Semana del 06/10/23 al 13/10/23
Semana del 06/10/23 al 13/10/23
Palabras del Editor

Hay señales positivas, a pesar de las bajas expectativas

Dos noticias positivas deben subrayarse. La primera es la mayor emisión de papeles comerciales denominados en moneda extranjera desde que se crearon estos instrumentos, por un monto de 5 millones de dólares, realizada por PIVCA Promotora de Inversiones y Valores, y la otra es un contrato de entrega anticipada de maíz por casi 4 millones de dólares, a través de la Bolsa Agrícola Bolpriaven.

Estas operaciones son indicios de una clara determinación de recuperar la economía venezolana, a través de negocios transparentes y debidamente formulados, con financiamientos conseguidos a través de mercados abiertos de capitales.

En medio de las dificultades que sigue atravesando la economía venezolana, con unas expectativas de crecimiento cada vez más modestas, el relativo dinamismo de los mercados financieros es una expresión de expectativas positivas serias, no estimulada por políticas públicas de mitigación de riesgos financieros, como el crédito subsidiado, que hace tiempo se extinguió en Venezuela.

Los volúmenes del mercado de valores en Venezuela siguen siendo muy bajos. En América Latina, nuestras bolsas de valores están entre las más pequeñas, pero son instituciones modernas, que operan con reglas claras y controles adecuados, aunque no sin dificultades.

Hay mucho por hacer, se espera una nueva Ley de Mercado de Valores que actualice los términos de operación, que permita mayor libertad en el lanzamiento y gestión de nuevos productos y que se adapte a una realidad en la que es necesario el libre acceso a financiamiento en moneda extranjera.

La historia de nuestro mercado de valores no ha sido un camino franco. Ha habido crisis en el pasado, algunas de ellas llegaron a poner en serio peligro al mercado, pero el hecho de que la Bolsa de Valores de Caracas se mantenga activa y con unas capacidades tecnológicas más que adecuadas, así como el relanzamiento de la Bolsa de Insumos Agrícolas (Bolpriaven) son indicativos esperanzadores.

Por ahora, el mercado de valores incide poco en el funcionamiento de la economía y cabría esperar una aceleración en la ejecución de estrategias de promoción de las que se ha hablado en algunos momentos del pasado, pero que siguen sin concretarse.

Ya que una parte de la estrategia de restricción monetaria del Ejecutivo pasa por mantener limitada la liquidez bancaria, parece pertinente acelerar la implantación de normas que generen mayor capacidad financiera en el mercado de valores, no para sustituir el crédito bancario, sino para que exista una alternativa válida para las empresas.

La escasa profundidad del mercado de valores se ejemplifica en el hecho de que empresas que están autorizadas para emitir acciones, no lo hacen. Básicamente, la respuesta es que el mercado no cuenta con el músculo financiero necesario para absorber una mayor oferta de títulos, por lo que con los montos transados que se observan, el panorama da para lo que hay: pocos actores con algunas operaciones puntuales importantes.

Sin embargo, las operaciones arriba reseñadas dan fe de un potencial, de una capacidad de que debe analizarse con realismo, en función de que se tomen las decisiones que permitan que, por fin, el mercado de valores ocupe el lugar que le corresponde en una dinámica económica que necesita cambiar para alcanzar tasas de crecimiento más elevadas y sostenidas en el tiempo.

El acceso al financiamiento es un tema de altísima prioridad y preocupación para las empresas en Venezuela, porque los mecanismos de apalancamiento que se están utilizando son costosos, complicados y, además, muy limitados. Este es un problema muy serio que se debería abordar con más sentido de urgencia.

En todo caso, respaldamos las iniciativas de empresas que creen en el mercado de valores, porque consideramos que pueden ser el disparador de la generación de más negocios y mejores expectativas.

César Aristimuño Economista-Director de Aristimuño Herrera & Asociados

Análisis Estratégico

¿Por qué aumentan los precios en dólares en Venezuela? Una hipótesis micro

Luego de 18 meses desde la última vez que se aumentó el salario mínimo, la pérdida de su poder adquisitivo es de casi 90% en medio de un contexto de inflación y devaluación.

