La ciudadanía vuelve a las calles este 1° de septiembre para definir el revocatorio presidencial
Acusándose mutuamente de buscar un estallido de violencia, la oposición y el gobierno medirán sus fuerzas el jueves 1° de septiembre con movilizaciones masivas a favor y en contra de un referendo revocatorio del mandato de Nicolás Maduro.
Militares y policías empezaron a ubicarse en puntos estratégicos del país, ante lo que se prevé será la mayor pulseada callejera que hará la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para exigir al Consejo Nacional Electoral (CNE) acelerar el referendo: la denominada «Toma de Caracas».
«Toda Venezuela se está movilizando por el derecho a votar (…) por encima de la estrategia del miedo, el chantaje y el amedrentamiento, para hacer la más importante movilización política de nuestra historia reciente», aseguró el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba.
Pasando a la ofensiva, los chavistas se manifestaron el martes, lo harán también este miércoles, y convocaron para el jueves en Caracas una gigantesca movilización que llamaron la «Toma de Venezuela» para, según sus dirigentes, «defender la revolución».
Maduro acusó a la oposición de planear un «golpe de Estado» y amenazó con mandar a prisión a dirigentes opositores si se desatan hechos de violencia el jueves. «Chillen, lloren o griten, ¡presos van!», sentenció.
«La oposición se está jugando el todo por el todo, busca demostrar que es una gran mayoría en el país que quiere cambio. El gobierno está centrando su estrategia en desmoralizar, desmovilizar y meter miedo», afirmó a la AFP Diego Montoya-Ocampo, analista del IHS Markit Country Risk, con sede en Londres.
La MUD reclama al CNE la fecha exacta de recolección de cuatro millones de firmas necesarias para convocar la consulta popular, correspondiente a 20% del padrón electoral.
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Pero el CNE descartó que la marcha opositora pueda acelerar el referendo, reiteró que esa etapa se hará la última semana de octubre, y advirtió que eventuales disturbios callejeros pueden paralizar el proceso.
A la oposición le urge que el referendo tenga lugar antes del 10 de enero, porque si Maduro pierde, habrá elecciones; pero si es revocado después de esa fecha, será sustituido por su vicepresidente.
Para revocar al presidente se necesitan más de los 7,5 millones de votos con los que fue elegido en 2013. Según la firma Venebarómetro, 64% de los electores votaría en su contra.
«Aquí lo que viene es cambio, porque el pueblo quiere revocar el hambre, la inseguridad y la falta de medicinas», aseguró Torrealba, al anunciar que la movilización de opositores se concentrará en tres estratégicas avenidas del este de la capital: avenidas Libertador, Francisco de Miranda y Río de Janeiro.
Maduro, quien culpa de la crisis al desplome de los precios del petróleo y a una «guerra económica» de empresarios, enfrenta el descontento de una población que sufre por la escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que fue de 180,9% en 2015, la más alta del mundo, que fue proyectada por el FMI en 720% para 2016.
Aunque la oposición tiene a su favor el malestar popular, desde 2014 no convoca multitudes. Según analistas, en parte porque está fresco el recuerdo de la violencia en esas manifestaciones que exigían la salida de Maduro del poder, con saldo de 43 muertos.
«La expectativa que pueda haber, más allá de la cantidad, es la ruta de qué vamos a hacer de cara a una nueva etapa para el referendo», dijo a AFP el líder opositor Henrique Capriles, quien cree que las movilizaciones y la presión internacional pueden llevar al gobierno a aceptar el revocatorio.
Delegados de la MUD viajaron a Estados Unidos para pedir a las Naciones Unidas en Nueva York y a la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington que vigilen la «Toma de Caracas» y denunciar lo que consideran un «aumento de la represión».
En vísperas de la marcha, las autoridades detuvieron a dos dirigentes opositores, y envió a prisión al exalcalde Daniel Ceballos, tras un año en arresto domiciliario, por supuestamente tener un plan de fuga y planear actos violentos en la manifestación.
«El gobierno está haciendo todo esto por miedo», manifestó Torrealba. Capriles llamó a no dejarse «intimidar» y estimó que un millón de personas participará en la marcha.
Maduro asegura que todo está planeado por la «derecha fascista» como parte de una conspiración que «viene directamente del imperialismo norteamericano».
El mandatario vinculó los planes que denuncia con el juicio político contra Dilma Rousseff en Brasil y el asesinato de un viceministro de Evo Morales en Bolivia.
En medio de la crispación política, llegaron a Caracas los exgobernantes José Luis Rodríguez Zapatero (España) y Martín Torrijos (Panamá), miembros de una misión de mediación para un diálogo entre gobierno y oposición.
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