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07/09/2016 12:01 AM
| Por

Dr. Renny Yagosesky Ph.D en Psicología, Conferencista y Escritor @DoctorRenny 

La gerencia efectiva afectiva

En términos básicos, podemos definir la gerencia como la disciplina que se encarga de estudiar y aplicar las leyes o reglas que hacen posible la dirección eficaz de una organización empresarial. Cuando decimos eficaz, nos referimos a la capacidad de generar resultados de calidad previamente definidos.

La gerencia tradicional rinde culto a la efectividad, a la capacidad de producir los efectos deseados, definidos en el proceso de planificación en sus diferentes niveles. Sin embargo, no todas las culturas operan del mismo modo y las reglas gerenciales pueden requerir cierta adaptabilidad para encajar en algunas modalidades de comportamiento.

La sobriedad japonesa, el respeto estricto de las normas y la entrega al trabajo, con el apoyo de valores como: la colaboración, la gratitud y la humildad, dista mucho de los esquemas de funcionamiento de los empleados latinos y específicamente los empleados venezolanos.

Hace varias décadas, a mediados de los años setenta, se realizó un estudio sobre las motivaciones en más de 50 países. Se tomaron como base las motivaciones de poder, afinidad y logro propuestas por David McClelland como ejes motivacionales central en el ser humano.

En esa investigación, Venezuela figuró entre los primeros 5 países orientados al poder y entre los últimos 5 orientados al logro. Siendo que el poder es la verdadera motivación de la sociedad venezolana y que en segundo lugar se ubica la motivación de afiliación, todo proyecto gerencial, debe considerar estas variables.

Pensando en esto, diseñé un modelo de Gestión y Liderazgo que he denominado Modelo Efectivo-Afectivo que pretende unificar los requerimientos del logro concreto con las necesidades afectivas de los miembros de la organización.

En el lado efectivo del modelo, figuran los factores que pueden llevar a un gerente a lograr sus metas: definir objetivos, planificar estrategias, ejecutar tareas, medir resultados, realizar ajustes sobre la base de la necesidad y las posibilidades reales, y seguir actuando y ajustando los planes hasta lograr las metas.

En cuanto a los parámetros de la gerencia afectiva, se trata de cualidades que deben considerarse y desarrollarse, para lograr que los empleados se comprometan voluntariamente en la realización de la visión de los líderes.

Esta matriz afectiva, que es la otra mitad del modelo, incluye: empatía, motivación, integración, persuasión, modelaje y resiliencia. Un gerente que entienda este entorno, debe tener alta empatía, pues el empleado promedio se siente agobiado y requiere un oído emocional que esté dispuesto a escucharlo. Además, demanda un alto grado de conexión emocional.

Sin ese salvavidas simbólico, se sienten abandonados y su ánimo se debilita, por lo que es necesario asegurarse que se sienta atendido en sus requerimientos. Ignorar este factor es condenarse a tener una empresa fría con empleados infelices.

La motivación es la clave número uno para activar la pasión de los empleados, incluso por encima del salario. Motivar, en este contexto, significa encender los detonantes mentales y emocionales que impulsan en la persona el deseo de ir a trabajar y de hacerlo con entusiasmo. Y para saber, hay que observar y preguntar.

Los equipos empresariales que funcionan son equipos integrados, que han superado la brecha del egoísmo, alineado la diversidad, y alcanzado un punto de interdependencia que permite la sinergia y el éxito. Cuando no hay integración reina el “yo”, se incrementan los conflictos y la energía se diluye en luchas internas que bloquean el esfuerzo común y retrasan los logros.

Un buen gerente debe ser persuasivo, pues parte de su tarea es vender los proyectos, animar al equipo y convencer a los jefes de que sus decisiones y puntos de vista son correctos.

Además de decir, es necesario mostrar. El gerente debe modelar lo que predica para ganar credibilidad. De lo contrario, sus palabras pierden peso y su imagen se deprecia en la organización.

Y dado que vivimos tiempos tormentosos, debe el gerente desarrollar resiliencia. Los entornos complejos y cambiantes producen muchas frustraciones, debido a la dificultad para predecir y acertar. Los buenos gerentes hacen un balance de aciertos y errores, trabajan por promedios, aprende de los errores y tienen alta capacidad para resistir el estrés y para recuperarse de derrotas transitorias.

Esas son, pues, en modo resumido, las premisas de la gerencia efectiva y afectiva, que integra una zona de gestión y una zona de relación. Si desean ponerla en práctica en su organización, estamos a la orden para ampliar los detalles del modelo.

Debemos recordar, y ese es el mensaje central aquí, que la mentalidad del empleado venezolano incluye motivaciones de afiliación y poder, y que más allá de los parámetro “duros”, debemos prestar atención a los parámetros emocionales.

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