La caída de las remesas para Guatemala en 2020 sería de al menos el 20 %
La emergencia sanitaria por el coronavirus SARS-CoV-2, que ha generado estragos a la salud pública en diversos países, también comienza a golpear de lleno la economía del mundo, a lo que Guatemala, un país altamente dependiente de las remesas desde EE.UU., no es ajeno.
A decir del director ejecutivo del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Jonathan Menkos Zeissig, Guatemala podría concluir el 2020 con una fuerte contracción económica derivado de las bajas «remesas, expectativas de exportaciones, turismo y disminución de la actividad productiva nacional».
Junto a su equipo, Menkos trabaja cada día para entender las repercusiones del coronavirus en el plano macroeconómico en Guatemala y otras latitudes, que sentirán de lleno la inactividad social y caída del comercio internacional.
La mayor repercusión para la economía guatemalteca podría centrarse en las remesas, con una caída en 2020 de un 20 % con respecto a lo recibido en 2019, advierte Menkos en entrevista con Efe.
El excandidato a la vicepresidencia en 2019 por el partido Movimiento Semilla, que postuló a la exfiscal general Thelma Aldana, refugiada política en EE.UU., calcula que «al final de 2020, las remesas familiares podrían sumar 8.406,6 millones de dólares, lejos de los 10.508,3 millones de dólares recibidos durante 2019».
Según datos oficiales, los 10.503,3 millones de dólares enviados al país desde el extranjero en 2019 representan casi la misma cantidad de dinero que ingresó a Guatemala por sus exportaciones, y se deben a la fuerza de al menos tres millones de guatemaltecos que viven en la nación norteamericana, la mayoría en la ilegalidad.
Así que el dicho popular que sugiere que cuando Estados Unidos tose a Guatemala le da neumonía a nivel económico es, «efectivamente», una realidad en el contexto de la pandemia de la enfermedad del COVID-19, consiente Menkos, al subrayar que «el mundo está atravesando una crisis económica que, por el contexto sanitario que la ha provocado, está evidenciando efectos fuertes y muy inmediatos».
– Depresión económica –
El Banco de Guatemala proyectaba a inicios de año, cuando llegó a la Presidencia el médico y cirujano y exdirector del Sistema Penitenciario, Alejandro Giammattei, que el país superaría al menos en una décima el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que alcanzó en 2019: un 3,5 %.
Las posibilidades de crecimiento del país para 2020, antes de que estallara la pandemia de la neumonía originada en la región de Wuhan (China) ocasionada por el SARS-CoV-2, variaban del 3,6 %, en su peor escenario, al 4,1 %, en el mejor.
Pero, con el avance de la enfermedad del COVID-19, que en el país ha dejado tres muertes y 70 contagios en total desde que se detectó el primer caso importado el viernes 13 de marzo, las proyecciones de crecimiento pasaron a ser del 0,5 al 1,5 %, según números divulgados la semana pasada por el propio Banco Central.
La nación centroamericana, una de las más pobres del continente donde uno de cada dos niños sufre de desnutrición según cifras oficiales, sin embargo podría pasar a un crecimiento negativo de entre menos 0,9 y menos 1,2 %, como sugiere Menkos.
El economista guatemalteco considera que con seguridad habrá una repercusión económica en Guatemala y el mundo, pero «en este momento es muy difícil pronosticar lo que sucederá en el mediano y largo plazo».
Menkos agrega que «muchos economistas comienzan a prever una depresión económica mundial, es decir un período de tiempo caracterizado por una reducción de la actividad económica, del empleo y de los ingresos en los hogares», por lo que le deberá tocar al Estado «diseñar mecanismos para garantizar un ingreso mínimo a las personas, principalmente a las que se verán más afectadas».
– Rescate a plazos –
Menkos asegura que la ampliación presupuestaria de emergencia en Guatemala avalada por el Congreso recientemente, que aprobó un fondo llamado «Bono Familia» por 6.000 millones de quetzales (780 millones de dólares), con el objetivo de apoyar con dinero a las familias más afectadas por la crisis actual, debe ser «un primer paso para proteger a la sociedad».
Para el mediano plazo, Menkos indica que el Icefi ha propuesto la «puesta en marcha de un ingreso mínimo garantizado para todas las personas, que no tenga condiciones y que esté vinculado al número de identificación tributaria para que aquellos que no tengan necesidad del ingreso mínimo regresen el monto recibido por esta vía cuando paguen el impuesto sobre la renta».
El tiempo, sin embargo, está en contra de estas medidas económicas y de la misma proliferación del virus, en un país donde el 60 por ciento de sus 16 millones de habitantes son pobres y uno de cada tres depende para sobrevivir del envío de dinero de sus familiares que trabajan en Estados Unidos.
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