Más allá de las hipótesis y explicaciones macro tradicionales que se han utilizado para explicar el fenómeno de fuerte ajuste al alza de los precios en dólares en Venezuela puede existir una hipótesis micro fundamentada.

Hasta la fecha se han alegado varias explicaciones de origen Macro, a saber:

(1) la importación de la inflación mundial, especialmente impactada por la pandemia generada por el Covid-19 y la guerra de Rusia contra Ucrania;

(2) la inflación en bolívares con incidencia sobre insumos aunado al rezago del ajuste cambiario que se reflejaría en el nivel de los precios referenciales en dólares (pero aplicaría especialmente sobre productos domésticos de componente domésticos);

(3) una eventual oferta general reducida de bienes y servicios en términos relativos incide en la formación general de precios; entre otras explicaciones.

Muchos economistas se detienen a prestar atención y a señalar que no podemos hablar de un fenómeno inflacionario en dólares, porque no estamos frente a un evento monetario cuya responsabilidad sea de un emisor doméstico.

Sin embargo, microeconómicamente hablando han sido pocas las hipótesis que analistas asoman respecto al ajuste, sector por sector, que eventualmente complementen o alternativamente expliquen ajustes superiores a la variación promedio o general de los precios en ciertos sectores económicos.

Una hipótesis que algunos han asomado es que existe un aumento como resultado de un ejercicio de poder de mercado por parte de todos los oferentes.

Sin embargo, dicha hipótesis tendría que ser contrastada empíricamente, sector por sector, y adolece de plantear una situación poco probable de ejercicio generalizado de poder de mercado. De hecho, hay quienes han asomado, erróneamente, una especie de cartel inter-sectores.

Esto carece de asidero porque, entre otras cosas, en la medida en que la oferta de un productor constituya la demanda de otro oferente, existirá un conflicto de intereses respecto a la regla de reparto que constituiría el precio intermedio.

Una de las partes buscará el menor precio mientras que la otra el mayor nivel posible (pero no ambas partes apostarán por un mayor nivel del precio intermedio de insumos).

Una explicación microeconómica plausible de los ajustes de precios en dólares en Venezuela -con la posibilidad de incidencia así sea parcial- es que, derivado de la pérdida de poder de compra de sueldos, salarios y de la moneda tanto doméstica como la divisa -recordemos que analistas apuntan a que una misma cesta de 100 US$ hace dos o tres años requiere 300 US$ para ser adquirida hoy día- se ha reconfigurado la demanda efectiva para todos los sectores económicos.

Aunado a lo anterior, recordemos que existe un umbral mínimo en la fijación de precios que es el costo marginal o el nivel de los costos incrementales respecto a la disponibilidad a pagar de los consumidores marginales o marginalistas.

En la medida que los costos asciendan y la demanda se contraiga producto de la pérdida de poder de compra de las monedas, muchos consumidores marginalistas dejarán de ser consumidores potenciales o efectivos.

Nos estaremos enfrentando a una demanda desplazada hacia la izquierda y hacia abajo y una curva de oferta impactada por el alza del precio de los insumos desplazada hacia la izquierda y hacia arriba.

En la medida que el segundo fenómeno sobre la oferta supere al primero sobre la demanda, no solo se producirá una contracción de las cantidades demandadas de equilibrio en el mercado, sino que se produciría un incremento en el precio de equilibrio.

Para verlo más fácilmente supongamos una curva de costo marginal -ergo, una curva de oferta- horizontal (costo unitario constante a lo largo de las cantidades). Todo desplazamiento de la curva de demanda con pendiente negativa hacia la izquierda y hacia abajo deja sin posibilidad de adquirir el producto a algunos consumidores que anteriormente eran supramarginales, así como especialmente a los marginales.

Asimismo, si fuese la curva de costo marginal la que se desplaza hacia arriba, al haber aumentado el umbral mínimo del precio, muchos consumidores que anteriormente poseían disponibilidades de pago superior al costo de proveerles el bien, ahora no adquirirán el producto.

