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25/03/2018 02:34 PM
| Por Raúl Gil Arias * / @raulgilarias

La inflación, impuesto sin legislación que disminuye la recaudación real

Para el venezolano común resulta difícil saber de índices económicos y demás, entre ellos la inflación, que representa la variación de precios hacia el alza en la economía, porque el Banco Central de Venezuela (BCV) no los publica desde el 31 de diciembre del 2015.

Debemos analizar la relación entre las tasas pasivas y la inflación, porque en economías donde la inflación es superior a las tasas pasivas, el individuo que ahorra pierde valor en su dinero como está ocurriendo en nuestro país.  También resulta problemático cuando los ingresos familiares aumentan en menor proporción que la inflación, porque se presenta la pérdida de poder adquisitivo, ya que el individuo tiene más dinero pero puede adquirir menos bienes que antes.

¿Qué es la inflación? Existen varias definiciones, la más común es «aumento sostenido en el nivel general de los precios» o desde la perspectiva del ingreso «es la pérdida del poder de compra del dinero»; si le pregunta a cualquier persona en la calle, le respondería «es una situación en que con la misma cantidad de dinero cada vez que voy al supermercado puedo comprar menos cosas».

La inflación hace que el precio de los bienes y servicios se incremente, o que el valor del dinero disminuya, lo que afecta el poder adquisitivo de las personas. En nuestro país muchas personas obtienen muy pocos ingresos o dependen de un solo ingreso, cualquier incremento en la inflación disminuye su ya poca capacidad de compra.

Se dice que la inflación es un impuesto a los pobres. ¿Por qué esta afirmación? Veamos por qué:

Las personas con bajos ingresos y que dependen de un ingreso son las más afectadas cuando se presenta el fenómeno inflacionario, puesto que no están en condiciones de incrementar sus ingresos en la misma proporción en que se incrementan los precios de bienes y servicios.

La inflación tiene sus bases no solo en parámetros económicos sino también en el comportamiento humano, aún cuando se creen condiciones favorables para eliminarse, esta tiene una inercia propia en la cual la inseguridad jurídica de las empresas no contribuye a disminuir. En economías inestables, el empresario busca el retorno de su inversión en períodos muy cortos y es aquí donde se produce otro efecto de incremento de precios, por necesitar mayores rendimientos en tiempos menores.

Otro factor que incide en los precios es el aumento de la masa monetaria con la consecuente disminución de oferta de bienes y servicios, tenemos un mercado donde la demanda supera la oferta y aún cuando puedan existir especuladores de oficio, que siempre los habrá pero en un mercado sano tienden a desaparecer, porque realmente el mercado puede regularse solo sin la intervención del Estado.

El aumento de precios atenta contra el ahorro, porque disminuye la capacidad monetaria del individuo y sin ahorro no hay crédito. Al no haber crédito se estanca la economía porque el dinero no circula con la velocidad que se requiere. Veamos el ejemplo de la economía estadounidense donde el primer objetivo para salir de la crisis financiera era reactivar el crédito y esa fue la razón del subsidio de 700 mil millones de dólares a los grandes bancos para reflotarlos, adquirir en fusiones forzosas a los bancos pequeños, pero sin paralizar el crédito.

En economía, y en la propia vida, todo gira en torno a la confianza, si un empresario espera que sus insumos de materia prima aumenten en el futuro, él, para evitar el costo de reposición, aumentará el precio de su producto.

Tenemos que coordinar en el país acciones efectivas de cambio, donde el Estado garantice la seguridad jurídica de las empresas, pero que puedan generar empleo productivo bien remunerado, de modo que el trabajador venezolano recupere su poder adquisitivo y conlleve a un aumento de la producción de bienes y servicios, logrando disminuir la velocidad de la inflación y su consiguiente minimización.

Los impuestos son necesarios y es la forma que tienen los gobiernos de conseguir fondos para ejecutar proyectos y acciones que beneficien a una mayoría, sin embargo la inflación le quita sobre todo a la base de la pirámide, los de menores recursos pero no logra retribuir a nadie y es por esto que muchos la consideran el peor impuesto.

El incremento de precios genera distintos efectos a nivel tributario. La falta de reconocimiento por las autoridades fiscales implica una mayor carga tributaria en los contribuyentes. A nivel de política fiscal, la inflación le permite al Estado internamente ajustar el gasto público y mejorar sus ingresos por recaudación.

La inflación es el injusto y más cruel de los impuestos, pues un elevado índice de precios al consumidor provoca inestabilidad, incertidumbre y pérdida de bienestar que no solo hacen impensable una mayor inclusión financiera, sino que promueven la exclusión de millones de personas de los beneficios de la intermediación de estos servicios.

Los impuestos, generalmente discriminan, es decir, pechan la actividad económica de algunos; por ejemplo: solo pagan las personas y empresas que tengan ciertos niveles de ingresos, pueden ser progresivos, en el sentido de que quien más gana, más porcentaje de impuesto paga, pero la inflación es un impuesto inconsulto que no discrimina: la pagan todos los ciudadanos sin distingo, y sí golpea más fuerte a las clases más desposeídas, porque generalmente estas solo tienen ingresos en la moneda “inflada”, y tienen acceso a menos instrumentos y formas para protegerse de la inflación.

Ciertamente en el corto plazo hay ganadores: el propio gobierno, porque financia sus gastos, y también los primeros receptores de ese gasto, como la burocracia, los proveedores de servicios del gobierno y contratistas. Pero en la medida en que ese dinero “sin respaldo” en producción, moneda mala dirían algunos expertos, va circulando por el torrente sanguíneo de la economía, empiezan a aparecer los perdedores: la mayoría de los ciudadanos, porque tienen que soportar el impacto de la escalada de precios… En el largo plazo perdemos todos como sociedad.

Si recordamos que el principal mandato que la Constitución o ley fundamental de una República da a su Banco Central, es controlar la inflación, preservar el valor de la moneda, entonces la gestión del Banco Central de Venezuela está reprobada. Su directiva debería poner sus cargos a la orden, en un acto de responsabilidad. Fallar en esta fundamental tarea, ¿no pone en duda la justificación de la existencia de la Banca Central?

Si antes de la existencia de los bancos centrales la emisión de dinero se daba por parte de bancos privados, y la evidencia empírica muestra que prácticamente no existía inflación, es decir, los precios en la economía eran estables; y luego los gobiernos crean un banco para monopolizar la emisión de dinero, hacen una moneda de curso legal y forzoso, llamado Banco Central, y el fenómeno inflacionario comienza a hacerse peor y más frecuente, ¿esto no pone en duda la justificación de la existencia de la Banca Central?

En conclusión, los impuestos son cobrados por el Estado a través de los gobiernos, así la inflación es un impuesto que pagamos por la incapacidad de los gobiernos para establecer políticas públicas que la controlen, disminuyendo directamente nuestra capacidad de consumo, efecto que tiene cualquier gravamen.

La falta de una adecuada consideración de los efectos inflacionarios está provocando que el impuesto sobre la renta de las personas naturales y jurídicas se convierta gradualmente en una tributación regresiva.

Es absolutamente necesario corregir la tarifa del Impuesto sobre la Renta con respecto y tomando en cuenta la inflación, el tratamiento actual es regresivo desde el punto de vista de la distribución, progresivizando el impuesto en un tramo cada vez menor de la tarifa y desnaturalizando el impuesto.

«La inflación es un impuesto sin legislación».
Milton Friedman.

* Contador Público- Abogado Tributario. Docente de la UCAB en Derecho Financiero y Tributario.

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