¿Por qué está paralizada la toma de decisiones económicas?
La urgencia por resolver la histórica crisis económica que atraviesa el país requiere de mucha más acción de la que muestra el gobierno del presidente Nicolás Maduro. A dos meses de resultar reelecto en un proceso cuestionado nacional e internacionalmente, el mandatario se ha tomado su tiempo para empezar a decidir el prometido nuevo rumbo del país.
Mientras los trabajadores ven desvanecerse su salario y los empresarios luchan por mantener a flote sus empresas, hay un silencio oficial que genera más incertidumbre y que hace temer por un desarrollo cada vez más agudo de las dificultades.
¿Qué hay detrás de este ambiente de paralización en el aparato de tomas de decisiones? Ya hemos comentado que las ideas que están detrás del plan económico del gobierno, presentado durante la campaña electoral, no apuntan a las necesidades del país, pero tampoco se han implementado ni se ven señales de que las autoridades hayan reaccionado a la agobiante realidad.
Una de las razones puede ser que los funcionarios recién designados en los cargos se están adaptando a sus nuevas tareas, es decir, ajustando los planes para tomar el control de las responsabilidades. Es el caso, por ejemplo, del vicepresidente de Economía, Tareck El Aissami, en cuyas manos están todas las industrias estatales y la autoridad sobre las privadas. Esto va desde empresas de alimentos hasta el petro.
Precisamente la criptomoneda venezolana ha estado rodeada de mucho misterio después de que se promocionó como un éxito. Tenemos información de que en efecto se realizaron algunas transacciones para importar insumos y alimentos, pero desde que se nombraron nuevas autoridades todo se paralizó.
Ese criptoactivo que se vendió como la solución para desprenderse de la dependencia del dólar podría todavía tener un remanente de relevancia en los próximos meses, toda vez que sabemos que es usual del chavismo aplicar soluciones a su medida y que sean de beneficio a los grupos que le rodean.
Por otro lado, otra causa de la parálisis actual puede ser el hecho de que se estén debatiendo internamente soluciones que no sean precisamente compatibles. Dentro del chavismo existen varias corrientes, no todas ellas con los mismos niveles de influencia, que han convertido a las ideas para salir de crisis en una forma de llamar la atención sobre problemas que desde años se venían advirtiendo y acumulando. Públicamente varios exfuncionarios han criticado el control cambiario y otro tipo de políticas claramente dañinas para la economía, pero poco se sabe de las maniobras de los grupos de poder dentro del gobierno que estén luchando para mantener sus niveles de control sobre ciertos sectores.
En este sentido, un movimiento que se debe observar es el que hizo El Aissami en la Corporación Venezolana de Guayana donde nombró a uno de sus viceministros y exdirector del BCV, Pedro Maldonado, como presidente, por lo que será la persona a través de la cual ejercerá los amplios poderes otorgados por Maduro en esa área.
Finalmente, no es descabellado pensar en el hecho de que las decisiones económicas no se han tomado por falta de conocimiento sobre qué hacer, cómo hacer o por dónde empezar. Esto siempre teniendo como telón de fondo el fin último del chavismo: mantenerse en el poder. El gobierno invitó a un grupo de expertos internacionales, tiene un acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi) y cuenta con la asesoría de la Cepal, organismos que seguramente no darán recomendaciones muy distintas a las advertencias que desde hace años hacen los economistas venezolanos.
Sea por adaptación, pugnas internas o ignorancia, la toma de decisiones económicas en Venezuela está paralizada mientras el país se mueve por inercia en una espiral hiperinflacionaria y de caída de la producción. Los mecanismos de defensa de las empresas deben estar más activos que nunca para sobrevivir a esta situación. Vigilar los indicadores de capitalización, gestionar efectivamente las cuentas monetarias, retener al personal clave, son algunas de las acciones que deben tomarse en este entorno. Esto nos obliga a mantener una buena dosis de realismo con el fin de dimensionar los problemas y las soluciones, para cada compañía en particular.
Pero esa realidad no nos exime de un pensamiento y una actitud positiva que nos permita preservar la salud, la eficacia, la disposición, confianza y adaptación permitiéndonos obtener los mejores resultados posibles en este entorno de crisis severa.
César Aritimuño Director de Aristimuño Herrera & Asociados