La furia de Trump torpedea la cumbre del G7
El presidente de Estados Unidos Donald Trump dio un giro radical este fin de semana contra sus aliados de Europa y Canadá a los que amenazó con imponer pesados aranceles aduaneros tras una cumbre del G7 que concluyó en un fiasco.
Esos desacuerdos contrastan con «la unidad» alcanzada durante una cumbre en China que reunió a los jefes de Estado chino, ruso e iraní con el telón de fondo de tensiones comerciales y diplomáticas con Estados Unidos.
El sábado, Trump retiró bruscamente su apoyo a un comunicado final de la cumbre de dos días que se celebró en La Malbaie (Quebec, este de Canadá), pese a un compromiso que se había alcanzado tras arduas discusiones sobre temas comerciales.
Su delegación y él mismo habían dado el aval a ese documento final que consta de 28 puntos duramente negociado por el Grupo de los Siete, que conforman Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón.
Trump justificó esa afrenta infligida a estos viejos aliados de Washington a las declaraciones de Justin Trudeau, anfitrión de la cumbre, durante la conferencia de prensa con la que se clausuró el encuentro.
El primer ministro de Canadá, país afectado como Europa y el resto del mundo por los nuevos aranceles aduaneros estadounidenses sobre el acero y el aluminio, reiteró en esa ocasión que esos aranceles eran «insultantes» para su país, vista la historia entre ambas naciones, que pelearon juntas desde la Primera Guerra Mundial.
Así como lo hizo la Unión Europea, Trudeau confirmó que su país adoptaría represalias en julio.
«Los canadienses son corteses y razonables, pero no nos dejaremos presionar», dijo el primer ministro, que poco antes había alabado el consenso logrado por los siete sobre una serie de temas. Un texto que no resolvía el conflicto en curso, pero que fue saludado por todos como un paso para aliviar la tensión y avanzar en un diálogo.
Pocas horas más tarde, herido por esas palabras, el multimillonario lanzó un tuit desde el Air Force One que lo trasladaba a Corea del Sur, advirtiendo que había ordenado a sus representantes que retiraran la firma estadounidense del comunicado final.
Además calificó a Trudeau como una persona «deshonesta y débil»…aunque el día anterior había dicho que la relación bilateral nunca había sido tan buena en la historia de ambos países.
– Incoherencia e inconsistencia –
En especial, Trump renovó su amenaza de imponer un alza de aranceles a los vehículos europeos y extranjeros importados a Estados Unidos. Un sector que pesa mucho más que el del aluminio y el acero afectado hasta el momento.
Los dirigentes del G7 ya se habían retirado de La Malbaie cuando Trump decidió romper el acuerdo. El gabinete de Trudeau aclaró que durante la conferencia de prensa de cierre el primer ministro no había hecho más que repetir lo hablado anteriormente en la cumbre.
«Pasamos dos días para tener un texto y unos compromisos. Los defendemos y cualquiera que los abandone dándoles la espalda muestra su incoherencia y su inconsistencia», afirmó por su parte el gobierno francés.
Berlín afirmó que «apoya el comunicado en el cual se pusieron de acuerdo de manera colectiva», según un portavoz.
El presidente ruso Vladimir Putin ironizó sobre el «parloteo creativo» de los países del G7 y los invitó a «centrarse en los temas concretos propios de una verdadera cooperación».
Durante la cumbre, el G7 pidió a Rusia que cese en sus intentos de «socavar a los sistemas democráticos» y rechazó una propuesta de Trump de volver a sumarla al club. Rusia fue excluida del grupo tras su anexión de Crimea en 2014, condenada como un ataque a la soberanía de Ucrania.
– Automóviles alemanes –
Estados Unidos es el primer mercado exterior para las marcas europeas de automóviles.
Alemania está particularmente inquieta: los automóviles representan en valor la cuarta parte de lo que ese país exporta hacia Estados Unidos. La parte de mercado en las marcas alemanas para el segmento de automóviles de alta gama supera el 40%, según la federación del automóvil alemana (VDA).
Los actuales derechos de aduana son efectivamente diferentes entre la Unión Europea y Estados Unidos. Europa grava las importaciones de vehículos procedentes de fuera de la UE, incluyendo los estadounidenses, con un 10%.
En Estados Unidos, los Audi, Volkswagen y otros automÓviles de origen extranjero tienen una tasa aduanera de 2,5%.
«No sorprende entonces que los alemanes nos vendan tres vehículos por cada automóvil estadounidense exportado hacia Alemania», escribió el consejero en asuntos comerciales de Trump, Peter Navarro, en una columna reciente en el New York Times.
Trump se queja a menudo, en privado, de ver muchos Mercedes en Nueva York…pero pocos automóviles estadounidenses en las calles europeas.
Para evaluar la equidad de los intercambios comerciales con sus socios, el multimillonario se concentra en una sola pregunta: ¿Tal país tiene un excedente o un déficit comercial con Estados Unidos?
En el caso de Alemania, tiene un excedente.
El presidente francés Emmanuel Macron hizo alusión a esa forma de pensar del mandatario norteamericano. Macron le replicó, durante las negociaciones en La Malbaie, que Francia practicaba el libre comercio con Alemania, y que pese a ello tenía un déficit comercial con Berlín.
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