La Responsabilidad Social Empresarial se focaliza en suplir las fallas estructurales del Estado
La Responsabilidad Social Empresarial en Venezuela está en suspenso, dice un experto. Sin embargo, las compañías y ONGs siguen activas en condiciones difíciles. ¿La prioridad? Educación y atender necesidades básicas.
Informe Exclusivo. La Responsabilidad Social Empresarial es todo aquello que una empresa hace más allá de lo que le impone la ley para añadir valor a la sociedad. El cumplimiento de las certificaciones de calidad ISO9000 es obligatorio, por lo que no puede registrarse en un balance social como RSE.
Ya la ISO23000, que rige la materia de la RSE pero no es de cumplimiento obligatorio, establece que la filantropía es apenas una primera rendija para entrar en este vasto universo.
Venezuela es un país con una larga tradición en materia de RSE. Los primeros incipientes indicios se ubican en los campos petroleros de principios del siglo XX, con los beneficios que las petroleras entregaban a sus trabajadores.
Luego viene un gran auge en la época del empresario Eugenio Mendoza, que fabricaba soluciones habitacionales para sus empleados. En en los 80 llegó el apogeo de las fundaciones, y en los 90 aún se notaba una pujanza que comienza a ser ensombrecida en los años posteriores.
Los años 2000 siguen viento en popa y las compañías desarrollan sus planes de RSE libremente. Pero con la llegada de Nicolás Maduro al poder, la caída de los precios del petróleo a mínimos históricos de 20 dólares por barril, la RSE empieza a apagarse.
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Banca y Negocios ha hecho una investigación para determinar el estatus de la RSE actualmente en Venezuela, y las noticias no son del todo malas. La responsabilidad social de las empresas lucha por sostenerse en medio de la crisis.
Más allá de las condiciones
Antonio Vives, es Socio Principal de Cumpetere, consultora en Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Fue Profesor Adjunto en Stanford University, así como docente de finanzas en el MBA en tres universidades de EEUU e invitado en varias universidades de España y América Latina. Autor de centenares de artículos y de nueve libros sobre RSE.
En su opinión, la empresa debe ser responsable bajo cualquier tipo de condiciones. Mas cuando la gerencia está más preocupada por sobrevivir, dice. «La prioridad son tú y tu empresa, a lo mejor los empleados, pero preocuparse por los demás grupos de interés, si el producto es responsable o no, pasa a un segundo plano”.
“A diferencia de una crisis en un país desarrollado, en Venezuela vimos una contracción del PIB lo cual tiene un impacto muy fuerte en la capacidad de la empresa de hacer cosas que no son esenciales”, se va a la médula del asunto.
Y tropieza con la consecuencia directa: “La RSE cae necesariamente».
En Venezuela 99% de las empresas son Pymes, recuerda Vives, por lo tanto –subraya- es difícil mantener los planes de RSE. “Venezuela tampoco tiene una institucionalidad para promover la responsabilidad de las empresas. Depende mucho de la iniciativa propia”.
“Sí se puede esperar de la empresa privada que actúe donde está fallando el Estado. Sin duda alguna, muchas empresas grandes han tratado de hacerlo, porque no estamos hablando de fallas del Estado en un país desarrollado porque la educación no es de la calidad que debiera. No. En Venezuela existe una falla estructural del Estado”, va al quid del tema.
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La empresa –asevera- tiene que ver de qué manera puede mantener empleados que vayan a trabajar. “Deben tener transporte, un mínimo de salud, de entretenimiento. No es su trabajo suplir la labor del Estado, pero no le queda de otra”, afirma Vives.
“Con respecto a los demás países de América Latina estamos mal parados en materia de Responsabilidad Social. Colombia, por ejemplo, está mucho más avanzada. Igual Brasil, porque hay una institucionalidad que promueve la RSE. México está al lado de EEUU y un mínimo de exigencias de responsabilidad empresarial está en el Tratado de Libre Comercio, entre Canadá, EEUU y México”.
Nuevas tendencias: ASG
Han surgido nuevas tendencias, pone sobre la mesa el curtido experto, como la ASG (Ambiente, Sociedad y Gobernanza); pero hay una gran confusión en torno a ella, indica. “La ASG apunta solamente criterios para evaluar las características de una empresa. Y se ha puesto en boga en los mercados financieros, pero en Venezuela no existe. La Bolsa de Valores de Caracas no se preocupa por la RSE. Por lo tanto es algo totalmente ajeno a Venezuela”, enfatiza el experto.
