#Informe | La industria petrolera, además de inversiones, necesita transparencia
Parece que la situación de la industria petrolera no es esperanzadora. La producción luce estancada en alrededor de 700.000 barriles por día y, de acuerdo con información confiable que manejamos, la capacidad de refinación utilizada promedia 15%, un dato que deja un amplio margen para la preocupación sobre la situación del suministro de combustibles.
Un elemento sumamente lamentable es que esta coyuntura se produce en un momento de precios altos en el mercado internacional y con la posibilidad de conseguir un relajamiento de las sanciones que pesan sobre el sector nacional de hidrocarburos.
Debe quedar claro que la generación de expectativas evidentemente sobredimensionadas no es siquiera un dispositivo político eficiente. En nuestro criterio, lo mejor que se podría hacer es transparentar las condiciones de nuestra principal industria y aprobar la reforma pendiente de la Ley de Hidrocarburos, tal como lo hemos señalado en informes anteriores, en función de alistar a la industria para recibir inversión financiera de compañías de probada experiencia y solvencia.
Para Venezuela, la industria petrolera es un activo fundamental, con un impacto altísimo en la posible recuperación de la economía, por lo que es del mayor interés general que su recuperación sea hecha a la vista de todos, con socios calificados (que tengan el incentivo de invertir y aumentar la producción) y en las mejores condiciones para el Estado venezolano.
No vamos a evaluar aquí las alianzas estratégicas con otros estados en el sentido de si son convenientes o no. Lo que se pide es que se conozcan las condiciones en las cuales se realizan y cuáles son los beneficios concretos que de ellas deriva la sociedad venezolana.
El estancamiento de la producción que se viene reportando en la única fuente pública de posible acceso –los informes mensuales de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)- deja ver que los esfuerzos realizados han tenido unos resultados insuficientes, por lo que se requiere, con urgencia y decisión, tomar las medidas políticas, económicas y técnicas necesarias para que el proceso de recuperación se active y marche a un ritmo acorde con los requerimientos del país.
La aparente resistencia a aprobar la reforma a la Ley de Hidrocarburos no se entiende. Todos los expertos coinciden en que hay que modificar la composición accionaria de las empresas mixtas para superar el esquema de sanciones y analistas financieros, incluso, señalan que el gobierno podría hacerlo sin ceder directamente participación a sus socios privados, sino a través de la conversión de un porcentaje de su mayoría en acciones que se coticen en el mercado de valores.
Este sería, además, un mecanismo eficiente para democratizar el capital de nuestra principal industria, sin comprometer la soberanía sobre el recurso, pero abriendo la opción de entrada a capitales privados.
El gobierno tiene la capacidad de tomar decisiones adecuadas en un momento en el que no hay amenazas políticas que pongan en riesgo su estabilidad, por lo que consideramos que esta es la hora de la gestión, para lo cual debería utilizar los mecanismos de diálogo no solo para debatir temas políticos o institucionales, sino también los económicos.
Hay que escuchar las voces que, con buena fe, conocimiento e interés por el avance del país, plantean cambios de política, no solo en materia petrolera. La participación del sector privado no puede ser solo un asunto de retórica, más ahora cuando los gremios están trabajando con agendas más propositivas.
El petróleo puede ser un buen comienzo para un eventual relanzamiento en firme de la economía, pero sin transparencia no se genera ni confianza ni credibilidad.
Es muy lamentable y preocupante que la información que el país consume sobre su industria petrolera sea, en buena medida, proveniente de fuentes anónimas y extraoficiales. Así no se construye el clima necesario para incorporar a actores expertos y financieros a un proceso indispensable de recuperación petrolera que igualmente equivale a una recuperación de la economía venezolana.
En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados de esta semana, además de analizar el tema petrolero desde el punto de vista de inversiones y la necesidad de la transparencia, revisamos la situación de crisis en las cadenas de suministros a escala internacional y cómo las empresas venezolanas deben responder a los retos que esta situación plantea. Por otra parte, también ofrecemos claves sobre cómo mejorar la estrategia de pricing en un contexto interno y externo con alta inflación.
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