Aislada o conjuntamente, estos dos fenómenos generan una reducción de la demanda o, dicho de otra forma, la nueva demanda efectiva y/o potencial estaría configurada por un reducido número de consumidores, aquellos con mayor disponibilidad de pago superior a los costos marginales.

En un escenario de precios únicos -distinto a uno con segmentación y discriminación de precios- el nuevo consumidor marginal fijador del precio constituirá uno cuya disponibilidad a pagar resulta superior al consumidor marginal inicial antes del desplazamiento de las curvas de oferta y/o demanda.

Independientemente del poder de mercado que puedan ostentar los oferentes en cada uno de sus sectores económicos y mercados, los precios serán superiores a los imperantes previamente a la pérdida de poder de compra de la demanda y al desplazamiento al alza de la curva de costos marginales.

Adicionalmente, en el caso venezolano donde podríamos esperar que exista un reducido porcentaje de consumidores con disponibilidad elevadas y similares entre sí, así como un gran porcentaje de consumidores con una reducida capacidad de pago, en la medida que el segundo grupo quede fuera del mercado o que su disponibilidad de pago sea menor al costo marginal, el precio de equilibrio del mercado dará un salto al alza determinado por los primeros.

El Efecto Precio de descreme de los consumidores con alta disponibilidad de pago más que compensa la pérdida de ingresos asociados al Efecto Volumen de perder los consumidores marginales. Sin embargo, lo anterior es un tema enteramente empírico para su sector económico.

Enrique González Porras Economista UCV. Profesor de Estrategia Competitiva y Digital, UCAB. Profesor de Economía Digital, UCAB.  Profesor de Defensa de la Competencia y Análisis Económico de la Protección al Consumidor, UMA

Gráfico de la Semana

La tasa hipotecaria de largo plazo promedio de EE.UU. llegó su punto máximo de los últimos 20 años alcanzando 7,49%. En este sentido, el endeudamiento para la compra de una casa nueva se ha encarecido considerablemente en el último año. El efecto sobre la economía dependerá de la calidad de esas hipotecas, el precio de las casas y las ventas.

Se desinfla el negocio del caucho

Un reporte de la Cámara Nacional de los Distribuidores de Cauchos revela una situación compleja de este sector, muy relevante para la economía, pero del que se habla muy poco. Veamos algunas de las cifras que reflejan la realidad de este rubro:

  • Las ventas en volumen de neumáticos han bajado 40% en comparación con el acumulado a septiembre de 2022.
  • La capacidad activa del sector está en el orden de 30% de la planta industrial.
  • El 80% de los neumáticos que se venden en el territorio nacional son de origen extranjero.
  • Alrededor de 70% de las importaciones de neumáticos que se hacen en Venezuela no satisfacen los requerimientos mínimos de calidad.
  • En el país hay una sobreoferta de cauchos, por lo que no deberían realizarse más importaciones, de acuerdo con el gremio.
  • Asocauchos sostiene que existe una mayor demanda en los sectores agrícola y minero, pero que, en realidad, la demanda particular y del transporte colectivo se mantiene estancada.

Escenarios

¿Es posible un ajuste liberal en Venezuela y cómo se plantea?

En Venezuela ha habido un consenso histórico sobre la existencia de un Estado fuerte que regule la economía, de manera que el mercado funcione dentro de ciertos parámetros que fija la administración del Estado para proteger los intereses de los más débiles.

En consecuencia, hemos vivido casi un siglo -el siglo del imperio del petróleo- bajo la sombra de un «Estado benefactor», único responsable de la prosperidad del país y donde el sector privado no es más que un proveedor de bienes y servicios, pero que no necesariamente ha constituido un pilar sobre el cual apoyar el desarrollo sostenible de la economía.

Luego de la peor crisis económica que ha padecido el país, comienza a abrirse un debate sobre la pertinencia de este modelo. La discusión no es nueva, pero lo cierto es que los defensores de la libertad económica y el libre mercado nunca habían logrado una influencia política apreciable en Venezuela.