Las empresas pueden emplear la ASG para evaluar sus características y mejorar su estrategia de RSE; pero el fin de los criterios de ASG es mejorar en el mercado de valores.
¿El rol social de una empresa en una economía en crisis? Lo que ya veníamos diciendo: “suplir las fallas del Estado, hacer los esfuerzos que pueda para mantener el empleo; la idea es mantener la cohesión social, lo cual no es su responsabilidad, pero sin cohesión social no puede operar”.
En suspenso
“La RSE en Venezuela está ‘on hold’, es decir, es suspenso. Yo no creo que por el hecho de que se abra la frontera con Colombia las empresas vayan a preocuparse más en estos temas”, dice Antonio Vives, Socio Principal de Cumpetere, consultora en RSC.
“Uno puede tener un poco la confianza de que las instituciones van a comenzar a apoyar la gestión responsable de las empresas. La RSE en Venezuela no ha muerto. Está en suspenso. Cuando hablamos de RSE en Venezuela hablamos de entre 50 y 100 grandes empresas en los actuales estándares de la economía nacional, porque las demás son micro, pequeñas o medianas”, concluye Vives.
Dividendo Voluntario
Ahora bien ¿Se siguen ejecutando programas de Responsabilidad Social en Venezuela? La respuesta es sí. Una muestra de ello es el Dividendo Voluntario para la Comunidad (DVC). Este organismo que agrupa a unas 100 empresas privadas, desde siempre ha trabajado con escuelas rurales, pero por la crisis ese trabajo se había detenido, explica Carlos Dini, director ejecutivo.
Más o menos en 2017, cuando Dini entró en el DVC se selló una alianza con PepsiCo que otorga una buena cantidad de recursos para atender 4 escuelas rurales, que es lo que les quedaba. Se crea el programa “Alimentación con propósito” que buscaba dotar a las escuelas de los alimentos necesarios para los alumnos.
Entre 2018 y 2022 tienen 12.000 beneficiarios de este programa, y ahora son muchas más las escuelas atendidas.
Se crea una sana competencia, y hoy tienen unas seis o siete empresas que financian. El DVC se ve forzado a salir hacia otras regiones como el Zulia, y comienzan a ofrecer programas de asesoría ambiental.
Durante la pandemia de Covid-19, el Dividendo nunca cerró. Gracias a la experta en Responsabilidad Social, Charo Méndez, comenzó a trabajar con cooperación internacional. También el DVC se propuso trabajar en otros temas, como salud sexual, por ejemplo, dice Dini.
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“Trabajar con cooperación internacional nos ha dado fuerza y organización”, expone. Los planes que tenían en 2017 se mantienen todavía. Empresas aliadas han hecho ejecución en hospitales.
-¿Se puede esperar de las empresas privadas que actúen donde el Estado está fallando?
-Recuerda que muchas empresas hacen RSE en torno a sus áreas de operaciones. Teníamos una serie de hospitales, y muchos no tenían dinero, sino conocimiento. Todo el piso 11 del Hospital Universitario de Caracas lo hicimos nosotros. Colaboramos activamente en la recuperación del Hosiptal Pérez de León de Petare, y parece una clínica privada.
“Ni las empresas salen a retratarse, ni hacemos redes”, deja en claro.
En 2021, el Dividendo Voluntario para la Comunidad creó el Banco de Alimentos de Venezuela. «Estamos recibiendo recursos de las empresas de alimentos. El 2022 ha sido para abrirse a nuevos proyectos sociales».
Ante la aparente recuperación económica, Dini expresa que ha habido un proceso de sensibilización ante los problemas del país por parte de las empresas.
La magnitud de los planes mermó
“Hemos estado bastante cerca del ecosistema de RSE en Venezuela, donde hubo una caída de 80% del PIB en los últimos 7 años. La caída económica en Venezuela –no me atrevería a decir que en la misma proporción- hizo que los planes de RSE disminuyeran”, abre fuegos el coordinador regional de Pizzolante, una empresa de asesoría especializada en comunicación de RSE, Luis Indriago.
En algunos casos fueron planes que desaparecieron porque la empresa quebró, cambió de dueños, o dejaron de tener el soporte de los dividendos de la compañía, expresa.
“Hay programas de formación presencial que se desarrollaban en varios estados del país, y ahora se mantienen virtualmente. Sigue el programa, pero ha tenido que disminuir. Hay empresas que mantienen sus programas sin cambios”.
