El gobierno de unión israelí liderado por Benjamin Netanyahu y Benny Gantz asumió este domingo 17 de mayo tras recibir el voto de confianza del parlamento y puso fin a 500 días de crisis, jalonados por tres elecciones sin vencedor.
Pero el panorama que se le presenta al nuevo ejecutivo no se adivina fácil de gestionar, con una economía gravemente perjudicada por la crisis del nuevo coronavirus y un proyecto de anexión de franjas de territorio de Cisjordania ocupada, una cuestión muy delicada.
El jueves, cuando todo estaba listo, incluidos los testigos, los recién casados políticamente no se presentaron a la ceremonia prevista en la Knéset, el parlamento. La razón: desavenencias en el campo de «Bibi», apelativo del primer ministro Netanyahu.
La ceremonia fue aplazada a este domingo para que el campo del primer ministro pudiera repartirse las carteras, una negociación que duró hasta la madrugada.
«El pueblo quiere un gobierno de unión y eso es lo que tendrá hoy» domingo, declaró Netanyahu ante los parlamentarios, antes del voto de confianza.
En la Knéset, en la que tienen mayoría los bandos de Gantz y de Netanyahu, el nuevo gobierno contó con los votos a favor de 73 diputados, 12 más que el mínimo requerido.
Para el recuerdo quedará la imagen de los diputados portando mascarillas sanitarias, azules o blancas, que son precisamente los colores de la bandera israelí.
– «De unión y emergencia» –
Su acuerdo de unión prevé un reparto equitativo de las carteras entre ambos campos y mantener en el cargo a Netanyahu, cuyo juicio por corrupción comenzará a finales de mayo, durante los próximos 18 meses.
Después, el 17 de noviembre de 2021, Gantz asumirá como primer ministro por un periodo similar.
Los dos dirigentes gozan de absoluta libertad para distribuir los ministerios entre sus aliados, lo que causa un problema de congestión en el Likud, partido conservador de «Bibi» que obtuvo más escaños en las últimas elecciones, y cuenta con el apoyo de parlamentarios de la derecha radical y ultraortodoxos.
Con más de una treintena de ministros, este será el gobierno más amplio de la historia del país, y quizá también «el más caro», según criticó este domingo el nuevo líder de la oposición, Yair Lapid –un excompañero de Gantz en «Azul-Blanco»–, quien afirmó que «los israelíes merecen algo mejor».
En cualquier caso, el gobierno de «unión y emergencia» prometió dejar de lado las rivalidades políticas y defender a Israel (9 millones de habitantes) ante el nuevo coronavirus que ha causado más de 16.500 casos de infectados y 268 muertes, según cifras oficiales.
El desafío al que se enfrenta el nuevo gobierno es doble: enderezar la economía del país, en el que la tasa de desempleo se disparó del 3,4% de antes de la epidemia al 27%, pero evitando una segunda ola de contagios.
– Anexión y justicia –
Asimismo, el ejecutivo tendrá que estudiar la aplicación del proyecto estadounidense de resolución del conflicto israelo-palestino, que prevé la anexión por parte de Israel del valle del Jordán y de más de 130 colonias judías en Cisjordania ocupada desde 1967.
«Estos territorios están allá donde nació el pueblo judío, y donde se desarrolló. Es hora de aplicar la ley israelí y escribir un nuevo capítulo glorioso en la historia del sionismo», declaró Netanyahu este domingo, utilizando así el lenguaje habitual para aludir a la anexión de colonias judías en Cisjordania.
Sin embargo, Gantz no dijo nada sobre el tema este domingo en el parlamento.
Este plan ha sido claramente rechazado por los palestinos, y por diferentes actores internacionales. Según indicó el miércoles la diplomacia jordana, este proyecto podría conducir a «la región hacia más conflictos».
«¿Que ocurriría en caso de derrumbe de la Autoridad Palestina? Habría más caos y extremismo en la región. Si Israel anexiona realmente (partes de) Cisjordania en julio ello conducirá a un gran conflicto con el reino jordano» advirtió el rey Abdalá II en entrevista al semanario alemán Der Spiegel.
Pero tras estos debates sobre seguridad y anexión y al cabo de 17 meses de incertidumbre política, Israel podría también asistir a otra saga, esta vez judicial, con la apertura del juicio a Netanyahu.
El más perenne de los jefes de gobierno en la historia de Israel –14 años en el poder– se convertirá el 24 de mayo en el primero de ellos en ser juzgado por corrupción durante su mandato, a menos que la audiencia sea postergada.