La gran incertidumbre sobre la producción de trigo en Ucrania alarma a la FAO
La siembra de la próxima temporada de trigo en Ucrania, «que podría afectar significativamente a la inseguridad alimentaria mundial, sigue siendo extremadamente incierta» a causa de la guerra, dijo a Efe el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, que también se mostró muy preocupado por la cosecha de junio próximo.
«Ahora mismo la mayor preocupación es terminar el periodo de cosecha en junio y comenzar la próxima temporada de siembra», aseguró Qu al recordar que Rusia y Ucrania juntos proporcionan más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales y que el trigo es un alimento básico para más del 35 % de la población mundial.
Una «repentina y pronunciada reducción de las exportaciones de trigo» de ambos países a causa de la guerra «podría agravar gravemente la inseguridad alimentaria mundial, cuando los precios internacionales de los alimentos y los insumos ya son altos y volátiles» y «todavía no está claro si otros exportadores podrían llenar este vacío».
LAS EXISTENCIAS SE AGOTAN
Qu explicó que Rusia es el mayor exportador de trigo del mundo y Ucrania, el quinto: juntos suministran el 19 % mundial de cebada, el 14 % de trigo y el 4 % de maíz. También son los principales proveedores de colza y representan el 52 % del mercado mundial de exportación de aceite de girasol, mientras que la oferta mundial de fertilizantes también está muy concentrada, con Rusia como principal productor.
«Los inventarios de trigo ya se están agotando en Canadá y es probable que las exportaciones de EE.UU., Argentina y otros países se vean limitadas, ya que los gobiernos tratarán de garantizar el suministro interno» mientras aumentarán las de los países que dependen de las importaciones, «añadiendo más presión a los suministros mundiales», como Egipto, Turquía, Bangladesh e Irán, que compran más del 60 % de su trigo a Rusia y Ucrania.
Túnez, Yemen, Libia y Pakistán también dependen en gran medida de esos dos países para su suministro de trigo, dijo el responsable de la FAO, antes de resaltar que también «es probable que el comercio mundial de maíz se reduzca debido a las expectativas de que la pérdida de exportaciones de Ucrania no sea cubierta por otros exportadores, y a los elevados precios».
LA COSECHA Y LA SIEMBRA
«No está claro si los agricultores ucranianos podrán cosechar y entregar las exportaciones restantes de cereales al mercado. El desplazamiento masivo de población ha reducido el número de trabajadores agrícolas. El acceso a los campos agrícolas es difícil», dijo el director general sobre la recolección de junio próximo, antes de añadir que la cría de ganado y aves de corral y la producción de frutas y verduras también pueden verse «limitadas».
Añadió que los puertos ucranianos del mar Negro «ya no son viables» e incluso «si la infraestructura de transporte interior se mantiene intacta, el envío de grano por ferrocarril sería imposible por la falta de un sistema ferroviario operativo».
«El aumento de las primas de los seguros en la región del mar Negro agravaría los ya elevados costes del transporte marítimo, incrementando los de las importaciones de alimentos. Tampoco está claro si las instalaciones de almacenamiento y procesamiento permanecerán intactas y con personal», detalló el director general de la FAO.
«En cuanto a la siembra de la próxima temporada, que podría afectar significativamente a la inseguridad alimentaria mundial, sigue siendo extremadamente incierta y dependerá» de varios factores, sobre todo de «la rapidez con la que cese el conflicto y las condiciones en las que se detenga».
Pero también, agregó, «del nivel de daños en la infraestructura logística del sistema agrícola en Ucrania; la capacidad de disponer de las semillas, los fertilizantes y todos los insumos necesarios, y la capacidad de que la mano de obra agrícola pueda volver a desarrollar sus actividades».
EL ALZA DE PRECIOS
Qu Dongyu destacó que aunque los puertos rusos del mar Negro «están abiertos por ahora y no se espera ninguna interrupción importante de la producción agrícola a corto plazo», las sanciones a Rusia «han provocado una importante depreciación que, de continuar, podría socavar la productividad y el crecimiento y, en última instancia, elevar aún más los costes de producción agrícola».
El máximo responsable de la agencia de la ONU también se refirió al negativo efecto del aumento de los precios energéticos en el sector agrícola por la guerra: «Rusia es un actor importante en el mercado mundial de la energía, ya que representa el 18 % de las exportaciones mundiales de carbón, el 11 % del petróleo y el 10 % del gas. La agricultura requiere energía a través del uso de combustible, gas y electricidad, así como de fertilizantes, pesticidas y lubricantes. La fabricación de ingredientes y piensos también requiere energía».
Para hacer frente a esta situación, la FAO ha indicado cinco recomendaciones políticas: «mantener abierto el comercio mundial de alimentos y fertilizantes», «encontrar nuevos y más diversos proveedores de alimentos», «apoyar a los grupos vulnerables, incluyendo a los desplazados internos», «evitar reacciones políticas ad hoc» y «reforzar la transparencia y el diálogo en el mercado», concluyó.
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