El director de Pizzolante en Venezuela, Agustín Beroes, sazona diciendo que el resultado que la crisis ha tenido una afectación directa en los recursos, pero la crisis en materia de RSE “no solo afecta a las empresas, sino que se ha generado una emergencia humanitaria. Las mismas organizaciones que tenían programas los conservan disminuidos, pero deben hacer milagros para atender a una población con mayores necesidades. Sin embargo, ha habido sorpresas: con menos dinero se ha hecho más”, mira el vaso medio lleno.
Luis Indriago dice que sí se puede esperar que las empresas asuman el rol del Estado donde este falla. “Las empresas asumen la RSE por compromiso y apego a sus valores”, es enfático.
No “se le pide” a una empresa que haga RSE, deja en claro. Pero sí se puede esperar del empresariado que asuma las fallas del Estado. “El empresariado en Venezuela –durante décadas- ha sido muy comprometido”, remarca.
El consultor dice que el empresariado venezolano tiene una gran tradición en RSE, y los nuevos empresarios han visto las carencias de los últimos 20 años. “Yo soy de los optimistas”.
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-¿La RSE desapareció en Venezuela, o está en un momento crucial, entre morir y resurgir?
-No hay empresas sanas en entornos complejos. La crisis no existe solo en la economía, sino en lo social, Derechos Humanos, etcétera. Todo eso impacta a la RSE. Supongamos que una empresa capacita a sus obreros, o algo más cerca de la filantropía, como asistir a una escuela, yo vuelvo a ser optimista –dice Indriago-. Una cosa es tener planes de RSE y otra ser una empresa socialmente responsable.
«Por ejemplo, al mantener la operatividad industrial y la nómina permite que se eleven los estándares. El promedio de pagos en divisas en el sector Industria supera las remuneraciones en el resto de los sectores. Eso es una forma de ser socialmente responsable», dice el especialista.
Luis Indriago espera que de la misma manera en que una caída económica mermó a la RSE, una eventual recuperación económica impactaría en una mejoría.
VenAmCham: Los recursos son la gran prioridad
Por su parte, Melany Kors es Gerente de Alianza Social de VenAmCham. Dice que pese a la caída de 80% del PIB registrado en los últimos 7 años “los planes se siguen haciendo”.
Alianza Social agrupa empresas con departamentos de RSE y un 20% de ONG’s o fundaciones. Este año hizo una encuesta, donde se preguntó cuáles son los retos: los recursos financieros aparecieron en primer lugar.
“Se está fortaleciendo mucho la importancia de la RSE, más allá de lo filantrópico, sino la economía, el ambiente, y el vínculo de los consumidores con las marcas”, avanza Kors.
Asegura que todos los miembros de Alianza Social mantienen sus planes. Y si bien muchas ONG’s desaparecieron, hay otras nuevas.
“Todas las organizaciones que forman parte de nuestro comité mantienen sus planes, y muchas se han fortalecido. Han incorporado nuevos proyectos. Educación es la prioridad mayor para 100% de las organizaciones de Alianza Social y la salud es punto focal para 84%”, ofrece cifras claras.
El tema de la educación dice, es la prioridad, seguido por el ambiente, y la salud, no solo por el Covid19, sino por la salud mental de los trabajadores. Las empresas trabajan temas de alimentación más que las ONG’s y las fundaciones.
La Cámara Venezolano Americana de Comercio tiene más de 620 empresas de ingeniería, farmacéutica, alimentación, es decir, un espectro variopinto de sectores.
“Hay una diferencia entre las actividades de los actores de RSE en países desarrollados, que tratan temas como energías amigables, ciudades sostenibles, etcétera; nosotros nos ocupamos de alimentación, salud, y la atención de la salud mental a partir del Covid19 se está fortaleciendo”.
Consultada sobre si se puede esperar de los privados que se ocupen de los temas donde falla el Estado, dice que “creo que ya lo están haciendo”. La leve mejoría económica ha ayudado a que la empresa privada se robustezca. “El sector privado ha buscado la manera de seguir ayudando”.
Relata que VenAmCham tiene relación con las otras Cámaras de los países. “Es una visión muy personal, pero en Venezuela el compromiso social es impresionante. Creo que estamos más bien dando el ejemplo en América Latina”, se enorgullece la gerente.
Para Kors el rol social de la empresa en una economía en crisis tiene que ver con la importancia de la Responsabilidad Social como desarrollo humano, pero más allá se entiende que los consumidores se identifican más con marcas con compromiso social.
La RSE es la apuesta de la inteligencia económica del milenio. Cuando se produjo el crack de Wall Street en 2008, Ángela Merkel, entonces canciller de Alemania, dijo que había que relanzar al capitalismo desde una nueva forma de RSE. Venezuela parece estarse abriendo de nuevo al mundo.
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