El estatismo con sus expresiones políticamente populistas no solo ha sido la fuerza históricamente mayoritaria, sino que ha encarnado un amplio consenso político. Las preguntas que surge ahora son: ¿Ese consenso puede romperse? ¿Está el país preparado para un cambio de modelo?

Consultamos a la economista Sary Levy Carciente, profesora titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) de la Universidad Central de Venezuela (UCV); doctora en Estudios del Desarrollo por el CENDES-UCV; becaria Fullbright y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, sobre este tema.

“Si algo nos ha dejado claro el Socialismo del Siglo XXI es que impedir las dinámicas de mercado solo genera pobreza, destrucción de capacidades humanas, y deterioro de la calidad de vida de todos los ciudadanos”, dijo.

Y agregó que se trata de una lección “muy dolorosa y que no debemos olvidar”.

Sary Levy puso sobre el escritorio el caso de los empleados públicos, que se vieron obligados a emigrar o a emprender negocios propios, descubriendo las nuevas dinámicas del mercado, con sus dificultades, pero también con sus satisfacciones.

“En los peores momentos fueron las empresas privadas las que trataron de apoyar a sus trabajadores, cada una de modo distinto, cosa que no se vio en las empresas públicas, ni en la administración pública”, quiso ser contundente en este punto.

Remachó los malos resultados financieros del Estado como empresario, con malas prácticas, la depredación del ambiente y la indolencia con sus propios trabajadores.

Esto –garantiza la economista- desencadenó el absoluto rechazo de la ciudadanía.

Ahora, una parte sustancial de la población -asegura Levy Carciente- prefiere que la producción de bienes y servicios esté en manos privadas, ya que “esto le garantiza respeto a sus relaciones laborales y la persistencia de la empresa en el largo plazo, y, por ende, su calidad de vida”, subrayó.

Un mito llamado PDVSA

Esto –opina- también aplica para PDVSA. ¿Por qué? Porque las condiciones actuales de la empresa estatal exigen una enorme inyección de capital, “que el país no posee».

Levy añade que el financiamiento externo debería destinarse para atender la enorme deuda social que ha dejado el modelo actual, «no para atender únicamente el rescate de una empresa, más allá de lo importante que haya sido en el pasado”, se fue por la libre.

“Primero deben estar los ciudadanos, y, en este caso, aquellos que más han sido más afectados por el entorno”, indicó.

Pasando a otras arenas, Levy destacó que es importante que el Banco Central de Venezuela (BCV) tenga “independencia”. Con un objetivo central: “mantener el valor –interno y externo- de la moneda”. En otras palabras: “controlar la inflación y frenar la depreciación del bolívar”.

Para esto, en su opinión, deben instrumentarse políticas con claros objetivos de inflación, con la meta de llevar el indicador a un dígito lo antes posible, aproximadamente en un año y medio, como considera la economista y exdirectora de la Academia de Ciencias Económicas.

Competencia en el sector financiero

El BCV es el supervisor y regulador del sistema bancario, y su rol es de enorme trascendencia. Para estimular la inversión interna, es necesario reactivar y fortalecer el sistema financiero nacional, y el bancario debe contar con una institucionalidad que le permita cumplir con su papel de intermediación, para lograr una sana competencia entre los entes participantes.

En lo que va de siglo, sea –primero- a través de la obligación de adquirir títulos públicos, o por el direccionamiento del crédito en las gavetas, o por la reciente elevación sin sentido del encaje legal, la banca se ha visto impedida de cumplir con su rol de intermediación y de evaluación de vida del riesgo crediticio. Todo ello hay que revertirlo lo antes posible, insiste.

En torno a la potencial derrota de la inflación Sary Levy declara que se necesita “una política clara, firme y creíble, tanto en plano fiscal como monetario, ambos debidamente coordinados. Por un lado, una reforma fiscal que impida este creciente y recurrente déficit fiscal y que apunte –por el contrario- a lograr un superávit primario”, es tajante.

