleva una apreciación acumulada de alrededor de 18%.
Otro elemento sustantivo de este clima de incertidumbre reforzada, si cabe el término, es la situación del crédito. El Banco Central de Venezuela sorprendió con el anuncio de un esquema de apalancamiento en la variación del tipo de cambio oficial de la cartera de créditos comerciales que, al final, ya está retrasado.
Nuestra expectativa es que el ente emisor revise su propuesta inicial, porque, justamente en medio de una caída de los precios de la divisa estadounidense, la banca sería severamente perjudicada con la aplicación forzosa de tasas que vulneran la rentabilidad de la cartera. Algunos bancos, de hecho, han decidido actuar con cautela a la hora de otorgar nuevos préstamos, en lo que va de mes.
A pesar del entorno actual, hemos observado empíricamente que más empresas están trayendo divisas al país para cumplir compromisos y reforzar su capital de trabajo, un riesgo notable que debe estar respaldado por una cuidadosa planificación financiera y una observación constante de la evolución del tipo de cambio, en función de actuar con la rapidez necesaria para preservar, tanto como sea posible, la rentabilidad de ese riesgo. Por cierto, este es un elemento que también está incidiendo en comportamiento del mercado no oficial de divisas por estos días.
La gestión de una mayor incertidumbre reclama hacer ajustes estructurales a los modelos de negocios de una manera proactiva. Esto significa que los ajustes no deben ser impuestos por la crisis, sino que deben ser decididos como parte de una estrategia que permita adelantar decisiones oportunas al agravamiento de las condiciones.
En un entorno determinado por una mayor incertidumbre, las empresas deben tomar medidas inmediatas, pero bien planificadas, para ajustarse a escenarios mucho más complejos. En el Informe Privado de esta semana, Aristimuño Herrera & Asociados ofrece sugerencias útiles a las empresas y analiza las claves del aún más complejo escenario que el país va a enfrentar en estos últimos meses de 2019.
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