Crecimiento productivo, y estimulación de precios

Y avanza en su declaración: un BCV independiente, «en la medida que se va fomentando un crecimiento productivo, también se estimula una estimulación de precios”, apunta. La idea es lograr una estabilización dinámica del tipo de cambio, con libertad cambiaria. Ese es el entorno al que un ajuste, un cambio real de modelo, debería apuntar.

«La atracción de inversión extranjera es una variable siempre presente en todo proyecto de crecimiento y desarrollo. No solo sirve para complementar el financiamiento interno, sino que –además- apoyo con transferencia de tecnología», señala otra prioridad.

No hay país en nuestra región que no esté tratando de atraer inversión extranjera, sostiene la economista.

«Por eso, desde un primer momento se debe establecer un ambiente amigable a la inversión; esto significa institucionalidad, respeto de la propiedad de los inversionistas –nacionales y foráneos-, políticas de simplificación de trámites, entre otros elementos», apunta.

Hay un elemento en contra: las fallas en recursos. Venezuela tiene diversas áreas con claras posibilidad de atraer inversiones, y eso, a su vez, va a favorecer una diversificación productiva.

«Tenemos el sector energético, por lo cual debe impulsarse un proyecto de generación de electricidad, dado que contamos con energías renovables: eólica, solar, hidráulica. También el turismo, y una infinidad de áreas del sector industrial», indica al señalar que se deben liberar las fuerzas productivas largamente constreñidas por políticas intervencionistas.

¿Otra Apertura Petrolera?

Llegados a este punto de la conversación era inevitable hablar de la política petrolera. Expertos de alto voltaje como el doctor José Toro Hardy –exdirector de la vieja Pdvsa, la que llegó a estar en segundo lugar en el orbe- han planteado la necesidad de una nueva “Apertura Petrolera” como la que tuvimos en los 90 del siglo pasado, y que llevó la producción a 3.4 millones de b/d.

Sary levy no duda en su respuesta: “El sector petrolero es un área de inversión muy importante, tanto para empresarios nativos, como foráneos. En el área nacional hemos escuchado con muchísimo interés lo que se llama corrientes intermedias, o “midstream”, y la extranjera en proyectos de más alta envergadura”, abre fuegos.

Resalta el gran potencial de nuestro país en Hidrocarburos, y destaca que el mismo debe ser usado de modo idóneo para la recuperación socioeconómica de Venezuela.

“Claramente debe ser un sector para la participación de inversión privada”, se fue por la calle del medio.

Indicó que las nuevas corrientes mundiales apuntan a sustituir los combustibles fósiles por renovables. “Y por ello se tienen previsto proyectos de captura, utilización y secuestro de CO2”.

En otro orden de ideas, se tocó el punto de comercio con Colombia. “La apertura del comercio siempre es necesaria”, se limitó a contestar.

¿Esta transición prevé subsidios y políticas de apoyo para sectores sociales vulnerables? Una pregunta crítica que Levy Carciente responde afirmativamente: deben existen amplios planes de ir antes los organismos multinacionales para atender a las poblaciones más vulnerables. “se favorece la entrega directa a los beneficiarios”, remarcó.

Del populismo a un esquema liberal

Todo lo anterior suena muy loable, pero ¿Cómo habilitar una transición del populismo a un modelo liberal? “La transición será de un política populista, engañosa, discriminadora, costosa, opaca e ineficiente a una política liberal justa, con equidad de acceso, con transparente ejecución”, desmenuza la economista. “El populismo no es dadivoso, sino expoliador”, fustiga.

La economista Sari Levy Carciente, señala que Venezuela tarde o temprano -y espera que sea temprano- debe acudir a organismos multilaterales, como el FMI, el BID, la CAF, entre otros, para solicitar respaldo amplio para un plan de estabilización, que incluya el refinanciamiento de la deuda externa, el saneamiento de las finanzas públicas, y recuperar la infraestructura del país, en todos los ámbitos.

“Lo que la ciudadanía pide a gritos un programa de estabilización, una clara política monetaria, reestructurar la deuda, transparencia y rendición de cuentas”, remata la economista.

Alejandro Ramírez Morón Periodista especializado en Gerencia y Negocios

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